Peronismo
Esotérico (Parte 3)
Por
Sirius Mazzu
La
Logia Anael
Luego
de la muerte de Evita, la magia que ejercía Perón sobre las multitudes pareció
mermar de manera abrumadora. Hubo un disparo inflacionario, ajustes, recesión.
Sin la tenacidad de Evita al frente del movimiento obrero, Perón empezó a ceder
a las presiones de los empresarios y los importadores, en perjuicio de la
industria nacional. En medio de todo esto, estalló un escándalo de enriquecimiento
ilícito que involucraba a Juan Duarte, hermano de Eva, que se desempeñaba como
secretario privado de Perón y gestor del Fondo de Fomento Cinematográfico.
Conocido “picaflor” y bon vivant, tuvo aventuras con decenas de actrices
y bailarinas. Tras la sospecha de corrupción Perón hizo una declaración por
radio sobre las medidas que iba a adoptar en las investigaciones del caso, en
el que sin mencionar explícitamente a Juan Duarte hizo una clara referencia al
decir:
Aunque
sea mi propio padre irá preso, porque robar al pueblo es traicionar a la
Patria.
El
9 de abril de 1953, tres días después de la declaración radiofónica de Perón,
Juan Duarte apareció muerto con un disparo en la cabeza. Oficialmente se
anunció que fue un suicidio. La oposición sostuvo que se trató de un asesinato.
El
enemigo más activo de Perón en esta época fue la Iglesia Católica, que difundió
rumores de violación y pedofilia por parte del presidente. Perón les respondió
promulgando la Ley del Divorcio, reconociendo los derechos de los hijos
ilegítimos, y aboliendo la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.
Escribe
Marcelo Larraquy en López Rega. El Peronismo y la Triple A (2011):
Pagaría
el precio de la venganza eclesial. En la masiva concentración de Corpus Christi
de junio de 1955, convergieron todas las fuerzas opositoras, pese a que la
manifestación había sido prohibida. En respuesta Perón expulsó a dos curas del
país. Unos días más tarde, sectores de la Marina y de la Fuerza Aérea
programaron un atentado contra su vida, y bombardearon la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo. Hubo más de trescientos muertos. Por la noche, ardieron las
iglesias. Perón intentó retomar el diálogo con la oposición y propuso una
tregua, pero no fue escuchado.
(…)
Perón no ofreció resistencia ante el golpe militar del 16 de septiembre de
1955, y se marchó a un largo exilio. El cadáver de Evita quedaría a la deriva,
pero su figura jamás perdería su fuerza revolucionaria.
Exiliado el General, Pedro Aramburu, proscribió el peronismo y al propio Perón, cuya sola mención era considerada un delito. La proscripción del peronismo se prolongaría hasta principios de la década de 1970. Si tenemos en cuenta que mucho más adelante López Rega llamaría “Faraón” a Perón, el damnatio memoriae con que Aramburu condenó al peronismo resulta significativo, ya que era una practica habitual en el Antiguo Egipto: Akenatón, el faraón que provocó la primera revolución religiosa egipcia de la que tenemos noticias al borrar el nutrido panteón egipcio e imponer a Atón como la única deidad del culto oficial del Estado, fue a su vez eliminado de la historia egipcia: su nombre fue borrado de la historia, su tumba destruida y su momia fue escondida… ¡incluso fue tildado de pedófilo! ¿les suena la historia?
Mientras
tanto, López Rega seguía acudiendo a las reuniones y ceremonias realizadas en
la casa de su maestra espiritual, Victoria Montero. A menudo, él – junto a un
grupo de iniciados que solía incluir a sus amigos brasileros Dalton Rosa y
Claudio Ferreira – visitaba la zona de los Tres Cerros: en la casa de Victoria
se comentaba que Los Tres Cerros eran el vértice de un triángulo magnético
conformado entre Los Tres Cerros, los riscos del balneario de Torres, al sur
del Brasil, y las montañas que rodeaban la ciudad de Salta. A la vuelta de cada
viaje, la Madre Espiritual les ofrecía una explicación esotérica para cada
objeto hallado y cada situación vivida.
