domingo, 11 de abril de 2021

Las Aventuras Goéticas de Benvenuto Cellini Fragmento de Geosophia, de Jake Stratton-Kent

 

Las Aventuras Goéticas de Benvenuto Cellini

 

Fragmento de Geosophia, de Jake Stratton-Kent

Traducción: Mazzu

 

 


 

Compuse cierta obra en la que ensayé el secreto de los secretos, en la que los he conservado ocultos, y también en ella he escondido todos los secretos de las artes mágicas de todos los maestros; todos los secretos o experimentos, es decir, de estas ciencias que de alguna manera valen la pena ser cumplidos. También los he escrito en esta Clave, de modo que, como una llave abre un tesoro, esto puede abrir el conocimiento y comprensión de las artes y ciencias mágicas.

El Verdadero Grimorio

 

Los manuales mágicos antiguos son razonablemente numerosos, aunque tal vez la mayoría de los más conocidos son en parte compilaciones o reconstrucciones basadas en los escritos de comentaristas eruditos sobre obras más antiguas y raras. A pesar de esta disponibilidad, a veces es bastante difícil obtener una imagen clara de cómo eran en realidad las ceremonias mágicas en el período entre 1200 y 1750 d.C. Curiosamente, hay un texto olvidado pero extremadamente útil mediante el cual se puede eliminar esta oscuridad y disipar algunos conceptos erróneos modernos. Un testimonio muy completo de las ceremonias mágicas del período medieval y renacentista está contenido en la viva y muy entretenida autobiografía La Vida de Benvenuto Cellini. Las citas que siguen proporcionan toda la información que Cellini suministró. (…)

No es necesario dudar de la realidad de la participación de Cellini en los rituales descritos. El suyo era un espíritu tempestuoso y desinhibido para el que la acción era una segunda naturaleza y el disimulo un extraño.

 

Ocurrió que por virtud de una serie de circunstancias llegué a entablar conocimiento con un sacerdote de Sicilia, hombre de genio muy versado en el estudio de los autores griegos y latinos. Cierto día que la conversación recayó en las artes de la necromancia, le dije que tenía vivos deseos de ver algo de tales cosas y que siempre me había aguijoneado la curiosidad de conocer los misterios del aludido arte. El cura me contestó que para entrar en esos dominios era necesario tener un ánimo resuelto y emprendedor que acometiese con firmeza la investigación, y como yo le replicase que no carecía de valor ni de resolución para aprovechar la primera oportunidad propicia, dijo: sí efectivamente tenéis valor para hacer un ensayo, yo os proporcionaré la ocasión. En consecuencia, acordamos intentar la aventura.

 

 Este encuentro tuvo lugar en 1535, fecha significativa en la historia de la magia por ser el año de la muerte de Cornelius Agrippa. Esto fue dos años después de la primera publicación completa de su Filosofía Oculta y cinco años después de la publicación de De la Incertidumbre y Vanidad de las Ciencias. También fue treinta años antes de la publicación del más práctico Cuarto Libro de Filosofía Oculta. Con respecto a este último libro, todavía reina la controversia sobre si Agripa lo escribió o no; en verdad, se afirma que sólo algunas partes fueron escritas por él, y al menos es posible que así fuera. En la época de la experiencia de Cellini, algunos de estos escritos habían estado circulando en manuscrito durante algún tiempo, y ciertamente podrían haber sido consultados por los héroes de esta narración. En cualquier caso, como se verá, las variedades de magia ceremonial que describen estos escritos eran en efecto de uso contemporáneo. Es de suma importancia señalar que este nigromante siciliano, al igual que Agrippa, no era ajeno a la literatura clásica. Tal familiaridad es usualmente subestimada en los grimorios, y aún más por lectores modernos sobreinfluenciados por las interpretaciones cabalísticas. En realidad, practicar la magia influenciada por el pasado pagano era muy sospechoso (‘leer griego es volverse hereje’), por lo que dicha influencia solía disimularse o desautorizarse; sin embargo, su presencia e influencia eran muy fuertes. Teniendo en cuenta este trasfondo clásico, la ubicación del experimento nigromántico es bastante apropiada:

 

