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viernes, 19 de abril de 2024

Peronismo Esotérico (Parte 4)

 


Peronismo Esotérico (Parte 4)

Por Sirius Mazzu

 

Isabelita

En mayo de 1965 Isabel fue enviada por Perón a visitar a Jorge Antonio, en Paraguay. Antonio fue consejero, amigo y financista del General, a quien conoció en 1943; como director de la General Motors y la Mercedes-Benz en el país, se dice que fue uno de los testaferros del dinero nazi que llegó al país para ser lavado luego de la Segunda Guerra Mundial. También era uno de los encargados de “mantener” a Perón enviándole dinero a Madrid. En la casa de Antonio, Isabel recibió a sindicalistas y militantes peronistas y anunció que en breve viajaría a la Argentina.

La tercera esposa de Perón llego a la Argentina el 10 de octubre de 1965. La misión de Isabelita era deponer al líder metalúrgico Augusto Vandor, apodado “El lobo”, que desde el gremialismo había adquirido peso en la escena política y promovía “un peronismo sin Perón”. Luego de varias escenas de repudio y violencia por parte de los Comandos Civiles de la derecha católica, Isabel fue alojada de manera provisoria en la casa del mayor Bernardo Alberte, ex edecán de Perón, que era miembro de la logia Anael, junto a otros suboficiales peronistas. Esa semana, en un encuentro en la casa del barrio de Caballito de Alberte, Isabel conoció a José López Rega.



La reunión fue a la hora del té, e Isabelita recibió a una comitiva de la logia Anael, encabezada por el doctor Julio César Urien, que le habló sobre la iniciativa de la logia de traer a Perón de regreso a la Argentina. López Rega había asistido como un miembro más de Anael. Escribe Marcelo Larraquy en López Rega. El Peronismo y la Triple A (2011):

Pasado el atardecer, la reunión estaba llegando a su fin y la presencia de López Rega había pasado inadvertida. Hasta que el impresor de Suministros Gráficos reclamó un minuto de atención para decir unas palabras. Se presentó como un ser espiritual, alejado de los avatares de la política, pero dijo que tenía una visión y que quería transmitirla en público.

—El regreso del General es una misión eminentemente espiritual, que resplandece bajo una fase política. Debemos vencer a las fuerzas que lo están dejando postrado en el exilio, como también fueron abandonados Rosas y San Martín. Nuestra única misión es traer a Perón a la Argentina, para reivindicar su figura junto a la de Evita. Su regreso será nuestro triunfo espiritual —dijo.

El conocimiento esotérico de López Rega había impresionado y fascinado a la esposa del General; no era casualidad: ella había vivido su adolescencia entre espiritistas. Isabelita había tomado su nombre artístico del nombre de su madrina, Isabel Zoila. Se fue a vivir con ella y el marido, José Cresto, en su juventud, cuando se distanció de sus padres, rompiendo lazos con su familia biológica. José e Isabel dirigían una escuela espiritista y fueron quienes iniciaron a Isabelita en las artes ocultas. La “escuela”, sita en Tinogasta 5631, era una vieja casona de techo de chapa que, tras la muerte de doña Isabel en 1958, se convirtió en el templo de José Cresto, a quien llamaban El Padre. Don José era un curandero de barrio administra yuyos y consejos a los vecinos, y los miércoles realizaba sesiones de contacto con el más allá. Larraquy escribe:

La muerte de Isabel Cresto fue el impacto más profundo que había sufrido en su vida. Fue en 1958, cuando ella ya vivía junto a Perón en Santo Domingo. Lloró durante semanas enteras. Para atenuar su dolor y reencontrarse con su propio pasado, Isabel Perón había llevado a José Cresto, su padrastro, a vivir junto a ella y su marido, apenas estrenaron la residencia de Puerta de Hierro en Madrid.

Foto de la revista Panorama, 7 de diciembre 1972


A diferencia de Cresto, que era un hombre muy simple, el conocimiento esotérico enciclopédico de López Rega destacaba de manera prominente, y cuando la logia Anael le consiguió residencia a Isabelita, ella le comentó al capitán Morganti, miembro de la logia que estaba ayudándola con la mudanza, que deseaba volver a hablar con “Daniel”, otro “anaelino”, que había conocido en lo de Alberte.

Durante unos segundos Morganti buscó en todos los archivos de su memoria. Al fin debió responder que no conocía a nadie de la logia con ese nombre.

—Ese petisito de ojos claros... —insistió Isabel.

—¿López Rega? —preguntó Morganti.

Ella le decía “Daniel” porque sus palabras le habían hecho recordar al profeta Daniel. Personaje bíblico, Daniel era un joven hebreo deportado a Babilonia que fue capaz de interpretar un sueño que había perturbado al rey Nabucodonosor II, y por ello fue nombrado consejero de la corte real.

—Daniel fue un hombre iluminado por Dios —continuó Isabel—. Por eso, cuando los enemigos de la religión lo echaron a la jaula de los leones, no fue atacado. Entonces el rey lo llevó a su Corte.

—Conozco a Daniel. Era esenio —acotó López Rega.

—Daniel era el más sabio de todos los adivinos que tenía Nabucodonosor en el palacio. Fue el único que supo interpretarle los sueños al rey, y por eso logró encumbrarse en la Corte y guiar sus actos. Llegó a ser primer ministro durante el reinado de cuatro reyes —dijo Isabel.

Daniel interpretando el sueño de Nabucodonosor 


López Rega le mostró viejas fotos suyas que lo mostraban custodiando al General. El Brujo le contó con gran angustia a Isabelita que había intentado absorber el mal que había consumido a Evita, pero que en esa época sus poderes no estaban tan desarrollados y no había podido salvarla. Isabel trató de consolarlo

—Lo único que nos puede redimir, a Evita y a mí, es que usted alcance todo lo que ella no pudo. Y yo estaré a su servicio para que lo consiga —predijo.

Isabel se sonrojó un poco. Quiso frenarlo.

—Yo no soy Evita.

—Lo será.

—¿Cómo? —dijo Isabel, y encendida por una ambiciosa luz de esperanza, volvió a preguntarle:

—¿Cómo va a hacerlo, Daniel?

López Rega no vaciló:

—Es una visión que tengo. En algún momento podré transferirle su espíritu. Quien domina la mente puede dominarlo todo.

Isabel le pidió a López Rega que la protegiera de los males y daños que la acechaban a ella y a su marido. Quería que fuese su secretario y “protector espiritual” privado.

López se sintió reconfortado, aunque después, cuando relató el encuentro a sus amigos José Vanni y Carlos Villone, prolongó el suspenso sobre cuál sería su decisión.

Si acepto, cambia todo. Acá se bifurcan los caminos que emprendimos hasta ahora. Pero ahora estoy viendo el final de este camino.

—¿Cuál es? —preguntó Vanni.

—Perón vuelve —dijo López Rega, solemne. Y luego agregó—: Este show lo vamos a ganar nosotros.