López
Rega fue ganando preponderancia entre los
discípulos de Victoria: en una ocasión la Madre Espiritual – que no realizaba
curaciones – le delegó su autoridad ante el accidente del hijo de una vecina
que se había golpeado y desmayado; López Rega, haciendo unos pases mágicos logró
que el niño recobrara la consciencia y la vitalidad, según le relataron
testigos presenciales a Marcelo Larraquy. En su barrio de Villa Urquiza, López
Rega comenzó a ser consultado por los vecinos con respecto a dolencias y
problemas: les recetaba plantas medicinales que debían ser cortadas en
determinados días planetarios y a horas astrológicas precisas para que su
efecto fuera el deseado, y además confeccionaba cartas astrales y daba consejos
espirituales. Su libro Astrologia Esoterica (1962) está repleto de este
tipo de correspondencias astrales en la forma de tablas o listas.
En 1957 comenzó a escribir su primera producción literaria durante unas vacaciones en Brasil. El libro se llamaría Conocimientos Espirituales, una especie de manual que serviría de guía para el neófito o el recién iniciado en las artes esotéricas. Llevó consigo varios libros a modo de inspiración: Adonay, de Jorge Adoum; El doble etérico, El cuerpo astral, El cuerpo mental y El cuerpo causal, de Arthur E. Powell; Nuestras fuerzas mentales, de Prentice Mulford; y Logos, mantram y magia, de Krum Heller.
Ni
bien terminó su manuscrito, corrió a mostrárselo a su Maestra Victoria Montero,
quien – según aseguran los testigos que entrevistó Larraquy – se mostró fría y desdeñosa:
Sentada
en su sillón, Victoria recorrió el texto con sus ojos (…)
—Ya
es hora de que empiece a ser usted mismo. No entiendo para qué escribe
—repitió—. Yo siempre le he dicho que no lo haga. Yo no escribo nunca. Ni Jesús
ni Buda ni Sócrates escribieron. ¿Y usted quiere escribir? Está bien, hágalo.
Pero debe ser usted mismo el que debe empezar a escribir, y no copiar lo que ya
hicieron otros. ¿Para qué sirve esto?
(…)
Entonces Victoria apretó las hojas que tenía entre manos y las rompió en dos.
Por
supuesto que López Rega no oyó el consejo de su Maestra sobre no escribir,
y escribiría varios libros más. Y no es el único consejo de su Maestra que
desoyó, como veremos más adelante.
Luego
del golpe de estado de la Revolución Fusiladora, Perón se exilió en Paraguay y
de allí se fue a Panamá. Sería en suelo panameño donde conocería a la que más
tarde se convertiría en su tercera esposa: la bailarina María Estela Martínez,
más conocida por su nombre artístico «Isabel» o «Isabelita». Una vez
establecida la relación amorosa, la pareja se trasladó a Caracas, Venezuela. Permanecieron
allí durante poco más de un año, cuando un golpe de estado derrocó al gobierno de
facto venezolano en enero de 1958. Ante el temor de un atentado contra su
vida, Perón y Martínez se refugiaron en la embajada de la República Dominicana,
para luego viajar a dicho país. Residieron en República Dominicana durante
casi dos años, y en enero de 1960 se trasladaron a España.
Isabelita y Perón en las calles de Madrid, España, alrededor de 1961.
