lunes, 21 de noviembre de 2011

La Guerra de la Información (Hakim Bey - Fragmento)



Desde el siglo 19 las siempre mutantes "ciencias sociales" han desenterrado una vasta horda de información sobre todo, desde chamanismo hasta semiótica. Cada "descubrimiento" retroalimenta la "ciencia social" y la cambia. Vagamos. Buscamos hechos poéticos, datos que intensifiquen y cambien nuestra experiencia de lo real. Inventamos "ciencias" híbridas como herramientas para este proceso: etnofarmacología, etnohistoria, estudios cognitivos, historia de las ideas, antropología subjetiva (poética antropológica o etnopoética), "epistemología dadá", etc. Miramos todo este conocimiento no como "bueno" en sí mismo, sino valioso en la medida que nos ayude a construir o aprehender nuestra felicidad. En este sentido sí sabemos de la "información como riqueza"; sin embargo seguimos deseando la riqueza en si, y no sólo su representación abstracta como información.
Simultáneamente también sabemos de la "información como guerra;" no obstante, no hemos decidido adoptar la ignorancia sólo porque los "hechos" pueden usarse como un gas venenoso. La ignorancia ni siquiera es una buena defensa, y mucho menos un arma útil en esta guerra.
Tratamos ni de hacer un fetiche de ni demonizar la "información". En cambio, tratamos de establecer una serie de valores según los cuales la información se pueda medir y valorar. Nuestro estándar en el proceso sólo puede ser el cuerpo. Según algunos místicos, el espíritu y el cuerpo son "uno". Ciertamente el espíritu ha perdido su solidez ontológica (desde Nietzsche, al menos), mientras que el derecho del cuerpo sobre la "realidad" ha sido socavado por la ciencia moderna hasta el punto de desaparecer en una nube de "energía pura". Entonces ¿porqué no asumir que el espíritu y el cuerpo son uno sólo, después de todo, y que son los aspectos gemelos (o díades) del mismo implícito e inexpresable real? No hay cuerpo sin espíritu, no hay espíritu sin cuerpo. Los Dualistas Gnósticos están equivocados, y también los vulgares "materialistas dialécticos". El cuerpo y el espíritu juntos hacen vida. Si algún polo falta, el resultado es la muerte. Obviamente estoy evitando cualquier definición estricta del cuerpo y espíritu. Hablo de experiencias "empíricas" diarias. Experimentamos el "espíritu" cuando soñamos o creamos; experimentamos el "cuerpo" cuando comemos y cagamos (o a lo mejor al revés); sentimos los dos al mismo tiempo cuando hacemos el amor. No estoy proponiendo categorías metafísicas aquí. Aún estamos derivando y estos son puntos ad-hoc de referencia, nada más. No necesitamos ser místicos para proponer esta versión de "una realidad". Sólo es necesario señalar que ninguna otra realidad ha aparecido aún dentro del contexto de nuestra experiencia conocida. Para todo propósito practico, el "mundo" es "uno". Sin embargo, históricamente la mitad "cuerpo" de esta unidad siempre ha recibido los insultos, la mala prensa, la condena espiritual y la persecución económica de la mitad "espíritu". Los representantes auto-designados del espíritu han recibido la mayoría de los créditos en la historia conocida, dejándole al cuerpo sólo una prehistoria de desaparición primitiva, y algunos espasmos de futilidad insurrecta fallida.
El espíritu ha dominado - en consecuencia apenas sabemos hablar el lenguaje del cuerpo. Cuando usamos la palabra "información", la materializamos porque siempre hemos materializado las abstracciones - desde que Dios se nos apareció como un arbusto en llamas. (Información como la descorporización catastrófica de la materia "bruta"). Nos gustaría proponer ahora la identificación del yo con el cuerpo. No estamos negando que el "cuerpo también es espíritu", pero deseamos restaurar en algo el balance de la ecuación histórica. Consideramos a todo el odio del cuerpo y difamación de mundo como nuestro "mal". Insistimos en el revival (y mutación) de valores "paganos" en cuanto a la relación cuerpo- espíritu. No sentimos gran entusiasmo por la "economía de la información", porque la vemos como una nueva máscara para el odio del cuerpo. No podemos realmente creer en la "guerra de la información”, porque hipostatiza (objetiva) la información pero la etiqueta de "maligna".
En este sentido, la "información" parecería ser neutra. Pero desconfiamos también de esta tercera posición, por ser una salida tibia y un fracaso como visión teórica. Cada "hecho" adquiere distintos significados a medida que lo pasamos por nuestro prisma dialéctico y estudiamos sus brillos y sombras. El "hecho" nunca está inerte o "neutro", pero puede ser tanto "bueno" como "malo" (o más allá de ellos) en un sinnúmero de variaciones y combinaciones. Somos nosotros, finalmente, los artistas de este discurso inmensurable. Creamos valores. Lo hacemos porque estamos vivos. La información es un desorden tan grande como el mundo material que refleja y transforma. Abrazamos la confusión, toda ella. Todo es vida. Pero dentro del vasto caos de lo vivo, cierta información y ciertas cosas materiales empiezan a conglutinarse en una poética o una forma-de-saber o una forma-de-actuar. Se pueden sacar ciertas "conclusiones", siempre que no las colmemos de elogios y las situemos sobre altares. Ni "información" o siquiera un sólo "hecho" constituyen algo en sí mismos. La sola palabra "información" implica una ideología, o más bien un paradigma, enraizado en el miedo inconciente al "silencio" de la materia y del universo. "Información" es un substituto de la certeza, un fetiche restante de la dogmática, un súper-sitio, un espectro. Los "hechos poéticos" no son asimilables a la doctrina de la "información". "Saber es ser libre" sólo es cierto cuando la libertad se entiende como una técnica psicocinética. La "información" es un caos; el conocimiento es el ordenamiento espontáneo de ese caos; libertad es surfear la ola de esa espontaneidad. Estas conclusiones tentativas constituyen el suelo cambiante y pantanoso de nuestra "teoría". El TAZ (zona temporal autónoma) quiere a toda la información y todo el placer corporal en una grande y compleja confusión de dulces datos y dulces fechas - hechos y fiestas - sabiduría y riqueza. Esta es nuestra economía - y nuestra guerra.
HAKIM BEY
Hakim Bey es más conocido por sus publicaciones en 'zines, recolectadas bajo el título de T.A.Z., The Temporary Autonomous Zone, disponible en "Nonlocal" publicación electrónica que antecedió a "Momentocrítico).
 Texto completo aquí.

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