Lopez Rega, hasta entonces ajeno al mundo político, comenzó a acompañar a Isabelita a todas las reuniones con sindicalistas y militantes: realizaba cartas astrales para determinar qué momento era el más adecuado para una reunión, qué planeta estaba rigiendo para elaborar un mantra con la nota musical que se correspondía con ese astro, etc.: le brindaba una apoyatura astral a la gira de Isabel.



Isabel empezó a conversar con la logia Anael acerca de la posibilidad de llevar a Madrid a una persona del grupo para que trabajara junto con su marido. Urien, se negó diciendo “soy el jefe de una logia secreta. No puedo hacer política en público” y delegó la distinción en la persona del suboficial mayor Rafael Munárriz, pero la esposa de Munárriz se opuso al viaje fue. Entonces Isabel preguntó por qué no enviaban a “Daniel”. Escribe Larraquy:

Los miembros de la logia aceptaron con cierta resignación. López Rega había sido el último en llegar. Alberte no le tenía mucha confianza. Urien se mostró indiferente, porque sabía que el impresor de Suministros Gráficos tenía atrapada a la Señora. Los miembros de la logia la trataban con una formalidad casi militar, por respeto al General, mientras que era evidente que López había alcanzado afinidades que ellos desconocían.

Finalmente, Anael acordó que el viaje de López a Madrid como referente de la logia fuese sólo por tres o cuatro meses, para cumplir la primera parte del plan del regreso de Perón.

(…) Al enterarse de su designación, López Rega pidió que se cumplieran algunas condiciones: la primera, el pasaje en avión. Nadie de Anael quiso costearlo y tuvieron que embargar maquinarias de Suministros Gráficos para obtener el dinero. López insistió en que la logia por lo menos le solventara un traje. (…) No tendría problemas en comunicar el viaje a su esposa: la relación con Chiquitina estaba terminada. Bastaba con ser persuasivo para que ella lo entendiera.

Antes de irse, López Rega viajó a Paso de los Libres para ver a su Maestra, Victoria Montero, y pedirle autorización para ir a España y trabajar como asistente de Isabel Perón. Victoria no se la concedió.

—Usted no ha sido preparado para eso. No vaya. No tiene que ir —le dijo.

López Rega no le hizo caso. Los hermanos espirituales estaban estupefactos por la decisión de López. En 15 años de prácticas espirituales jamás había desobedecido una orden de Victoria.

—Éste acá no vuelve más —le oyeron decir a la Maestra Espiritual. Algunos entendieron que la sentencia respondía a una decisión suya. Otros, a una decisión de López, que elegía otro camino.

López Rega voló a Madrid junto a Isabel Perón y sus secretarias el 11 de julio de 1966. En el aeropuerto, lo despidieron los miembros de la logia Anael quienes le reclamaron que les comunicara las novedades de su misión en forma urgente.

Reproduzco de manera extensa un fragmento de una nota de Marcelo Larraquy que no tiene desperdicio. La nota, publicada en Infobae, relata el último encuentro entre el Brujo y la Maestra:

Pero López Rega volvió a la Casa cinco años y medio después. Cuando acompañaba a Isabel en un regreso a Buenos Aires, se enteró que Victoria Montero estaba muy mal de salud. Por entonces vivía en la cama. Hacía meses que no se levantaba. Durante 18 años había ocultado que tenía una fístula cancerosa en la mama. Victoria había rechazado siempre la visita de los médicos. Decía que debía soportar ese estado porque su cuerpo estaba absorbiendo todos los males de la humanidad.

Una medianoche de fines de diciembre de 1971, López Rega volvió a la Casa. Hacía justo 20 años que había entrado por primera vez a esa casa en busca de una guía que lo llevara por el camino de la Divinidad. Entonces era joven, vivía atribulado por la muerte de su madre, sufría el derrumbe de su matrimonio y se sentía poseído por los deseos de Verdad.

Victoria le pareció un monstruo.

Tenía el pecho, la nariz, la boca, los pómulos, toda la cara carcomida por la enfermedad. López Rega se arrodilló ante ella y le pidió perdón por haber abandonado la Casa para involucrarse en la tarea política. Intentó explicarle el profundo sentido de su misión, pero ella no lo aceptó.

—¿Para qué pide perdón? Usted no debería haberse ido.

—El General me necesitaba a su lado, Madre.

—Perón no lo necesita, porque usted no fue preparado para la política. No sabe nada. Y yo tampoco lo necesito. Váyase, López. Usted nos engañó a todos. Nos abandonó. No pertenece más a la Casa. Ya no lo precisamos. Váyase.

López Rega tomó su mano y empezó a llorar sobre su cuerpo.

—Váyase —volvió a repetir Victoria.

Con los ojos llorosos, López Rega abandonó el dormitorio ante la vista de los hermanos, incómodos testigos de lo que había sucedido. Victoria había acogido a mendigos, soldados, delincuentes, prostitutas, pero a López lo había echado. El secretario de Isabel permaneció solo en el patio, sollozando en la oscuridad, y luego se fue, definitivamente.

Victoria Montero moriría cuatro meses después, el 27 de abril de 1972.

El Brujo había utilizado a Anael para llegar a la mujer de Perón, y ahora – logrado su objetivo – se abría de la logia para consumar sus propios planes. Habia traicionado a su Maestra Espiritual y estaba traicionando a la logia que lo había acogido. Pronto tomaría la teoría de los vértices de la Triple A, la fórmula esotérico-política de la logia Anael que promovía el regreso de Perón, para la creación de la sigla de una de las organizaciones terroristas paraestatales más sangrientas que atestiguaría este país.

Continuará... 




jueves, 18 de abril de 2024

Peronismo Esotérico (Parte 3)

 


Peronismo Esotérico (Parte 3)

Por Sirius Mazzu

 

La Logia Anael

 

Luego de la muerte de Evita, la magia que ejercía Perón sobre las multitudes pareció mermar de manera abrumadora. Hubo un disparo inflacionario, ajustes, recesión. Sin la tenacidad de Evita al frente del movimiento obrero, Perón empezó a ceder a las presiones de los empresarios y los importadores, en perjuicio de la industria nacional. En medio de todo esto, estalló un escándalo de enriquecimiento ilícito que involucraba a Juan Duarte, hermano de Eva, que se desempeñaba como secretario privado de Perón y gestor del Fondo de Fomento Cinematográfico. Conocido “picaflor” y bon vivant, tuvo aventuras con decenas de actrices y bailarinas. Tras la sospecha de corrupción Perón hizo una declaración por radio sobre las medidas que iba a adoptar en las investigaciones del caso, en el que sin mencionar explícitamente a Juan Duarte hizo una clara referencia al decir:

Aunque sea mi propio padre irá preso, porque robar al pueblo es traicionar a la Patria.

El 9 de abril de 1953, tres días después de la declaración radiofónica de Perón, Juan Duarte apareció muerto con un disparo en la cabeza. Oficialmente se anunció que fue un suicidio. La oposición sostuvo que se trató de un asesinato.



El enemigo más activo de Perón en esta época fue la Iglesia Católica, que difundió rumores de violación y pedofilia por parte del presidente. Perón les respondió promulgando la Ley del Divorcio, reconociendo los derechos de los hijos ilegítimos, y aboliendo la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.

