Automáticamente, se puso a leer un artículo sobre una nave perdida en el espacio, una mercante japonesa con un cargamento de bicicletas. Sintió que le divertía, por más que hubieran muerto trescientos pasajeros; es que era graciosa, maldición, la idea de miles de bicicletitas japonesas flotando como escombros, circunvalando el sol eternamente... Y no que no hicieran falta en Marte, con la virtual carencia de fuentes de energía... En la baja gravedad del planeta se podía pedalear cientos de kilómetros sin desgaste.
(Fragmento de Tiempo de Marte - Martian Time Slip - de Philip K. Dick, 1964)
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