A
comienzos de la década de 1960, José López Rega comenzó a elaborar su siguiente
escrito: quería que fuera un manual práctico de consulta que pudiera ayudar de
manera concisa al consultante a aprovechar las vibraciones planetarias y
astrológicas para ponerse en armonía con el cosmos. Astrología Esotérica
se divide en cuatro partes: Zodíaco Multicolor, Zodíaco Vegetal, y Zodíaco
Musical; en ellas se relacionan los signos del zodíaco con los colores, aromas
y notas musicales respectivamente. Cierra el texto un práctico “Sistema
abreviado de Astrología”. Un libraco de 752 páginas, de las cuales 400 están
ocupadas por tablas, cartas astrales, gráficos, y números. Será por esa
extensión que López Rega en 1960 consiguió publicar sólo la primera parte en
Brasil (es decir, la primera de las cuatro extensas partes de la posterior edición
argentina, agregando tan sólo una dedicatoria y un prólogo a la edición en
portugués) bajo el auspicio de Claudio Ferreira. La versión brasilera se tituló
Zodíaco Multicolor.
En
un articulo titulado José López Rega, “El Brujo” Producción esotérica y
violencia política en la Argentina en la década del setenta, su autor, Hernán
Facundo López escribe sobre Astrología Esotérica y el estilo de López
Rega:
López,
el autodidacta que escribe en un castizo de libros de traducción barata, acerca
del “hilo de Adriadna” (sic) o del “cuento de Harpagón” despliega en su texto
una panoplia de tablas, fotones, átomos, ciencia nuclear, ondas que surcan el
espacio: “...cuando pensamos emitimos ONDAS VIBRATORIAS ELECTRO-MAGNÉTICAS de
una fluidez extraordinaria”. Otro rasgo manifiesto de la Astrología Esotérica,
es su carácter práctico, su intención de funcionar como un “manual de
autoayuda”. En sus páginas los secretos develados, trascendentes, anunciados en
el título (“los setenta y dos nombres divinos de la Cábala”, “maneras de
confeccionar mantras”) se mezclan con lo banal y accesorio: “También esta TABLA
será interesante para su aplicación práctica en la vida, en los ADORNOS,
ILUMINACIÓN, DECORACIÓN, PINTURAS, EFECTOS SOBRE LAS VESTIMENTAS, ETC.”
Escribe
Larraquy
López
Rega escribió Astrología Esotérica bajo el influjo de la llegada de la
Era de Acuario. Según la tradición oculta, Acuario es tiempo proclive para la
organización de grupos fraternales y cooperativas. Victoria Montero había
fijado el ingreso a la nueva era el 4 de febrero de 1962, cuando el Sol, la
Luna, Mercurio, Venus, Marte y Júpiter estaban en el signo de Acuario. También
fue año de cambios para López Rega. Luego de diecisiete años de servicio,
decidió retirarse de la Policía Federal. Sus ascensos ocurrieron luego de que
Perón huyera del país. Había llegado a sargento primero.
El
ilustrador del libro, Héctor Prieto Roca, le recomendó a López Rega una
editorial para que publicase su libro en Argentina. Se trataba de Suministros
Gráficos SAIC, una imprenta que había sido del estado, luego privatizada y después,
en 1961, manejada por una cooperativa de trabajadores que obtuvieron la concesión.
La mayoría de los obreros de Suministros eran peronistas, de modo que la
empresa se había transformado en un foco de reunión de militantes del peronismo
que, recordemos, estaba proscrito.
El
presidente del directorio de la empresa era José Miguel “El Gordo” Vanni. Al
Gordo le interesaban los textos que editaba Kier, por eso editó el libro de
López Rega, que apareció en noviembre de 1962. Escribe Larraquy:
López
Rega empezó a frecuentar la imprenta. Llegaba en colectivo a la hora del
almuerzo y se quedaba un buen rato mirando el funcionamiento de las máquinas y
supervisando los trabajos que ingresaban. Tenía tiempo para leer textos
místicos, o realizar los horóscopos y las cartas natales que les ofrecía a las
ocho costureras y al personal gráfico. (…) A los pocos meses, López Rega ya
había instalado a sus hermanos del grupo porteño en Suministros Gráficos.
Llegaron Carlos Villone (hermano de José María Villone), José Famá, Héctor
Paramidani y el mismo Héctor Prieto. Dentro de la empresa, su crecimiento fue
meteórico. En la constitución del tercer directorio figuraba como presidente.