Escribe Marcelo Larraquy en López Rega. El Peronismo y la Triple A (2011):

Pagaría el precio de la venganza eclesial. En la masiva concentración de Corpus Christi de junio de 1955, convergieron todas las fuerzas opositoras, pese a que la manifestación había sido prohibida. En respuesta Perón expulsó a dos curas del país. Unos días más tarde, sectores de la Marina y de la Fuerza Aérea programaron un atentado contra su vida, y bombardearon la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo. Hubo más de trescientos muertos. Por la noche, ardieron las iglesias. Perón intentó retomar el diálogo con la oposición y propuso una tregua, pero no fue escuchado.

(…) Perón no ofreció resistencia ante el golpe militar del 16 de septiembre de 1955, y se marchó a un largo exilio. El cadáver de Evita quedaría a la deriva, pero su figura jamás perdería su fuerza revolucionaria.

Víctimas del bombardeo a Plaza de Mayo en 1955 


Exiliado el General, Pedro Aramburu, proscribió el peronismo y al propio Perón, cuya sola mención era considerada un delito. La proscripción del peronismo se prolongaría hasta principios de la década de 1970. Si tenemos en cuenta que mucho más adelante López Rega llamaría “Faraón” a Perón, el damnatio memoriae con que Aramburu condenó al peronismo resulta significativo, ya que era una practica habitual en el Antiguo Egipto: Akenatón, el faraón que provocó la primera revolución religiosa egipcia de la que tenemos noticias al borrar el nutrido panteón egipcio e imponer a Atón como la única deidad del culto oficial del Estado, fue a su vez eliminado de la historia egipcia: su nombre fue borrado de la historia, su tumba destruida y su momia fue escondida… ¡incluso fue tildado de pedófilo! ¿les suena la historia?

Mientras tanto, López Rega seguía acudiendo a las reuniones y ceremonias realizadas en la casa de su maestra espiritual, Victoria Montero. A menudo, él – junto a un grupo de iniciados que solía incluir a sus amigos brasileros Dalton Rosa y Claudio Ferreira – visitaba la zona de los Tres Cerros: en la casa de Victoria se comentaba que Los Tres Cerros eran el vértice de un triángulo magnético conformado entre Los Tres Cerros, los riscos del balneario de Torres, al sur del Brasil, y las montañas que rodeaban la ciudad de Salta. A la vuelta de cada viaje, la Madre Espiritual les ofrecía una explicación esotérica para cada objeto hallado y cada situación vivida.

López Rega fue ganando preponderancia entre los discípulos de Victoria: en una ocasión la Madre Espiritual – que no realizaba curaciones – le delegó su autoridad ante el accidente del hijo de una vecina que se había golpeado y desmayado; López Rega, haciendo unos pases mágicos logró que el niño recobrara la consciencia y la vitalidad, según le relataron testigos presenciales a Marcelo Larraquy. En su barrio de Villa Urquiza, López Rega comenzó a ser consultado por los vecinos con respecto a dolencias y problemas: les recetaba plantas medicinales que debían ser cortadas en determinados días planetarios y a horas astrológicas precisas para que su efecto fuera el deseado, y además confeccionaba cartas astrales y daba consejos espirituales. Su libro Astrologia Esoterica (1962) está repleto de este tipo de correspondencias astrales en la forma de tablas o listas.

En 1957 comenzó a escribir su primera producción literaria durante unas vacaciones en Brasil. El libro se llamaría Conocimientos Espirituales, una especie de manual que serviría de guía para el neófito o el recién iniciado en las artes esotéricas. Llevó consigo varios libros a modo de inspiración: Adonay, de Jorge Adoum; El doble etérico, El cuerpo astral, El cuerpo mental y El cuerpo causal, de Arthur E. Powell; Nuestras fuerzas mentales, de Prentice Mulford; y Logos, mantram y magia, de Krum Heller.

Ni bien terminó su manuscrito, corrió a mostrárselo a su Maestra Victoria Montero, quien – según aseguran los testigos que entrevistó Larraquy – se mostró fría y desdeñosa:

Sentada en su sillón, Victoria recorrió el texto con sus ojos (…)

—Ya es hora de que empiece a ser usted mismo. No entiendo para qué escribe —repitió—. Yo siempre le he dicho que no lo haga. Yo no escribo nunca. Ni Jesús ni Buda ni Sócrates escribieron. ¿Y usted quiere escribir? Está bien, hágalo. Pero debe ser usted mismo el que debe empezar a escribir, y no copiar lo que ya hicieron otros. ¿Para qué sirve esto?

(…) Entonces Victoria apretó las hojas que tenía entre manos y las rompió en dos.

Por supuesto que López Rega no oyó el consejo de su Maestra sobre no escribir, y escribiría varios libros más. Y no es el único consejo de su Maestra que desoyó, como veremos más adelante. 

Luego del golpe de estado de la Revolución Fusiladora, Perón se exilió en Paraguay y de allí se fue a Panamá. Sería en suelo panameño donde conocería a la que más tarde se convertiría en su tercera esposa: la bailarina María Estela Martínez, más conocida por su nombre artístico «Isabel» o «Isabelita». Una vez establecida la relación amorosa, la pareja se trasladó a Caracas, Venezuela. Permanecieron allí durante poco más de un año, cuando un golpe de estado derrocó al gobierno de facto venezolano en enero de 1958. Ante el temor de un atentado contra su vida, Perón y Martínez se refugiaron en la embajada de la República Dominicana, para luego viajar a dicho país.​ Residieron en República Dominicana durante casi dos años, y en enero de 1960 se trasladaron a España.

Isabelita y Perón en las calles de Madrid, España, alrededor de 1961.


A comienzos de la década de 1960, José López Rega comenzó a elaborar su siguiente escrito: quería que fuera un manual práctico de consulta que pudiera ayudar de manera concisa al consultante a aprovechar las vibraciones planetarias y astrológicas para ponerse en armonía con el cosmos. Astrología Esotérica se divide en cuatro partes: Zodíaco Multicolor, Zodíaco Vegetal, y Zodíaco Musical; en ellas se relacionan los signos del zodíaco con los colores, aromas y notas musicales respectivamente. Cierra el texto un práctico “Sistema abreviado de Astrología”. Un libraco de 752 páginas, de las cuales 400 están ocupadas por tablas, cartas astrales, gráficos, y números. Será por esa extensión que López Rega en 1960 consiguió publicar sólo la primera parte en Brasil (es decir, la primera de las cuatro extensas partes de la posterior edición argentina, agregando tan sólo una dedicatoria y un prólogo a la edición en portugués) bajo el auspicio de Claudio Ferreira. La versión brasilera se tituló Zodíaco Multicolor.