El cura me indicó la noche designada, indicándome que podían venir conmigo dos compañeros. Invité a Vicenzio Romoli, un íntimo amigo mío, quien vino acompañado de un habitante de Pistoya, persona acostumbrada a practicar los trabajos de la magia negra. Nos reunimos en el Coliseo y el cura, siguiendo la costumbre de los nigromantes, comenzó a trazar en tierra varios círculos, ejecutando al efecto las ceremonias más imponentes. Había llevado consigo asafétida, diversos perfumes preciosos, fuego y también algunos compuestos que esparcían infectas miasmas. Dispuesto todo de manera conveniente, abrió un paso en el círculo y habiéndonos cogido unos a otros de la mano, ordenó el cura al otro nigromante que se preparara a echar los perfumes en el fuego en la oportuna ocasión, dejando a su cuidado el de que no se extinguirse la lumbre y de continuar arrojando a ella drogas hasta concluir la ceremonia. Entonces comenzaron las conjugaciones

 

La naturaleza elaborada del círculo no es pista suficiente para que podamos determinar qué texto estaba usando el nigromante. En esta fecha, bien podría haber sido un círculo del Heptameron que estaba disponible en Italia desde 1496, y probablemente antes en forma de manuscrito. El Heptameron establece reglas para dibujar círculos que son detalladas y elaboradas, pero no hay una indicación sólida en el texto de que esta fuese la forma utilizada. La insistencia en un compañero es típica de La Clavícula de Salomón, sin embargo el uso que se hace de la asafétida más adelante en este rito es bastante diferente al de la Clavícula. De particular interés para mí es el uso aparente de un solo fuego que parece haber sido de tamaño razonable, incluso sustancial. Esto concuerda con textos como el Grimorium Verum y el Gran Grimorio. A menudo se supone que son semi-espurios y de fecha tardía, pero de hecho preservan tradiciones auténticas que no se encuentran en la Clavícula ni otros grimorios abiertamente demoníacos. Por otro lado, el Heptameron recomienda un solo incensario, también descrito como fuego. Sin embargo, el uso de múltiples perfumes también se asemeja al Grimorium Verum, aunque difiere del Heptameron que atribuye un único perfume a cada día de la semana. A juzgar por las descripciones y la ilustración ocasional de varios grimorios, este fuego o incensario único tenía la forma de lo que hoy en día llamaríamos brasero. Es de destacar que el Grimorium Verum y otros grimorios franceses tardíos conservan uniformemente esta característica.

 

Este asunto duró hora y media aproximadamente, cuándo aparecieron varias legiones de demonios, en tan enorme cantidad, que vimos lleno todo el Coliseo. Yo estaba ocupado con los perfumes, cuando percatándose el cura de que allí estaba un gran número de espíritus infernales, volvióse hacia mí para decirme: Benvenuto, ¿queréis pedirles algo?. Yo repuse: sí, que me transportan al lado de mi querida, la siciliana Angélica. Aquella noche no tuve ninguna respuesta, pero dejóme contento mi propósito de haber llevado a tales límites la satisfacción de mi curiosidad

 


“Este asunto” evidentemente alude a la construcción del círculo y al repertorio de conjuros. El ceremonial moderno es a menudo más abreviado y, digamos, menos efectivo. Un ritual preliminar de destierro y las invocaciones prescritas por los magos del siglo XIX podrían tomar la mitad de este tiempo.

Nótese también que no hay absolutamente ninguna mención de ningún triángulo de manifestación fuera del círculo. Este complemento de las evocaciones probablemente no sea una característica constante de los grimorios. En su forma moderna, deriva de la mención de Weyer, elaborado en la Goecia de Salomón, y dado por sentado por la mayoría de los magos modernos. El hecho de que no serviría de nada si aparecieran legiones de espíritus, siendo lo suficientemente grande para una identidad de tamaño humano como mucho, más bien milita en contra de su utilidad en algunas concepciones de los procedimientos mágicos.

 

El mago me dijo que necesitábase que volviésemos otra vez, asegurándome que quedarían complacidos mis deseos, pero que necesitábase que llevara un niño puro y de inmaculada inocencia. Cumpliendo el mandato, llevé a un muchacho de 12 años que tenía mi servicio, a Romoli, mi acompañante de la primera vez, y a Agnolino Guiddi un amigo de confianza a quién escogí también para que asistiera a la ceremonia

 

Este empleo de un niño clarividente es típico de muchas operaciones en los papiros. Esto evolucionó hasta convertirse en el Arte del Armadel, un procedimiento muy influyente que se incorpora en muchos grimorios importantes. Un comentario detallado sobre este tipo de operación se puede encontrar en mi edición de El Verdadero Grimorio. Aquí sólo es necesario decir que el rito es indudablemente antiguo, proporcionando una clara evidencia de los precursores precristianos de los grimorios.

