"El caso de
Kirk Allen," por Jacques Vallee
Si
escuchamos a los adeptos de UMMO como Jean Pierre Petit argumentando en contra de
la idea de que un solo hombre, o incluso un pequeño grupo, pudieron haber
fabricado el material de UMMO, vemos que el argumento reside en el peso de los
documentos. ¿Cómo puede una persona haber fabricado los cientos de informes -
algunos de los cuales contienen cientos de páginas - que forman el corpus de UMMO? ¿Qué pasa con los mapas,
las tablas, el sistema matemático, las fórmulas, los códigos? Es evidente,
dicen los creyentes, que lo que tenemos aquí es el producto de una civilización
entera.
Las
personas que dicen esto nunca han estudiado la literatura psiquiátrica. Nunca
han oído hablar de Kirk Allen.
En
una calurosa mañana de junio, en Baltimore, un afamado psiquiatra llamado
Robert Lindner recibió una llamada telefónica que iniciaría el caso más notable
de su carrera, un caso que él más tarde resumiría en su libro The Fifty-Minute Hour: A Collection of True
Psychoanalytic Tales.
La
llamada era de un médico del gobierno que trabajaba en una instalación
clasificada en Nuevo México, una instalación donde la investigación sobre la
bomba H estaba en progreso (aunque Lindner no menciona este hecho). El médico
quería derivarle a un paciente. Era un brillante investigador científico de
unos treinta años que se encontraba "perfectamente normal en todos los
sentidos", excepto que parecía haber adquirido una increíble cantidad de
información detallada acerca de otro mundo - un mundo que parecía haber absorbido
su atención cada vez más, al punto de hacerle descuidar su trabajo.
Cuando
sus superiores le preguntaron acerca de la caída en la eficiencia de su
departamento, Kirk se deshizo en disculpas y dijo que "trataré de pasar
más tiempo en este planeta." Fue en ese punto que el gobierno decidió que
necesitaba la ayuda de expertos. Ellos enviarían al científico en avión a
Baltimore con la frecuencia que fuese necesaria, con todos los gastos pagados.
Kirk
Allen llegó a la oficina del Dr. Lindner tres días después.
"Cualquier
especulación que hiciera sobre él como un científico loco se evaporaron cuando
lo vi en mi oficina", escribe el médico. "Un hombre de aspecto
vigoroso, de mediana estatura, de ojos claros, y rubio, con su camisa sin
arrugas a pesar del largo viaje y la humedad... parecía un ejecutivo. Habló con
la suficiente confianza como para hacerme saber que la situación en la que
ahora se encontraba le resultaba ligeramente embarazosa".
Durante
la primera sesión, el Dr. Lindener obtuvo información detallada acerca de los
antecedentes y de la infancia de su paciente. Se enteró de que Kirk Allen era
un ávido lector de ciencia ficción y que de alguna manera se había convencido
de que una serie de historias en las que el personaje principal tenía el mismo
nombre que él... ¡eran realmente parte de su biografía! Las historias trataban
sobre otros mundos lejanos. Para él se volvió una obsesión completar esta
biografía, establecer la continuidad de su vida, resolver las contradicciones
entre las diversas partes de lo que llamaba "el expediente". Y logró
hacerlo cuando descubrió que tenía el poder de viajar psiquicamente al mundo del
otro Kirk Allen.
El Dr.
Lindner pronto se dio cuenta de dos cosas - en primer lugar, que su paciente estaba
totalmente loco; segundo, que su psicosis era parte de su soporte vital y sería
muy difícil de manejar. Le pidió a Kirk que le entregara los documentos en los
que se basaba su investigación.
Es
imposible transmitir más que una impresión desnuda sobre los registros de Kirk.
Estos eran, en primer lugar, unas doce mil páginas mecanografiadas que
comprendían la biografía modificada de Kirk Allen. Esta se dividía en unos 200
capítulos y se leía como ficción. Junto a estas páginas habían aproximadamente
200 más, que eran notas de puño y letra de Kirk, que contenían las correcciones
necesarias aportadas por sus "investigaciones" más recientes, y un
enorme fajo de apuntes hechos en sobres, facturas, recibos de lavandería, hojas
de bloc de notas, etc. Estos últimos eran en gran parte incomprensibles ya que
habían sido escritos con la taquigrafía privada de Kirk, mientras que algunos
de ellos eran diseños y bocetos apresurados, ecuaciones matemáticas, o
representaciones simbólicas de una cosa u otra. Cada uno, sin embargo, había
sido cuidadosamente numerado e indexado con lápiz rojo para indicar a qué parte
del guión principal pertenecía.
Además
de este manuscrito voluminoso y sus apéndices había:
1-
un
glosario de nombres y términos que tenía más de 100 páginas.
2-
82
mapas a todo color dibujados a escala: 23 de los cuerpos planetarios en cuatro
proyecciones, 31 de las masas de tierra en estos planetas, 14 rotulados como "Expedición
de Kirk Allen a --" y el resto de las ciudades en los distintos planetas.
3-
61
bocetos arquitectónicos, algunos de color, algunos sólo en tinta, pero todos a
escala y cuidadosamente anotados.
4-
12
tablas genealógicas.
5-
Una
descripción de 18 páginas del sistema galáctico en el que se ubicaba el planeta
natal de Kirk Allen, con cuatro cartas astronómicas, una para cada una de las
estaciones, y nueve mapas estelares provenientes de observatorios de los otros
planetas del sistema.