En un articulo titulado José López Rega, “El Brujo” Producción esotérica y violencia política en la Argentina en la década del setenta, su autor, Hernán Facundo López escribe sobre Astrología Esotérica y el estilo de López Rega:

López, el autodidacta que escribe en un castizo de libros de traducción barata, acerca del “hilo de Adriadna” (sic) o del “cuento de Harpagón” despliega en su texto una panoplia de tablas, fotones, átomos, ciencia nuclear, ondas que surcan el espacio: “...cuando pensamos emitimos ONDAS VIBRATORIAS ELECTRO-MAGNÉTICAS de una fluidez extraordinaria”. Otro rasgo manifiesto de la Astrología Esotérica, es su carácter práctico, su intención de funcionar como un “manual de autoayuda”. En sus páginas los secretos develados, trascendentes, anunciados en el título (“los setenta y dos nombres divinos de la Cábala”, “maneras de confeccionar mantras”) se mezclan con lo banal y accesorio: “También esta TABLA será interesante para su aplicación práctica en la vida, en los ADORNOS, ILUMINACIÓN, DECORACIÓN, PINTURAS, EFECTOS SOBRE LAS VESTIMENTAS, ETC.”

 



Escribe Larraquy

López Rega escribió Astrología Esotérica bajo el influjo de la llegada de la Era de Acuario. Según la tradición oculta, Acuario es tiempo proclive para la organización de grupos fraternales y cooperativas. Victoria Montero había fijado el ingreso a la nueva era el 4 de febrero de 1962, cuando el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte y Júpiter estaban en el signo de Acuario. También fue año de cambios para López Rega. Luego de diecisiete años de servicio, decidió retirarse de la Policía Federal. Sus ascensos ocurrieron luego de que Perón huyera del país. Había llegado a sargento primero.

El ilustrador del libro, Héctor Prieto Roca, le recomendó a López Rega una editorial para que publicase su libro en Argentina. Se trataba de Suministros Gráficos SAIC, una imprenta que había sido del estado, luego privatizada y después, en 1961, manejada por una cooperativa de trabajadores que obtuvieron la concesión. La mayoría de los obreros de Suministros eran peronistas, de modo que la empresa se había transformado en un foco de reunión de militantes del peronismo que, recordemos, estaba proscrito.

El presidente del directorio de la empresa era José Miguel “El Gordo” Vanni. Al Gordo le interesaban los textos que editaba Kier, por eso editó el libro de López Rega, que apareció en noviembre de 1962. Escribe Larraquy:

López Rega empezó a frecuentar la imprenta. Llegaba en colectivo a la hora del almuerzo y se quedaba un buen rato mirando el funcionamiento de las máquinas y supervisando los trabajos que ingresaban. Tenía tiempo para leer textos místicos, o realizar los horóscopos y las cartas natales que les ofrecía a las ocho costureras y al personal gráfico. (…) A los pocos meses, López Rega ya había instalado a sus hermanos del grupo porteño en Suministros Gráficos. Llegaron Carlos Villone (hermano de José María Villone), José Famá, Héctor Paramidani y el mismo Héctor Prieto. Dentro de la empresa, su crecimiento fue meteórico. En la constitución del tercer directorio figuraba como presidente. Ya tenía una oficina propia, en el primer piso. Allí se reunía con su grupo para elaborar proyectos. Empezaron a imprimir libros esotéricos en cantidades desproporcionadas respecto de las posibilidades de colocación. No se interesaban mucho por los costos. Querían armar algo grande.

En octubre de 1965 Vanni le presentó a López Rega al juez Julio César Urien, que era el jefe de la logia Anael. La logia Anael era un grupo de peronismo místico, formado principalmente por funcionarios judiciales y gubernamentales, y también por miembros del Comando Nacional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, que acompañó al Grupo de Oficiales Unidos (GOU), expulsado del Ejército por oponerse a la Revolución Libertadora. Según Urien, la logia tenía alrededor de cuatro mil adherentes dispersos entre la Argentina, el Brasil, el Perú, Venezuela y Bolivia, y su objetivo era el de “despertar el alma del mundo subdesarrollado” hacia una Nueva Era y una “Nueva Sociedad dirigida por el humanismo y la razón”, para derrotar a la “corrupta Civilización capitalista-imperialista”, “sepultureros del espíritu humano”.  

En La Razón del Tercer Mundo (1964), Urien, firmando como la Logia Anael, afirmaba que esa “nueva consciencia” ese “hombre nuevo” surgiría de la Triple A. Esta Triple A – a diferencia de la que todos tenemos en mente – era un triángulo de poder formado por África, Asia y América (AAA). El despertar de la consciencia en China, Argelia y América Latina haría “entrar en el ocaso al imperio yanqui”. A su vez, en Latinoamérica había otro triángulo al que Urien llama “la L inclinada” formado por San Pablo, Buenos Aires y Lima, que “conformarán un bloque antiimperialista sudamericano. El cooperativismo será el soporte de la nueva civilización”.

Son puntos de irradiación cósmica. Lima, por el socialismo incaico. Su eco revolucionará a todos los pueblos de las cumbres andinas. Buenos Aires, por la vibración justicialista. Perón no fue derrocado. Su retiro fue una decisión de alta estrategia político-social para salvar uno de los vértices de la Triple A. Este vértice volverá a evolucionar porque la conciencia justicialista ya quedó impregnada en las masas. Por último, San Pablo es el vértice del cristianismo revolucionario. El referente actual es el gobernador Adhemar Barros.

Urien, sin embargo, no era el creador de Anael. Héctor Caviglia era el que había traído la logia a la Argentina. Caviglia era un martillero público que durante la Primera Guerra Mundial se había enrolado en la Legión Extranjera. En una nota de Panorama, la mujer de Ernesto Duffourc (miembro de Anael), cuenta:

(Caviglia) Sirvió 5 años en la Legión Extranjera, en África. Se ganó la Legión de Honor. Allí vio tanto horror y muerte que, por eso, hablaba de amor y del espíritu. El creía en las fuerzas sobrenaturales, que una persona como nosotros no puede comprender. Y era argentino. Ahora dicen que era brasileño porque viajaba mucho a Brasil. Lo conoció a Vargas y todo. Muchas veces nos contaba que había presenciado, en África, cosas increíbles entre las tribus: magia negra y ritos como el vudú. Y lo mismo vio en Brasil. Hablar de eso lo fascinaba tanto. Se posesionaba.

(…) Caviglia decía que estamos viviendo la finalización del ciclo norteamericano y que comienza un nuevo ciclo: el panamericano, cuyo liderazgo lo ejercería la Argentina.

