viernes, 23 de enero de 2015

Fragmento de "The Real Frank Zappa Book" (VI Parte)

Nuevo fragmento del libro "The Real Frank Zappa Book" (de F.Z. y Peter Occhiogrosso). Acá pueden leer la PRIMERASEGUNDATERCERACUARTA PARTE, y QUINTA PARTE

Traducción: Mazzu




Who Are the Brain Police?


Tom Wilson regresó a Los Ángeles para las sesiones. Ya estaba en la cabina de control cuando empezamos la grabación de la primera canción, “Any Way the Wind Blows”. Él estaba siguiendo el ritmo con su pie y asintiendo con la cabeza (al igual que los productores de discos en las películas). La segunda canción fue “Who Are the Brain Police?”...

“Who Are the Brain Police?”


What will you do if we
Let you go home, And the plastic's all melted
And so is the chrome --
WHO ARE THE BRAIN POLICE?

What will you do when the
Label comes off,
And the plastic's all melted
And the chrome is too soft --
WHO ARE THE BRAIN POLICE?

What will you do if the
People you knew
Were the plastic that melted
(And the chromium too?)
WHO ARE THE BRAIN POLICE?

“Who Are the Brain Police?” del álbum Freak Out!, 1966

Pude ver por la ventana que él estaba al teléfono para llamar a su jefe - probablemente para decirle: “Bueno, eh, no son exactamente una ‘banda blanca de blues’, pero... algo así”.

Freak Out! era un álbum doble, y todas las canciones trataban sobre algo. No era como si hubiéramos tenido un solo hit y necesitábamos construir algún relleno para completar el disco. Cada canción tenía una función dentro de un concepto satírico general.

You're probably wondering
Why I'm here,
And so am I! So am I!
Just as much as you wonder,
'Bout me bein' in this place,
That's just how much I marvel
At the lameness on your face --
You rise each day the same old way,
And join your friends out on the street,
Spray your hair
And think you're neat,
I think your life is incomplete,
But maybe that's not for me to say --
They only pay me here to play.

“You're probably wondering Why I'm here” del álbum Freak Out !, 1966



Cuanto más avanzaban las sesiones, más entusiasta se ponía Wilson. A mitad de la semana le dije, “Me gustaría alquilar un equipo de percusión por quinientos dólares (recordemos que era 1965) para la sesión de la medianoche del viernes, y quiero llevar a todos los freaks (loquitos) de Sunset Boulevard al estudio para hacer algo especial”. Él estuvo de acuerdo.

Teníamos el equipo y a los freaks y, a partir de la medianoche, grabamos lo que resultó ser el lado cuatro del álbum. Wilson estaba en ácido esa noche. Yo no lo sabía - me lo dijo después. He tratado de imaginar lo que debe haber estado pensando, sentado en esa sala de control, escuchando toda esa mierda extraña que salía por los altavoces, y siendo responsable de decirle al ingeniero, Ami Hadani (que no estaba en ácido), lo que debía hacer.

¿Qué importa el nombre?

Para cuando Freak Out! fue editado y puesto en forma de álbum, Wilson había gastado veinticinco o treinta mil dólares del dinero de MGM - una suma grotesca en aquellos días, incluso para un LP doble. (De hecho, creo que Freak Out! fue el primer LP doble de rock)

Nos informaron que no podrían lanzar el disco – los ejecutivos de MGM estaban convencidos de que ningún DJ pondría en el aire un disco hecho por un grupo llamado “Las Madres” (como si nuestro nombre fuera a ser el Gran Problema).

Insistieron en que lo cambiáramos, por lo que la línea es:

“Por necesidad, nos convertimos en los Mothers of Invention”[1].

Freak Out! de “The Mothers of Invention” finalmente llegó a las calles. Los oyentes de la época estaban convencidos de que yo estaba hasta las cejas con productos químicos. De ninguna manera. De hecho, tuve varias discusiones con los chicos de la banda, que sí consumían “productos de entretenimiento que alteran la conciencia”. El asunto estalló en una reunión de la banda cuando Herb Cohen quiso deshacerse de Mark Cheka. Cohen dijo que podíamos seguir dándole un porcentaje a Mark, pero que él quería hacerse cargo, ya que, básicamente, Mark no sabía nada sobre cuestiones de managers.