 

Cuando llegamos al lugar elegido, el cura verificó las operaciones preliminares descritas y algunos exorcismos de más enérgico poder aún, y nos situó dentro del círculo, esta vez trazado con arte más poderoso y de manera más solemne que la primera ocasión. Entonces, habiendo dejado el cuidado de la lumbre y los perfumes a mi amigo Vicenzio con la ayuda de Agnolino, el evocador puso en mis manos un pentáculo, mandándome a que lo volviese hacia el lugar que me indicaría, y de modo que el niño quedase debajo del cuadro

 


Este uso del pentáculo es importante, Los detalles de su construcción o apariencia están presentes en muchos grimorios pero sin instrucciones claras sobre su uso. En El Verdadero Grimorio se recomienda que dicho pentáculo se coloque en los cuatro puntos cardinales. En La Clavícula de Salomón, el mago debe usar otros pentáculos debajo de un velo y mostrarlos a los espíritus cuando haya necesidad. El procedimiento aquí parece combinar ambos enfoques, y refleja las tradiciones más antiguas con respecto a un Sello o Pentáculo de Salomón. La forma en la Clavícula es probablemente tardía, con numerosos pentáculos complejos y especializados reemplazando la forma ubicua de un único Pentáculo de Salomón.

 

El mago principió a hacer sus terribles evocaciones. Llamó por su nombre a una multitud de diablos que eran los jefes de distintas legiones y les habló evocando el poder de Dios, eterno e increado que nunca dejará de existir. Todo esto en los idiomas hebraico latino y griego. Tal fue el efecto de la conjuración, que en un instante se llenó el Coliseo de diablos, reunidos en mayor número que la primera vez. Mientras Romoli, ayudado por Agnolino, quemaba una considerable porción de los preciosos perfumes, yo insistí en mi deseo de ser llevado a Angélica siguiendo las indicaciones del cura. Sabed – dijo volviéndose hacia mí – que han manifestado que antes de un mes os encontraréis al lado de dicha persona. En tales instantes de la operación me hizo saber que me mantuviera sereno y firme porque las legiones que habían acudido sobrepasaban en más de 1000 al número de las que llamara, perteneciendo las venidas a las especies más terribles por añadidura, y que lo conveniente era toda vez que hubiera contestado a mi pretensión, ver de despedirlas con suma bondad para que se fueran marchando tranquilamente

 

La frase ‘el poder de Dios, eterno e increado’ tiene cierta semejanza con el texto llamado Ars Notoria, mientras que una expresión similar ocurre en la Clavícula; sin embargo, el término puede ser general. Es bastante claro que los espíritus respondieron a la pregunta del nigromante, y a pesar de  estar aterrorizado, estaba lo suficientemente preparado para lidiar con ellos sin amenazas ni maldiciones.

 

Había un millón de feroces enemigos que empeñábanse en exterminarnos y cuatro gigantes armados, de enorme estatura, bregaban para romper nuestro círculo de defensa. Mientras tanto, el evocador temblaba de miedo y por sus maneras suaves y amables quería despedirlos del mejor modo que pudiera. Romoli cumplía su cometido tiritando también de espanto, y aunque yo era víctima de un terror que superaba al de mis compañeros, procuraba no demostrarlo, contribuyendo así eficazmente a infundir valor a los demás. De todos modos, me consideraba hombre perdido al contemplar el lívido rostro del evocador. El muchacho metió la cabeza entre las rodillas y me dijo: yo moriré en esta postura, porque es seguro que todos vamos a fenecer. Le contesté que los demonios estaban a muy grande profundidad de nosotros y que aquellos que veía sólo eran humo y sombras. Le ordené que recobrará la serenidad y que levantará la cabeza. En el acto de obedecerme exclamó: ¡Todo el coliseo es pasto de las llamas y el fuego viene a nosotros! Y cubriéndose los ojos gritó que esta desgracia era inevitable y que no quería verlo llegar

 

La posición del niño vidente debajo del pentáculo es interesante, subraya la naturaleza protectora del símbolo y, además, sugiere que Cellini giró el pentáculo en esta dirección en lugar de apuntarlo a los distintos cuadrantes. La impresión creada por estas referencias implica que el pentáculo era de un tamaño bastante grande, probablemente requiriendo sostenerlo con ambas manos. El pentáculo se hacía con el pergamino virgen sobre el que se pone gran énfasis en muchos grimorios. El lector debe tener en cuenta su lugar central en tal magia, y que el pergamino se obtenía de una cabra o un cordero sacrificados. Este objeto talismánico vital tiene insospechadas raíces viejas en la antigüedad remota.