Marcelo Larraquy comenta que Caviglia patentó un mortero de guerra para fabricarlo en serie, pero como el Ejército Argentino no demostró interés por el artefacto, lo llevó al Brasil, donde entró en contacto con asesores del presidente Getulio Vargas, que se reunían bajo el nombre de Anael. En La Razón del Tercer Mundo, se relata que en 1956, en San Pablo, Brasil, se llevó a cabo una reunión de la Logia. En este encuentro participaron todos los delegados continentales de América Latina y dos delegados afroasiáticos. Durante esta reunión, se establecieron las líneas generales de la Programática Anaelina, con la previsión de su materialización en la década de 1960-70. La Logia Anael estaba compuesta por el “doctor Anael” y un grupo de hombres profundamente conocedores de los problemas sociales, políticos y económicos de su tiempo. Estos individuos, sin ser líderes principales, constituían diferentes partes de un organismo. Se consideraban “hombres nuevos” que se renovaban constantemente y contemporáneos del futuro. Su objetivo era contribuir a la táctica y estrategia de la revolución latinoamericana ¿Quién era el “doctor Anael”? El autor Ernest Milá afirma en un artículo que era el médium brasileño, “bien conocido en Argentina”, Menotti Carnicelli. En una entrada anterior decíamos que la oposición de Perón denunció que en 1953 el General había asistido a sesiones espíritas con un médium brasileño; bueno, Ernest Milá propone que ese médium brasileño bien conocido por Perón no era otro que el tal Menotti Carnicelli, que después sería, también, el “doctor Anael”. No he podido encontrar más info sobre el tal Carnicelli, por lo tanto no pondría las manos en el fuego con ese dato; si saben algo, comenten.



Anael es obviamente un nombre de carácter esotérico: Anael (אנאל o חַנִּיאֵל Haniel, Hamiel, Onoel, etc.) “Gloria o Gracia de Dios” – es uno de los siete ángeles de la Creación de la tradición hebrea; jefe de los principados, príncipe de los arcángeles; en los papiros mágicos grecoegipcios y en los grimorios medievales es el ángel del planeta Venus, que gobierna el 2º Cielo y rige sobre los ángeles del viernes, correspondiéndole la séfira Netzaj en el Árbol de la Vida cabalístico.

El ángel Anael aparece en la única conversación que sobrevive de la relación de John Dee con un vidente llamado Barnabus Saul. En esta conversación Anael confesó su poder sobre todas las cosas. Dee consideraba a este ángel como el gobernador del período histórico en el que vivía. Desde los registros de sus primeros experimentos (antes de trabajar con Edward Kelly) trabajando con este tal Saul el 22 de diciembre de 1581, Dee conjuró al ángel Anael:

Saúl, mirando dentro de mi piedra para espiar a Anael. Vi uno que respondía a ese nombre. Pero se le pidió encarecidamente que dijera la verdad si realmente era Anael. Y apareció otro, muy hermoso, con ropas amarillas que brillaban como el oro. Tenía rayos de estrellas brillando y saliendo de sus ojos. Escribió en la piedra muchas letras hebreas de oro transparente, las cuales Saúl no podía leer. No quería escribirlas. Una estrella brillante pasó junto a él y aparecieron muchas otras visiones...

Siendo Anael asociado a Venus, esa sería probablemente la “estrella brillante” a la que se refiere Dee. En A Dictionary of Angels, de Gustav Davidson, en la entrada de Anael se afirma lo siguiente:

Es Anael quien proclama “Abrid todas las puertas para que pueda entrar la nación justa, la que permanece fiel”. En Isaías 26: 2.

Si bien no pude encontrar ninguna afirmación que apoyara la afirmación de Davidson de que es el arcángel Anael el que pronuncia esas palabras (esto no es mencionado para nada en el libro de Isaías) y – por ende – no sé de dónde lo sacó, sí me parece – al menos – una sincronicidad interesante aquello de “la nación justa”, que en el marco de la mística de la Logia Anael, se puede interpretar como esta “Nueva Sociedad dirigida por el humanismo y la razón” que proclamaban Caviglia y Urien.



Para destacar el carácter pseudomasónico de la Logia Anael, podemos agregar que Leo Taxil, en Los Misterios de la Francmasonería, cuenta que el numero 7 se repite insistentemente en la reunión del grado 17°, y uno de los 7 arcángeles que menciona es el que nos compete (el énfasis en cursiva es mío)

La reunión del grado 17° se llama Gran Consejo. (…) Los Hermanos sentados en los tronos tienen todos una larga vestidura blanca y llevan una faja encarnada, tienen en la cabeza una corona de cartón dorado. Los demás Hermanos están en traje de paisano, con dos cordones; uno blanco en banda y el otro negro en muceta. En medio de la sala hay una tela pintada de forma heptágona.

He aquí lo que representa en esta tela llamada el Cuadro del Gran Consejo: la lámpara mágica con siete luces, debajo de un dosel de azul, redondo; en cada lado la luna y el sol; debajo de la lámpara una corona llamada corona boreal; debajo un hombre en completa desnudez con los brazos abiertos, puestos los pies sobre una media luna, encima y horizontalmente una llave; es, según dicen, la llave de David que abre y nadie puede cerrar. (…) Finalmente, y en la parte exterior, a cada lado del cuadro, hay escritos los siete nombres siguientes: Rafael, Gabriel, Miguel, Adaniel, Salatiel, Anael y Uriel.

Anael también es mencionado en el Ritual Secreto de la Francmasoneria Egipcia del Conde Cagliostro, aunque – curiosamente – relacionado al Sol y no a Venus:

Al ingresar en el templo, los jóvenes participantes recitaban una oración a Dios y luego invocaban a siete ángeles planetarios: Anael (vinculado con el Sol), Miguel (Luna), Rafael (Marte), Gabriel (Mercurio), Uriel (Júpiter), Zobriachel (Venus) y Hanachiel (Saturno).

Estas correspondencias totalmente fuera de lugar (¿Miguel=Luna???) tal vez le dan la razón a Albert C. Mackey, que en An Encyclopedia of Freemasonry (1878) decía

De todos los charlatanes masónicos que florecieron en el siglo XVIII, el conde Cagliostro fue el más destacado.

Pero bueno, basta de angelología por el momento y volvamos al tema que nos ocupa; Urien, resignificando el nombre de la Logia, le dijo a López Rega que Anael era una sigla de Asociaciones Nacionales Americanas en Liberación. Mas adelante diría que era una sigla de Avanzada Nacionalista Argentina en Liberación. Lo cierto es que

Poco antes de morir de un infarto, Caviglia delegó al juez (Urien) la conducción secreta de la logia, pero su desaparición repentina, más la desidia de uno de sus hijos, que no facilitó la lista de contactos, le hizo perder a Urien el vínculo con el Brasil y, lo peor de todo, lo dejó sin sostén económico.

Caviglia fue el primero en hablar de las manos de Perón: tres décadas antes de que las manos fueran cercenadas del cuerpo embalsamado del General (algo que el propio Caviglia nunca llegaría a saber ya que murió a fines de la década del 1960), Caviglia decía que Perón era un canalizador de las Fuerzas Cósmicas. Cuando el General salía al balcón frente a la multitud y elevaba sus manos al cielo, sus manos funcionaban como antenas de recepción de las Fuerzas Superiores, que él canalizaba hacia el pueblo argentino. 




Larraquy añade:

Perón y Vargas no llegaron a conocerse, pero siempre mantuvieron latente la posibilidad de relanzar el proyecto de unidad económica entre la Argentina, el Brasil y Chile (ABC), tomando como punto de referencia la geopolítica sanmartiniana del siglo XIX. Durante su estadía en el Brasil, Caviglia se ofreció como enlace de la logia entre los dos países y Perón lo recibió en la Casa Rosada. El contacto entre ambos continuó incluso después de que el presidente Vargas, sometido a intensas presiones, se pegara un tiro en 1954.