“Bueno, ya que estamos limpiando la casa aquí”, pensaron algunos de los Mothers, “vamos a deshacernos del pelotudo de Zappa también”. Sí, amigos, algunos miembros de la banda querían que yo me fuera y los dejara tranquilos porque (no se rían) yo no tomaba drogas.

La línea clásica de la reunión estuvo a cargo de Ray Collins: “¡Tienes que ir a Big Sur y tomar ácido con alguien que crea en Dios!”. Fiiiiiiuuuuuu.

Nuestra primera gira






Sin dejarme intimidar por esta fascinante sugerencia, continué mis deberes como el “pelotudo residente”. La primera gira de The Mothers of Invention se llevó a cabo en 1966, en momentos en que casi nadie fuera de L. A. y San Francisco tenía el pelo largo. Nosotros éramos tipos feos con ropa rara y pelo largo: justo lo que el mundo del espectáculo necesitaba. A la mierda todos aquellos grupos de chicos lindos.

Era una gira de promoción de bajo presupuesto, organizada por MGM, que nos llevaba primero a Washington DC para un show de TV llamado Swingin’ Time en el canal 20 - un espectáculo televisivo de baile para los hijos e hijas de los líderes de nuestra nación.

El show había preparado un “Freak Out Dance Contest” (concurso de baile loco), e invitaba a los participantes a vestirse “locamente” para el evento. ¿Cuán locos estaban? El tipo más raro en la sala llevaba dos calcetines de diferente color.

En Detroit, hicimos un programa de televisión donde se nos pidió hacer algo perverso: “hacer un playback de nuestro hit”. No teníamos un ‘hit’, pero el productor dijo: “hagan un playback de su hit - o de lo contrario...”. Así que le pregunté: “¿Tienen un departamento de utilería aquí?” Afortunadamente sí lo tenían.

Allí junté un surtido de objetos al azar y construí un escenario. Nos habían pedido que fingiéramos tocar o bien “How Could I Be Such a Fool?” o “Who Are the Brain Police?” así que sugerí que cada miembro del grupo eligiera una acción física repetible, no necesariamente en sincronía (o ni siquiera relacionada) con la letra, y la hiciera una y otra vez hasta que finalizara nuestra actuación en el show – la primera bocanada de dadaísmo casero en horario estelar que hubo en Detroit.

Siguiente parada: Dallas. Volamos a Love Field y nos encontramos caminando por un pasillo largo, lleno de soldados y marineros – que se quedaron tiesos, mirándonos con incredulidad. No dijeron nada. No nos arrojaron nada. No nos balearon como en Easy Rider - simplemente se quedaron allí, mirándonos.

Entonces fuimos llevados a un centro comercial, un lugar en la planta baja donde otro espectáculo de baile de TV para adolescentes estaba en marcha. Tocamos en vivo en ese.

El punto culminante de la actuación fue Carl Franzoni, nuestro “chico go-go”. Llevaba calzas de ballet, y bailaba el twist violentamente. Los testículos de Carl son enormes. Tiene un bulto mucho más grande que una panera. Las expresiones en los rostros de las adolescentes bautistas que observaban su grandeza es un recuerdo atesorado.


Mi Fabulosa Esposa
  



Al final de esta agotadora gira por tres ciudades, me presentaron a una zorrita fascinante que trabajaba como secretaria en el Whisky-a-Go-Go: Adelaide Gail Sloatman. Luego de un par de minutos (no se rían) me enamoré, y nos fuimos a vivir juntos – para finalmente conmemorar la unión en una ceremonia civil realmente ridícula en 1967.

Nos casamos un par de días antes de que yo saliera para nuestra primera gira europea. Ella estaba embarazada de nueve meses, a punto de parir. Fuimos a la Alcaldía de Nueva York, y llegamos justo antes de la hora de cierre. Yo no tenía anillo de bodas - de hecho, Gail aún no tiene anillo de bodas.

