miércoles, 22 de octubre de 2014

Hay Ummo en tus Ojos: un cómic ummita

(De Wikipedia) "Ummo sería el nombre de un exoplaneta del que hipotéticamente procedería la civilización ummita que habría contactado con personas de la Tierra. La información llegó en forma de documentos y cartas enviados a grupos de personas creyentes en el fenómeno ovni y gozó de cierta popularidad en España y Francia en los años 60 y 70.

"Con posterioridad, a mediados de la década de 1990, José Luis Jordán Peña afirmó ser el creador e instigador del supuesto fraude.

A pesar de las declaraciones de Jordán Peña, aún quedan grupos de creyentes, como el boliviano Hijas de Ummo. Otro grupo, Ummo sciences, que afirma seguir un método científico más riguroso."

El "Fenómeno Ummo" es, sin dudas, uno de los casos más interesantes de la ufología - y por qué no de la psicología, también - de todos los tiempos, aunque es muy amplio y complejo

A continuación, una historieta de Luis Chávez Peón que explica muy bien la cronología de los sucesos que llevaron a toda la locura "ummita", y que explica (de manera resumida) parte del contenido de los comunicados recibidos por los ufólogos.

Este cómic fue publicado originalmente en el número 497 de la revista mexicana de ciencia-ficción, ocultismo y 'fenómenos paranormales' "Duda" (AQUÍ encontrarán un blog donde se pueden descargar gratis viejos números de dicha publicación)




























1 comentario:

  1. Hola, quiero agradecerte este post, que acompleta muy bien al mío en mi Facebook. Te rolo la primera parte, que luego, si Dios quiere, continuaré:

    "En el Nombre de Téotl.

    La tradición dice que hay dos ambiciones insaciables en nuestra especie, y de hecho, las mismas son consustanciales a ella. La primera, es la sed de conocimiento, y la segunda, la de posesiones materiales. Si perdemos la primera, es porque quienes influyen a los recién llegados a la existencia, trabajan permanentemente por destruir la menos nociva de nuestras hambres mundanas, y si ésta resurge, suele hacerlo malignizada. Es decir, volvemos a querer saber, porque vemos el poder que tiene el conocimiento para adquirir bienes, o para satisfacer nuestros delirios de control absoluto. Un ejemplo grotesco de esto son las innumerables ciencias ocultas que se enseñan en las universidades militares, instrumentalizadas para destruir, someter, explotar. O aquellas que los "think tanks" generan para el medro de los trillonarios y sus empresas tóxicas. También se constata esta doctrina en los inaccesibles saberes de las universidades privadas y estatales, pues tanto cuesta estudiar, como cuesta adquirir uno sólo de sus productos cantidades impagables. De aquí la heroicidad de los modernos prometeos, como Aaron Schwartz, inducido al suicidio por el acoso integral de los cancerberos de la ciencia.

    La flama prometeica no se apaga fácilmente en el espíritu humano, es menester un atropello persistente y metódico, así como para generar individualistas ambiciosos y sin ética, se necesita un programa multimodal de condicionamiento, cual se observa en cada medio occidental. Sólo con este ejército se pervierte masivamente la meta trascendente de nuestros magnetismos.

    Apenas pude leer, en la legendaria revista "Duda, lo increíble, es la verdad" encontré una revelación extraordinaria: una civilización extraterrestre había legado a la humanidad la capacidad de almacenar datos masivamente en discos que se podían leer ópticamente. Para mi alma sedienta, estos reservorios eran auténticos cofres de tesoros, y aunque todavía no llevaba a ningún lado concreto esta información, era extraordinaria, y la acuné en mi propio arcón de joyas, es decir, la memoria.

    Posteriormente en un libro de Erich Von Däniken leí sorprendido que una civilización terrestre del pasado remoto había resguardado en cuevas suramericanas sus habitáculos ultratecnológicos, y entre naves gigantescas de iluminación permanente y misteriosa, yacían unos discos que prometían contenerlo todo sobre esos misteriosos terrícolas inmemoriales, prestos a que algún Indiana Jones de mente californiana o isfahaní pudiera exprimirles el código.

    El siguiente capítulo sería en la revista donde mi propio padre colaborara, Contenido, y era una nota breve para dar parte de que Phillips había "inventado" el disco compacto. Con esto, ya teníamos casi todo preparado, sólo faltaba el horno y la receta, que sin duda llegarían a quien estuviera preparado para esta panadería del alma."

    Continuará en: www.facebook.com/ivan.ardila.735

    ResponderEliminar