Antes de su muerte, Héctor Caviglia profetizó: “Perón volverá a la Argentina de la mano de Anael”. López Rega se haría miembro de la Logia Anael, pero muy pronto la traicionaría.

Continuará…

jueves, 11 de abril de 2024

Peronismo Esotérico (Parte 1)

 


Peronismo Esotérico (Parte 1)

Por Sirius Mazzu

 

En octubre de 2022 tuve el honor de volver a participar como invitado de Pink Floyd es un Invento de la CIA (PFEUIDLCIA), podcast conspirocómico que – desde la ciudad de Salta – conducen los capos de José y Rodrigo con la ocasional participación del amigo Kokote Multiversal. El primer convite había sido en 2022, para hablar de Discordianismo. El tema de la noche de octubre de 2023 fue la relación del peronismo con diferentes ramas del esoterismo y sus ramificaciones en la cultura argentina. Fue una carla larga y caótica (¡4 horas de chamuyo!) y – citando al Dr. Multiversal – nos quedamos con la sensación de habernos subido a una montaña rusa parapolítica.

Si bien en 2023 los muchachos de PFEUIDLCIA, con la ayuda en edición, montaje y recuperación de audio de Jimena Ferrario, fueron subiendo la charla a Youtube, fragmentada en 8 partes, y en 2024 la hicieron accesible en Spotify, y a pesar de lo extenso del episodio, me quedaron algunas cosas en el tintero. Hace poco, revolviendo en mis archivos, encontré los papeles del “Peronismo Esotérico Files”: hojas manuscritas, textos impresos y fotocopias de libros que utilicé aquella vez como back-up y ayudamemoria. Este hallazgo me pareció una buena oportunidad para publicarlos aquí en el blog, para quien quiera ampliar algunos de los tantos “rabbit holes” que suscita el tema.  

 

Antes que se me tiren al cuello antiperonistas y peronistas por igual, me gustaría hacer una aclaración: no odio el peronismo, ni tampoco creo (como los antiperonistas más rabiosos) que sea la fuente de todos los males que afligen a la Argentina. No me considero peronista, pero sí me fascina profundamente su historia y, por supuesto, su relación con el ocultismo, que procederemos a analizar.

 

 


Eva María Duarte nació en el área rural de Los Toldos, el 7 de mayo de 1919. Era hija ilegítima de Juan Duarte y Juana Ibarguren. Su padre, estanciero y político conservador de peso en Chivilcoy, cercana a Los Toldos, mantenía dos familias: una legítima en Chivilcoy, con su esposa legal Adela D´Huart o Estela Grisolía y varios hijos, ​ y otra considerada «ilegítima», en Los Toldos, con Juana Ibarguren, con quien tuvo cinco hijos (incluyendo a Eva). Eva vivió en el campo hasta 1926, cuando su padre falleció y la familia quedó desprotegida. A los quince años de edad migró a la ciudad de Buenos Aires, donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), sindicato del que fue elegida presidenta.

En enero de 1944 conoció a Juan Domingo Perón, por entonces secretario de Trabajo y Previsión, en un acto dedicado a recaudar fondos y ayuda a las víctimas del terremoto de San Juan de 1944. Perón recordaría aquel primer encuentro de esta manera:

Eva entró en mi vida como el destino. Fue un trágico terremoto que sacudió la provincia de San Juan, en la cordillera, y destruyó casi enteramente la ciudad, el que me hizo encontrar mi mujer. En aquella época yo era ministro de Trabajo y Asistencia Social. La tragedia de San Juan era una calamidad nacional (…). Para socorrer a la población movilicé al país entero; llamé a hombres y mujeres a fin de que todos tendiesen la mano a aquella pobre gente de aquella provincia remota (…). Entre los tantos que en aquellos días pasaron por mi despacho, había una joven dama de aspecto frágil, pero de voz resuelta, con los cabellos rubios y largos cayéndoles a la espalda, los ojos encendidos como por la fiebre. Dijo llamarse Eva Duarte, ser una actriz de teatro y de la radio y querer concurrir, a toda costa, a la obra de socorro para la infeliz población de San Juan.



En febrero, Perón y Eva ya estaban viviendo juntos, y Eva fue tomando un papel cada vez más decisivo, no solo en la vida de Perón, sino en el propio movimiento peronista. Perón se casó con Eva en Junín el 22 de octubre de 1945, después de ser liberado de la prisión en la que lo había puesto el golpe de Estado dirigido por el general Ávalos.

Eva comenzó a participar abiertamente en la política acompañando a Perón, como su esposa, en la campaña electoral para las elecciones presidenciales de 1946. La participación de Eva en la campaña de Perón era algo novedoso en la historia política argentina. En aquel momento las mujeres carecían de derechos políticos y las esposas de los candidatos tenían poca presencia pública. Marcelo Larraquy, en su libro López Rega. El Peronismo y la Triple A (2011), comenta:

Perón y Eva se casaron el 22 de octubre de 1945. Perón, viudo y con 50 años, ya estaba en el primer plano de la política argentina. Unos días antes, el presidente, general Edelmiro J. Farrell, que veía cómo la figura del coronel tomaba vuelo propio, lo había obligado a renunciar a sus tres cargos en el gobierno: la vicepresidencia, el ministerio y la secretaría de Trabajo y Previsión. Perón fue confinado a la isla Martín García, a fin de apartarlo de la política y arrojarlo al olvido, pero el 17 de octubre una movilización de trabajadores sindicalizados y otros sectores excluidos por la sociedad conservadora llegó hasta la Plaza de Mayo y forzó su libertad. En defensa de la transformación económica y la justicia social, lanzaron a Perón al centro de la escena política. Esa tarde, el líder militar habló por primera vez desde el balcón de la Casa de Gobierno. Aunque su verdadero rol en la crisis de octubre es todavía confuso, lo cierto es que Eva se convirtió en una daga dispuesta a clavarse en el corazón de quien se atreviese a atacar a su marido.

En febrero de 1946, Perón fue elegido presidente. Su esposa, a diferencia de las primeras damas que sólo se hacían visibles en el Tedeum de la Catedral, el chocolate del 9 de Julio en el Teatro Colón y el té de las Damas de Beneficencia, fue la abanderada de un terremoto social. Empezaban a llamarla Evita.

No sólo fue el emblema del activismo justicialista: fue el motor de la transformación y se constituyó en el nexo directo entre los trabajadores y su marido. Como sucesora del mismo Perón en la Secretaría de Trabajo, convirtió a la Confederación General del Trabajo (CGT) en su brazo político y, a medida que construía la identidad política del movimiento peronista y criticaba la opresión de la oligarquía, neutralizó a los sindicatos que pretendían independizarse del gobierno y la CGT, persiguió a obreros comunistas y socialistas y aplastó huelgas rebeldes.