Había una máquina expendedora de bolígrafos que llevaban la inscripción “Felicitaciones del alcalde Lindsay” a diez centavos cada uno. Tuve que comprar uno con el fin de llenar el formulario.

Luego nos metieron en uno de los pequeños “cubículos de casamiento”. Adentro era verde, y me recordó a una mesa de billar. En el medio de la habitación había una réplica barata de púlpito hecha con fórmica. Sobre ella había un reloj del tipo que uno marca cuando entra a trabajar. El hombre a cargo marcó nuestra tarjeta, recitó La Fórmula, y pidió El Anillo. Yo le dije que tenía un bolígrafo, y lo apunté al abultamiento del vestido maternal de Gail.

Sí, amigos, tengo algo en común con mi hermano-en-Cristo, Pat Robertson - excepto que yo nunca he mentido al respecto.


Brown Shoes Don’t Make It

En su lanzamiento inicial, MGM nos informó que las ventas de Freak Out! alcanzaron unas míseras treinta mil unidades - no fue un éxito precisamente. Nuestras regalías eran de sesenta o setenta centavos por copia, que no era tan estupendo tampoco. En los números, al menos, era un fracaso. Los estados contables indicaban que le debíamos dinero a MGM.

Cuando llegó el momento de hacer nuestro segundo álbum, Absolutely Free, MGM proclamó que no podíamos gastar más de once mil dólares en él.

A world of secret hungers,
Perverting the men who make your laws
Every desire is hidden away,
In a drawer, in a desk,
By a Naugahyde chair,
On a rug where they walk and drool,
Past the girls in the office.

“Brown Soes Don’t Make It”, del álbum Absolutely Free, 1967





Cómo solían Atornillarte




Los horarios de grabación eran ridículos, haciendo imposible perfeccionar cualquier cosa en el álbum. Era la clase de mierda típica que teníamos que aguantar antes de que yo tuviera mi propio estudio. Cuando uno graba para ‘un sello’, siempre está trabajando con el presupuesto que ellos deciden - con sus horarios. Cuando el presupuesto se agota, ya está. Si el master no suena bien, ¿qué coño les importa? Se publica de todos modos – para ellos es sólo un “producto”.

Durante este período, comencé a escuchar rumores sobre problemas dentro de la MGM. Tenían uno de los discos más vendidos de todos los tiempos: la banda sonora de Dr. Zhivago - pero resultó que al menos un cuarto de millón de unidades habían desaparecido por la puerta trasera de la planta de prensado, y lo mismo parecía haber sucedido con los álbumes de otros artistas de MGM, entre ellos el nuestro.

Este truco se llama “excedente de prensado”. Era bastante simple: la planta de prensado recibía la orden de prensar, por ejemplo, dos mil unidades de Dr. Zhivago. Alguien (¿quién? todavía no sabemos) le decía al tipo que operaba la prensa que imprimiera cuatro mil unidades, entonces algún otro tipo iba en medio de la noche, abría la parte de atrás de su camioneta (o camión o lo que fuera), cargaba las cajas de discos, conducía hasta otro estado y, o bien vendía los discos a ‘distribuidores amigables’ o los cambiaba por habitaciones llenas de muebles - y los artistas involucrados recibían una declaración contable que mostraba la mitad de lo que realmente eran sus ventas. Todo el mundo la estaba pasando tan bien en ‘flower-power-landia’ que nadie se percataba de la estafa. Eso fue sólo el comienzo de mis problemas con las compañías discográficas multinacionales. Para 1984 había demandado a los dos gigantes de la industria, CBS y Warner, y había aprendido mucho más sobre estas ‘prácticas creativas de contabilidad’.

Atravesamos una importante batalla legal con MGM por las regalías de esos primeros LPs. Tardó cerca de ocho años en resolverse. Parte de su defensa en el caso se basaba en la afirmación de que habían sufrido (no se rían) un INCENDIO Y una inundación en la parte del edificio donde se almacenaban precisamente esos discos.

Un hijo de puta enfermo con una hoja de afeitar

Por lo general no escucho mis discos una vez que están terminados y son lanzados al mercado, pero en 1968, durante la segunda gira europea, We’re Only In It for the Money ganó el equivalente holandés de un Grammy.