Como señalan Skinner y Rankine, los cuatro gigantes enormes, que no pueden haber estado reunidos en un solo punto, bien pueden representar los Cuatro Reyes del los Puntos Cardinales que se mencionan con frecuencia en los textos goéticos. En medio de la ceremonia, Cellini declaró que los espíritus son inferiores a los humanos, quienes según las sagradas escrituras tienen un lugar especial en la dispensación de Dios. En contexto, esto suena a vanagloria, un artefacto para inspirar coraje en lugar de una declaración de convicción.

 

El mago me dio ánimos para que me serenarse y me cuidara de quemar los perfumes oportunos, a lo que, volviéndome hacia Romoli, le dije que echara al fuego los perfumes más excelentes. A la vez, fijé la vista en Agnolino, quién estaba tan aterrado que apenas si se daba cuenta de lo que acontecía. Viéndole en tal situación, le dije: Agnolino, en estas circunstancias un verdadero hombre no demuestra temor y, al contrario, no perdona modo de prestar ayuda; adelante pues, y echa un manojo de asafetida al fuego. Agnolinio, al momento de moverse, largó un trompeteo flatulento con tal abundancia de excremento que resultó más poderoso que la asafétida. Al oler la pestilencia, el niño se atrevió a alzar la vista, y viéndome reír, cobró ánimos diciendo entonces que ya veía huir a los demonios

 

El uso de asafétida como agente de destierro no es de ninguna manera desconocido, pero es necesario distinguir su uso en esta manera de los procedimientos tanto de la Clavícula de Salomón como de la Goecia de Salomón En ambos textos la asafétida se utiliza como último recurso como parte de un método para obligar a los espíritus reacios a aparecer. Aquí el uso de olores apestosos se emplea con demasiada claridad para desterrar los espíritus.

 

Así continuamos hasta que empezaron a sonar las campanas de los maitines. El muchacho solo vio algunos diablos y a mucha distancia, y en tanto que el mago finalizaba la ceremonia, se quitaba las vestiduras y comenzábamos a empaquetar un gran montón de libros que había traído, todos  salimos del círculo junto a él, acurrucándonos uno junto al otro; especialmente el muchacho, que estaba colocado en el medio, y había agarrado al nigromante por su túnica y a mí por mi capa; y continuamente mientras íbamos hacia nuestras casas cerca de la Rivera, no dejaba de decirnos que dos de esos espíritus que había visto en el Coliseo iban dando brincos frente a nosotros, a veces saltando por los techos y a veces por el suelo.

 


Los maitines pueden representar la medianoche o el amanecer. Es muy interesante que el nigromante tenga un paquete de libros, en lugar de un solo grimorio. Esto explica muchas características de este rito, como los conjuros en diferentes idiomas. Algunos magos modernos tienen una tendencia al purismo, tratando grimorios específicos como “cosas en sí mismos”. Este rechazo a lo ecléctico en cualquier combinación práctica o teórica de fuentes contrasta fuertemente con el método de este auténtico mago renacentista.

Nuestro nigromante evidentemente ha realizado los necesarios ritos de destierro (la licencia para partir), pero a pesar de esto, aún quedan espíritus al salir del círculo. Esto contrasta fuertemente con el consejo habitual de los grimorios de estar absolutamente seguros de que los espíritus se han marchado antes de abandonar el círculo. Presumiblemente, los espíritus juguetones que acompañaban el viaje de regreso a casa fueron considerados de un orden menos feroz. Desde otra perspectiva, las visiones posteriores a los rituales de este tipo son de esperar, el consejo contrario de los grimorios es quizás un poco mecanicista.