En 1947, Eva se embarcaría en una gira europea de 64 días denominada la “Gira del Arco Iris”, partiendo en junio y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España, Italia y el Vaticano, Portugal, Francia, Suiza, Brasil y Uruguay. La gira tenía como objetivo buscar alianzas internacionales, firmar acuerdos prósperos para el país y brindar ayuda a una Europa devastada por la guerra. Pero antes de iniciar la gira, Eva buscó apoyo espiritual. Marcelo Larraquy escribe:

En 1947 Evita visitó Corrientes junto a Perón en visita oficial para inaugurar el Puente Internacional que une Paso de los Libres con Uruguayana (…)

Después del corte de cinta, (…) luego de una jornada de almuerzos y cenas de honor, placas e inauguraciones, Perón regresó en tren a Concordia y luego abordó el barco presidencial Tecuara hasta el puerto de Buenos Aires.

Evita durmió en Paso de los Libres para encontrarse al día siguiente con Victoria Montero.

Cuando Evita llegó junto con la comitiva a la casa de la calle Rivadavia, la Madre Espiritual estaba sentada bajo los árboles, en el patio interior, esperando que pasara una corriente vibratoria de la Naturaleza, la corriente de Dios. Tenía los ojos cerrados. Sintió la presencia de la Abanderada de los Humildes y los abrió.

—Sos la enviada de Dios —le dijo—. Los pobres siempre te agradecerán todo lo que estás haciendo por ellos.

Victoria Montero revelaba muy poco de su vida personal. Su pasado se había convertido en una leyenda. Se decía que había nacido en España, que a los 10 años sus padres la habían traído en barco a Sudamérica, y que al cruzar el Peñón de Gibraltar tuvo una clarividencia, una visión astral y espiritual. Con el correr del tiempo, su percepción se fue haciendo cada vez más fina, y empezó a contemplar la realidad que nadie veía.

Victoria había nacido en una familia católica. Sus hermanas se ordenaron monjas y, cuando los padres murieron, decidieron donar la herencia a la Iglesia. Se cree que Victoria vivió en Buenos Aires y que, antes o después de casarse con Juan Caminero, viajó a Porto Alegre para vivir en una hacienda fuera de la ciudad, donde habría tomado contacto con un grupo de asesores del general Getulio Vargas, quien sería presidente del Brasil. La revolución de 1924 hizo que se mudaran a San Pablo. Con Caminero tuvo un hijo, Ernesto. Después de ese primer matrimonio, Victoria y su hermanastra Teresa, que siempre la acompañaba, se casaron con los hermanos uruguayos Juan y Bartolomé Montero. Desde entonces fue Victoria Montero. En el Brasil fue partera, socorrió a desamparados, ayudó a mendigos y asistió a leprosos en los hospitales. Decía que su misión era poner el alma, el espíritu y el cuerpo para servir a Dios y al prójimo.

Del Brasil se trasladó a la ciudad de Corrientes, y de allí se mudó a una casa antigua de Paso de los Libres, sobre la calle Rivadavia. Victoria abrió las puertas de esa casa —aunque durante treinta y tres años fueron pocas las veces que ella misma las traspuso— para recibir a todo aquel que buscara comida u hospedaje.

Victoria Montero era una vidente que había formado un grupo espiritualista que organizaba sesiones de meditación y mantras, con el objetivo de elevar la vibración para alcanzar la Consciencia Crística. Se decía que si alguien se acercaba a ella en busca de consejo, la Madre Victoria podía leer a esa persona como un libro abierto: veía sus virtudes, vicios, defectos y cuál era la misión espiritual que esa persona tenía en la Tierra.

Su casa contaba con una nutrida biblioteca, poblada mayormente por libros esotéricos: teosofía, rosacrucismo, cristianismo esotérico pero, sobre todas las cosas, la Madre Victoria seguía las enseñanzas de Hilarión del Monte Nebo, nom de plume de Josefa Rosalía Luque Álvarez.

Josefa Rosalía Luque Álvarez


Josefa Rosalía del Corazón de Jesús Luque Álvarez había nacido en la ciudad de Villa del Rosario, provincia de Córdoba, el 18 de marzo de 1893. Sus padres Don Rafael Eugenio Luque y doña Dorotea Álvarez la educaron en el Colegio de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de Córdoba. Desde el año 1932, se radicó en una isla del delta bonaerense en la localidad de Tigre. En el año 1938 fundó la Escuela “Fraternidad Cristiana Universal”, siendo sus fundamentos “el cultivo interior” mediante el “conocimiento de sí mismo”, y la unión íntima con la Divinidad por la “meditación” conjuntamente con el “buen pensar, sentir y obrar”.

Autora prolífica, a lo largo de 30 años escribió – según ella canalizando espiritualmente al sabio esenio Hilarión del Monte Nebo – la trilogía Arpas Eternas, Relatos de la vida de Cristo, Cumbres y Llanuras. En 1959, bajo inspiración de “Sisedón de Trohade”, publicó Orígenes de la Civilización Adámica y en 1966 su obra póstuma Moisés, el vidente del Sinaí.

Mezclando una textura teosófica con elementos de Lemuria y la Atlántida, Josefa (bah, Hilarión) afirmaba que Jesucristo había sido educado por la secta de los esenios y que sus enseñanzas son un reflejo de los de aquel culto:

 Los esenios (en hebreo: אִסִּיִים‎ isiim; en griego: εσσηνοι, εσσαιοι o οσσαιοι; essenoi, essaioi, ossaioi) eran los miembros de una secta judía, establecida probablemente desde mediados del siglo ii a. C. Sobre el origen de la palabra «esenio» se han tejido varias hipótesis: puede provenir del vocablo griego «ὅσιος» (ossios: ‘santo’, ossa: ‘santos’), o ser una referencia al griego hasidei (‘piadosos’), en arameo hesé. Escritos árabes se refieren a ellos como magaritas (‘de las cuevas’). Se ha propuesto que el nombre proviene del hebreo asaim (עשים), esto es “hacedores”, ya que ellos decían “si la Torah lo dice, lo hacemos”, del verbo hacer=laasot (לעשות), y del plural en masculino=im (ים)

Tras la Revuelta Macabea (166-159 a. C.), que habían apoyado pero cuyos resultados finales no compartieron, se retiraron al desierto para «preparar el camino del Señor», bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.

Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (yahad) debía ser instruido, aceptado y luego pasar tres años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el juramento y entraban en la comunidad se les exigía una vida entera de estudio de la Ley, humildad y disciplina. No volvían a jurar, pues estaban obligados a decir siempre la verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad y, al igual que los frutos del trabajo personal, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados, forasteros y esclavos fugitivos que, sin ser integrantes de la comunidad, requirieran ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base era la corrección fraterna mutua. ​Por lo general, las mujeres eran aceptadas dentro de la comunidad, y los hombres practicaban el celibato toda su vida, aunque según Josefo, una parte de los esenios sí permitían el matrimonio​ y entre las normas de Qumrán se reconoce claramente la opción de casarse,​ pero se exige monogamia estricta para todas las personas, incluso los reyes.


La Madre Victoria seguía las enseñanzas de Josefa Rosalía Luque Álvarez/Hilarión del Monte Nebo, y luego de la muerte de Eva Perón le acercaría esa misma literatura a un joven José López Rega, convirtiéndose también en su Maestra Espiritual (cuando López Rega aún no oficiaba de secretario de Perón, pero ya llegaremos a esa parte).