Hubo una ceremonia de premiación, en la que me entregaron una estatuilla - con el disco sonando de fondo. Me di cuenta de que faltaban trozos enteros de algunas canciones. Alguien en MGM se sintió ofendido por las letras y las habían cortado arbitrariamente - en un caso, alrededor de ocho compases de música - lo suficiente para joder la canción hasta el puente.

La Gran Ofensora era una línea de la canción “Let's Make the Water Turn Black”:

And I still remember Mama,
With her apron and her pad[2],
Feeding all the boys at Ed's Cafe --

Yo no podía entender por qué alguien cortaría eso. Años más tarde me enteré de que un ejecutivo de MGM estaba convencido de que la palabra “pad” (cojinete) se refería a una toalla femenina. Se obsesionó con la idea de que una camarera en algún lugar estaba alimentando a las personas en un restaurante con toallas femeninas, y exigió (en violación de nuestro contrato) que fuera quitado. Ese tipo necesita ver a un médico.

Cuando me di cuenta de que el disco había sido censurado, le dije a la gente en la ceremonia: “No puedo aceptar esta estatuilla. Prefiero que el premio sea entregado a la persona que modificó el disco, porque lo que están escuchando es más un reflejo de SU trabajo que del mío”. Les entregué el premio a algunas personas de una publicación ‘contracultural’ de rock, que lo profanaron bien y lo pusieron en exhibición en su oficina.

Mocos del Infierno

“Let's Make the Water Turn Black” (Hagamos que el Agua se Ponga Negra) era una historia verdadera sobre dos hermanos, Ronnie y Kenny Williams – un par de músicos que conocí en 1962 durante la primera época de Paul Buff/Pal Records (fue Ronnie quien me presentó a Paul).

Es difícil describir a estos tipos, a su familia y sus “aficiones” – mucho sonará ficticio - Sin embargo, les aseguro que todo esto ha sido documentado en cinta, en sus propias palabras.

La familia era de Arkansas. El papá (Dink) era un vendedor de muebles en San Bernardino, pero, en sus años mozos, solía tocar ‘huesos’ o ‘cucharas’ en un espectáculo de juglar. Para revivir la época dorada de antaño él, de vez en cuando, obligaba a sus hijos a acompañarlo (Ronnie en guitarra, y Kenny en trombón) en el living en la repetición de una rutina juglar llamada “Lazy Bones”.

Los chicos a menudo veían esto como un inconveniente, ya que estaban fascinados y en constante perfeccionamiento de nuevas técnicas para El Noble Arte De Incendiar Pedos. Kenny me explicó que era algo científico – demostraba (esta es una cita real) la “compresión, ignición, combustión y el escape”.

No puedo recordar el nombre de la madre, pero era una señora agradable y trabajadora que ayudaba a pagar el alquiler trabajando de camarera en un lugar llamado Ed’s Cafe, en Ontario.

Ronnie asistió a la escuela secundaria en Chula Vista, un suburbio de San Diego, y la abandonó en su segundo año. Mientras estaba en la escuela, ganaba dinero vendiendo ‘vino de pasas’ casero a los chicos de su clase. Era una creación diabólica, hecha de pasas, levadura, azúcar y agua – luego fermentada al sol (por lo menos durante un par de días) en jarros de conserva en el techo de la vieja casa. (Si les interesa intentarlo ustedes mismos, recuerden, como Ronnie me explicó una vez, que: “Tienes que esperar a que las pasas se hinchen hasta ser aproximadamente del tamaño de un sorete de ciervo...”) Esto eventualmente le provocó problemas cuando, en un intento de aumentar el nivel de octanaje de su producto, construyó un alambique en el patio trasero, y explotó.

Siempre profesional, llevaba un grueso libro de ‘recetas’ para hacer bebidas nuevas e inquietantes. Él lo llamaba LA MACHA. Cuando finalmente confió en mí lo suficiente como para mostrarme aquella obra maestra, le pregunté, “¿Por qué lo llamas la macha?