6-
Una
historia de 200 páginas del imperio que Kirk Allen dirigía, con una tabla de
tres páginas de fechas y nombres de batallas o hechos históricos destacados.
7-
Una
serie de 44 carpetas que contenían de dos a veinte páginas cada una, que trataban
sobre ciertos aspectos concretos de los planetas. Los títulos, pulcramente
impresos en estas carpetas, eran "La Fauna de Srom Olma I", "El
Sistema de Transporte de Seraneb", "La Aplicación de la Teoría del
Campo Unificado y la Mecánica de los Viajes Espaciales", y así
sucesivamente.
8-
Finalmente,
306 dibujos, algunos en el color al agua, algunos en tiza, algunos en crayón,
de personas, animales, plantas, insectos, armas, utensilios, máquinas, ropa,
vehículos, instrumentos musicales y muebles.
Ilustración: "Codex Seraphinianus"
Es
un catálogo que empequeñece cualquier cosa en la literatura de UMMO, en la de Urantia
o las otras áreas periféricas del campo de la ufología. Como el Dr. Lindner
escribe:
Los
lectores podrán imaginar mi desaliento al ver el imponente tamaño del asunto: no
sé si serán capaces de apreciar las dudas con las que me acerqué a la tarea de
destetar a este hombre de su locura.
Las
raíces de las fantasías de Kirk Allen estaban evidentemente en la historia de
su infancia y adolescencia. Hijo de un oficial de la marina que fue asignado
como gobernador de una remota isla del Pacífico donde eran la única familia
blanca, su madre lo abandonaba con diferentes institutrices, una de las cuales
lo sedujo cuando tenía once años antes de huir con el esposo de la única
maestra de la isla. A partir de entonces el muchacho, que estaba dotado de una
inteligencia inusual, pasó su tiempo leyendo todos los libros que pudo
encontrar y fantaseando sobre mundos remotos.
El
Dr. Lindner consideró varias estrategias para tratar de curar a Kirk Allen.
Rechazó la terapia de electroshock por inhumana y extrema. También rechazó el
uso de la hipnosis, una técnica que había utilizado a menudo en otras
situaciones, por razones que los ufólogos de hoy en día harían bien en tener en
cuenta:
La
relación de Kirk con la realidad era muy tenue, y yo francamente tenía miedo de
romper el delgado hilo mediante el cual se mantenía su conexión con el mundo.
El
Dr. Lindner decidió que la única alternativa era entrar en la fantasía del
paciente y tratar de sacarlo de la psicosis desde esa posición. Para entonces
Kirk Allen se había trasladado a Baltimore. El médico se empapó en sus expedientes
y se sentía cada vez más fascinado a medida que los desglosaba, hora tras hora,
con Kirk Allen como su mentor. Cada vez que detectaba alguna brecha en sus
datos, "enviaba" su paciente a obtener psíquicamente la información
faltante. Al principio esto era sólo una técnica conveniente para el Dr.
Lindner - pero se vio cada vez más atrapado en el juego y se encontró a menudo
con ansiedad a la espera de las respuestas solicitadas.
Un
día, el médico notó una discrepancia importante en los mapas estelares, que
utilizaban una escala medida en ecapalim,
una unidad olmayana equivalente a una milla y 5/16. Trabajaron en la
discrepancia, y el Dr. Lindner insistió en que Kirk volviera a su instituto
interplanetario para comprobar los registros originales.
Hubo
varios incidentes de este tipo, en el que el terapeuta trató de desplazar la
obsesión de Kirk al compartirla con él. Al hacerlo, sin embargo, se encontró
inmerso cada vez más en la fantasía. En realidad revirtió roles con Kirk, ¡a
menudo resolviendo por sí mismo las discrepancias y errores que encontraba en
los registros olmayanos!
Un
día, cuando el doctor Lindner esperaba a Kirk Allen con una ansiedad especial
porque le había enviado en una misión clave para recuperar más datos, se
encontró con su paciente extrañamente desinteresado en los resultados. Cuando
le preguntó ansiosamente, Kirk se encogió de hombros y finalmente confesó que
durante las últimas semanas había estado mintiéndole.
"Es
todo un invento", farfulló, "he estado inventando todas esas... esas...
tonterías"
"¿Qué
pasa con los viajes?" preguntó el Dr. Lindner con lo que él describe como
una mezcla de decepción y de triunfo, de preocupación y alivio.
"¿Qué
viajes?" preguntó Kirk Allen. "Ya han pasado varias semanas desde que
abandoné esa zoncera"
El
paciente, en este caso, siguió simulando que los viajes eran reales para no
decepcionar a su terapeuta, que no estaba
tan completamente atrapado en la fantasía como él lo estaba, cumpliendo con una
necesidad en su propia vida.
Kirk
Allen volvió a su trabajo de investigación con el gobierno, dejando Dr. Lindner
con el problema de curarse a sí mismo. Esa sección del libro es probablemente
la parte más notable:
Hasta
que Kirk Allen entró en mi vida nunca he dudado de mi propia estabilidad. Las
aberraciones de la mente eran de los demás. Han pasado años desde que vi Kirk
Allen por última vez, pero pienso en él a menudo, y en aquellos días en que
vagaba por las galaxias.
En
las largas noches de verano en Long Island, cuando el cielo estaba lleno de
estrellas, el Dr. Lindner alzaría los ojos, sonreiría para sus adentros y suspiraría "¿Cómo andarán los crystópodos? ¿Cómo estarán las cosas en Seraneb?"
tomado originalmente de Braisturbator - traducción Mazzu
Ilustración: Don Ivan Punchatz
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