 

El nigromante dijo que aunque a menudo entraba en círculos mágicos, nunca había encontrado una aventura tan grande como esta. También trató de persuadirme para que consintiera en unirme a él en la consagración de un libro, por medio del cual obtendríamos una riqueza inconmensurable, ya que podríamos llamar a los demonios para que nos mostraran algunos de los tesoros de los que la tierra está llena, y que por ese medio deberíamos llegar a ser muy ricos; y que las aventuras amorosas como la mía eran vanidades y locuras sin importancia. Le respondí que si supiera latín estaría muy dispuesto a hacer tal cosa. Sin embargo, continuó persuadiéndome, diciendo que el latín no me serviría de nada, y que si lo deseaba podría haber encontrado muchas personas bien instruidas en latín; pero que nunca había encontrado a nadie con un coraje tan sólido como el que yo tenía y que debía atender a su consejo. Con estas discusiones llegamos a nuestras casas y cada uno de nosotros soñó con demonios durante toda esa noche. Como teníamos el hábito de reunirnos a diario, el mago seguía instándome a emprender la empresa. En consecuencia, le pregunté qué tiempo tardaríamos y adónde deberíamos ir. A esto contestó que en menos de un mes podríamos concluir la labor, y que el lugar más adecuado para él era en las montañas de Nursia; un maestro suyo había consagrado un libro de este tipo más cerca de Roma, en un lugar llamado Badia di Farfa; pero se había encontrado con algunas dificultades que no ocurrirían en las montañas de Nursia; los campesinos nursianos son personas confiables, y tienen cierta práctica en tales áreas, de modo que pueden, cuando sea necesario, prestar una valiosa ayuda.

 

Como se verá más adelante, la ubicación de la que habla el nigromante es un foco importante de las supervivencias paganas y las tradiciones folclóricas. Estos son de gran interés en sí mismos. El hecho de que no estuvieran completamente separados de la magia judeocristiana de los grimorios, que eran territorio de un clero letrado, es particularmente significativo. Con demasiada frecuencia se supone que la magia de los grimorios refleja sólo la magia cristianizada clerical clandestina, adaptación de técnicas de exorcismo, etc. A menudo se hace una distinción arbitraria entre la magia popular y esta especie eclesiástica. Tal distinción conduce a argumentaciones circulares, donde los textos mágicos que se desvían de la definición se denominan pseudo-grimorios. En realidad, tales elementos folclóricos están presentes en mayor o menor grado en la mayoría de grimorios; Aquellos que lo enfatizan más que otros pueden ser más representativos en lugar de ser menos.

 

Este cura nigromante me conmovió tanto con sus persuasiones que estaba bien dispuesto a la tarea, pero dije que quería primero terminar esas medallas que estaba haciendo para el Papa. Le confié lo que estaba haciendo solo a este hombre, rogándole que lo mantuviera en secreto. Al mismo tiempo, le pregunté si creía que iba reunirme con mi Angélica siciliana en el momento indicado; porque el tiempo se acercaba, y me parecía una cosa singular que no había oído nada de ella. El nigromante me aseguró que seguramente iba yo a encontrarme donde ella estaba, porque los espíritus nunca fallan, cuando hacen promesas como lo habían hecho entonces; pero que tendría que mantener los ojos abiertos, y estar en guardia contra la desgracia que pudiera ocurrirme en ese sentido, y ponerme freno para soportar algo de mi inclinación, porque él previó un peligro inminente en ello; Bien sería para mí si fuera con él a consagrar el libro, ya que esto evitaría el peligro que me amenazaba, y nos haría afortunados a los dos …

 

Aquí terminan las aventuras de Cellini con el nigromante. Un gran peligro le alcanzó, como predijo el nigromante, y al huir de la ciudad, en consecuencia, se reunió inesperadamente con la Angélica siciliana dentro del tiempo asignado. Dado que el nigromante nunca volvió a aparecer, sólo se puede suponer que se había ido a Nursia en ausencia de Cellini. Es una lástima que el artista no acompañara al nigromante a Nursia para consagrar el Libro de los Espíritus y compartir esa aventura con nosotros.

 


2 comentarios:

  1. Hola, me gusta mucho tu blog, me lo recomendó hace un par de años Laura Lleonart, me divertí muchísimo con tus traducciones de the iluminatus y el gato de Schrödinger y quería aprovechar para agradecerte por todo. ¿haces algún programa radial o postcast? Saludos y sigue asi.

    Salve Eris.

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  2. Hace un par de años atrás hacía el podcast La Capilla Peligrosa, podés buscarlo en Ivoox...
    Gracias por el comentario y la buena onda!

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