Tragó un poco de flema sinusal y dijo: “Porque me recuerda a ‘la mafia’ – jua, jua ...

Después de la explosión, la familia se mudó a Ontario, California. Kenny fue arrestado por algo (no sé qué) y fue a un reformatorio. En las entrevistas grabadas, se refiere a esta experiencia diciendo: “Mientras yo estaba en el internado –”

Así, mientras Kenny estaba ausente en el ‘internado’, Ronnie y su amigo Dwight Bement (quien eventualmente fuera saxofonista de Gary Puckett and the Union Gap) tenían la casa más o menos para ellos solos. Ambos padres trabajaban, así que los chicos estaban en el Paraíso del Desertor Escolar, y pasan sus días jugando al póker en el dormitorio de Ronnie.

Durante los juegos (no podemos estar seguros de cómo empezó esto), comenzaron una competición de ‘embadurnamiento de mocos’ en la ventana junto a la cama. Esta ventana eventualmente se volvió opaca. Un día, la mamá asomó la cabeza en la habitación y se puso histérica, exigiendo la remoción inmediata de aquél ‘glaseado’. Según Ronnie: “Tuvimos que usar (limpiador) Ajax y una espátula para remover esa cosa maldita”.

Finalmente, Kenny regresó del ‘internado’. Por alguna razón no quería quedarse en la casa, y por lo tanto se instaló en el garaje – junto a Motorhead (esto fue antes de que Motorhead se mudara conmigo).

Era invierno cuando estaban allí y, como no había baño en el garaje - y no deseaban luchar contra los elementos - los chicos meaban en los frascos de la madre, alineados a lo largo de la pared del garaje, a la espera de ser llenados con las frutas en conserva de la próxima temporada.

Pues bien, Ronnie no era el único jugador de cartas de la familia – a Kenny también le gustaba jugar - y durante algunas de las frías noches de invierno, Kenny y Motorhead fueron anfitriones de varias partidas junto a otros chicos divertidos del barrio. Con el tiempo, la cerveza hacía efecto, y todo el mundo empezó a mear en los jarros. Los frascos no fueron arrojados a la basura- fueron guardados como “trofeos”.

Muchas partidas más tarde, los chicos se quedaron sin frascos. La solución a este problema vino en la forma de una gran vasija de cerámica (como la que Ronnie utilizaba para fermentar las pasas).

Durante una ceremonia festiva, todos los frascos de trofeos fueron vertidos en la vasija - sólo para averiguar la cantidad de orina que había allí (“¡Guau! ¡Mira eso! ¡Realmente estamos meando mucho! ¡Jesucristo, qué cantidad de meada tenemos aquí! ¡Ja, ja, ja!).

Finalmente, Kenny se mudó de nuevo a la casa, y Motorhead se mudó conmigo. Unos pocos meses después, Motorhead visitó a Kenny y, sólo por los viejos tiempos, echó un vistazo a la vasija del garaje. Levantando la tabla que la cubría, contempló varios ‘habitantes’ nadando en la orina – ‘cosas’ desconocidas que parecían algo así como renacuajos.

Kenny pescó uno de ellos y lo dejó caer sobre un banco. Tenía cola, y una cabeza que Kenny describió como “tan grande como la uña de su dedo meñique - blanca, con un punto negro en el centro...

Motorhead lo pinchó con un clavo y “una cosa clara salió de adentro”. Orgullosos de su descubrimiento científico, informaron a Dink. Posteriormente fueron instruidos por el desconcertado vendedor de muebles a “verter toda esa maldita cosa por el inodoro”, que es lo que hicieron - y hasta la fecha, amigos, en algún lugar de las profundidades del sistema de alcantarillado de Ontario, horribles gusanos de jalea gorgotean y se multiplican – a la espera de su momento de “heavy rotation” en la MTV.



“Let's Make the Water Turn Black” del álbum We're In It Only for the Money, 1968




[1] Zappa hace un juego de palabras con el dicho ”la Necesidad es la Madre de la Invención”
[2] “Y todavía recuerdo a Mamá/ con su delantal y su cojinete/ alimentando a los chicos en el Ed’s Café”

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