Pero volvamos atrás.

Como bien señala el autor Juan Pablo Bubello en el artículo Espiritismo y Catolicismo durante el Peronismo, la Escuela Científica Basilio fue uno de los grupos espiritistas más importantes del campo esotérico argentino del siglo XX. Esta Escuela fue fundada el 1 de noviembre de 1917 en la calle Rawson, 53, de la ciudad de Buenos Aires, por el escribano francés naturalizado argentino Eugenio Portal, hijo del inmigrante galo Pedro Basilio Portal – de quien tomó el nombre para su institución.

El espiritismo, que había llegado a la Argentina en oleadas desde mediados del siglo XIX, estaba teniendo gran acogida en el país, cosa que preocupaba a la Iglesia. La Escuela Basilio presentaba elementos católicos estando, a diferencia de otras corrientes espiritistas, fuertemente centrada en las figuras de Jesucristo y María.

Desde sus inicios la Escuela Científica Basilio tuvo personería jurídica y, en 1925, se registró en el Registro Nacional de Culto como asociación espiritista; tras la muerte de Eugenio Portal el 3 de julio de 1927, fue reemplazado por Gerónimo Podestá; en 1940 la Escuela ya contaba con unos 400 miembros y una casa central, y diez años después alcanzaba los 21.000, con 34 filiales; en 1950 fue inscrita en el Fichero de Cultos del Estado y entre 1939 y 1974 fue dirigida por Hilario Fernández.

Eugenio Portal


Este crecimiento vertiginoso de la Escuela Científica Basilio hizo que la Iglesia Católica parara la oreja y le saliera inmediatamente al cruce.

El espiritismo no fue lo único que fue importado de Europa desde mediados del siglo XIX: también se importó el pensamiento liberal, la masonería, el anarquismo y otros movimientos y corrientes que el catolicismo no solo consideraba anticatólicos sino que también antiargentinos ya que la Iglesia buscaba identificar a la unidad nacional con el catolicismo, el cual debía ser el núcleo de la nacionalidad argentina.

La vuelta de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires en 1936, y en las nacionales desde 1943, le dio un gran nuevo impulso a la Iglesia, que buscaba el adoctrinamiento católico de la población. En este marco, el catolicismo le declaró abiertamente la guerra a todo movimiento que consideraba anticatólico y (por ende) antiargentino: la masoneria, el comunismo, el protestantismo, el socialismo y, por supuesto, el espiritismo.

Dice Bubello en el citado artículo:

Mientras la Iglesia obtenía el apoyo del Gobierno Militar de 1943 para avanzar en su restauración católica, paralelamente los espiritistas de la Escuela Científica Basilio desplegaban una nueva táctica: la organización de actos y eventos públicos masivos en el centro mismo de la ciudad de Buenos Aires. Y lo más provocativo, entendemos, para la Iglesia Católica, fue el slogan con el cual se promovieron: “¡Jesús no es Dios!”. 

En el libro Jesús. Yo Soy tu Maestro la Escuela Científica Basilio afirma que

Jesús de Nazaret no es Dios —como lo considera la mayoría de los grupos cristianos, incluido el catolicismo— sino solo un espíritu encarnado, igual que nosotros, solo que este espíritu es uno de los que nunca se alejaron del lado de Dios y por ello es un espíritu puro de luz o armonía espiritual, que utilizó una de las funciones principales de la mente, el sentido espiritual, que le permitió relacionarse con el plano etéreo y elaborar los basamentos de la Idea Nueva.

Escuela Científica Basilio

En esta lucha entre la Iglesia y el espiritismo, el gobierno peronista – al menos al comienzo – se puso del lado del catolicismo y a comienzos de 1948 anuló la personería jurídica de la Escuela Científica Basilio, e intentó obstaculizar su expansión. Cuando en septiembre de 1948 varios sacerdotes fueron implicados en el intento de asesinato contra Perón preparado (presuntamente) por Cipriano Reyes, la relación con la Iglesia se agrió. A partir de 1950 el escenario cambió a favor del espiritismo y particularmente de la Escuela Científica Basilio, ya que el gobierno tomó otra postura, por causa de su propio conflicto con la Iglesia Católica.

Continúa Bubello:

En mayo de 1950, no sólo el gobierno suspendió la medida que había quitado la personería jurídica a la Escuela Científica Basilio, sino que, en julio de ese mismo año, cuando el jefe de la Policía clausuró, por propia iniciativa, algunos centros de la Escuela, fue duramente criticado por Perón que ordenó su reapertura inmediata

En ese entonces comenzaron a correr rumores en la ciudad de Buenos Aires diciendo que Perón realizaba prácticas espiritistas.

Pero más provocativo fue algo que pasó al poco tiempo. Buenos Aires se vio invadida por multitud de folletos diciendo “¡Jesús no es Dios!” que publicitaban otro acto de la Escuela, y uno muy importante: el 15 de octubre de 1950 realizaban un evento nada más y nada menos que en el Luna Park; Perón, junto a Evita, les enviaron un telegrama de adhesión.

Uno de los folletos polémicos de la Escuela Científica Basilio


Continúa Bubello:

En las inmediaciones del acto, donde la Escuela se presentaba públicamente como “Escuela Científica Basilio, de ciencia y culto espiritista”, algunos de sus seguidores chocaron con grupos pertenecientes a la Acción Católica, que intentaban interrumpirlo al grito de “¡Jesús es Dios!” y fueron detenidos por la policía. Ante el escándalo público, el cardenal Copello dispuso la organización de actos de reparación de la horrenda blasfemia el domingo siguiente en todas las iglesias de la arquidiócesis; mientras las voces de la prensa adicta (Criterio, El Pueblo, Los principios, Antorcha) condenaron masivamente tanto el acto como lo que enfatizaron era “complicidad oficial” con la organización del evento. Más aún. En este marco de álgida escalada del conflicto que adquiría ribetes de violencia política, incrementando la presión, la célebre Revista Criterio, denunció a la Escuela Científica Basilio (descalificándola en términos de “secta” que difundía la “leyenda `Jesús no es Dios´”) y exigía la investigación del gobierno

El conflicto siguió profundizándose, y cuando en junio de 1952 Perón comenzó su segundo gobierno, desde algunos sectores de la oposición se denunciaba que había asistido a sesiones espíritas con un médium brasileño.

En 1954, el gobierno peronista suspendió por resolución ministerial del poder ejecutivo la enseñanza de religión en las escuelas públicas; el 31 de octubre, la Escuela celebró otro acto en el Luna Park, lo cual motivó que, en noviembre, la Iglesia denunciara al espiritismo, como una “...práctica supersticiosa que osaba constituirse en entidad jurídica para promoverse el status de religión”

Por supuesto, todo esto culminó en 1955 con el golpe militar que derribó al gobierno peronista. Incluso en su exilio, Perón continuaría teniendo sus roces y vaivenes con la Iglesia, hasta su reconciliación en los 70s, pero eso lo veremos más adelante.



Continuará…