Ya tenía una oficina propia, en el primer piso. Allí se reunía con su grupo para
elaborar proyectos. Empezaron a imprimir libros esotéricos en cantidades
desproporcionadas respecto de las posibilidades de colocación. No se
interesaban mucho por los costos. Querían armar algo grande.
En octubre de 1965 Vanni le presentó a López Rega al juez Julio César Urien, que era el jefe de la logia Anael. La logia Anael era un grupo de peronismo místico, formado principalmente por funcionarios judiciales y gubernamentales, y también por miembros del Comando Nacional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas, que acompañó al Grupo de Oficiales Unidos (GOU), expulsado del Ejército por oponerse a la Revolución Libertadora. Según Urien, la logia tenía alrededor de cuatro mil adherentes dispersos entre la Argentina, el Brasil, el Perú, Venezuela y Bolivia, y su objetivo era el de “despertar el alma del mundo subdesarrollado” hacia una Nueva Era y una “Nueva Sociedad dirigida por el humanismo y la razón”, para derrotar a la “corrupta Civilización capitalista-imperialista”, “sepultureros del espíritu humano”.
En La Razón del Tercer Mundo (1964), Urien, firmando como la Logia Anael, afirmaba que esa “nueva consciencia” ese “hombre nuevo” surgiría de la Triple A. Esta Triple A – a diferencia de la que todos tenemos en mente – era un triángulo de poder formado por África, Asia y América (AAA). El despertar de la consciencia en China, Argelia y América Latina haría “entrar en el ocaso al imperio yanqui”. A su vez, en Latinoamérica había otro triángulo al que Urien llama “la L inclinada” formado por San Pablo, Buenos Aires y Lima, que “conformarán un bloque antiimperialista sudamericano. El cooperativismo será el soporte de la nueva civilización”.
Son
puntos de irradiación cósmica. Lima, por el socialismo incaico. Su eco
revolucionará a todos los pueblos de las cumbres andinas. Buenos Aires, por la
vibración justicialista. Perón no fue derrocado. Su retiro fue una decisión de
alta estrategia político-social para salvar uno de los vértices de la Triple A.
Este vértice volverá a evolucionar porque la conciencia justicialista ya quedó
impregnada en las masas. Por último, San Pablo es el vértice del cristianismo
revolucionario. El referente actual es el gobernador Adhemar Barros.
Urien,
sin embargo, no era el creador de Anael. Héctor Caviglia era el que había traído
la logia a la Argentina. Caviglia era un martillero público que durante la
Primera Guerra Mundial se había enrolado en la Legión Extranjera. En una nota de Panorama,
la mujer de Ernesto Duffourc (miembro de Anael), cuenta:
(Caviglia)
Sirvió 5 años en la Legión Extranjera, en África. Se ganó la Legión de Honor.
Allí vio tanto horror y muerte que, por eso, hablaba de amor y del espíritu. El
creía en las fuerzas sobrenaturales, que una persona como nosotros no puede
comprender. Y era argentino. Ahora dicen que era brasileño porque viajaba mucho
a Brasil. Lo conoció a Vargas y todo. Muchas veces nos contaba que había
presenciado, en África, cosas increíbles entre las tribus: magia negra y ritos
como el vudú. Y lo mismo vio en Brasil. Hablar de eso lo fascinaba tanto. Se
posesionaba.
(…)
Caviglia decía que estamos viviendo la finalización del ciclo norteamericano y
que comienza un nuevo ciclo: el panamericano, cuyo liderazgo lo ejercería la
Argentina.
Marcelo
Larraquy comenta que Caviglia patentó un mortero de guerra para fabricarlo en
serie, pero como el Ejército Argentino no demostró interés por el artefacto, lo
llevó al Brasil, donde entró en contacto con asesores del presidente Getulio Vargas, que se reunían bajo el nombre de Anael. En La Razón del Tercer Mundo,
se relata que en 1956, en San Pablo, Brasil, se llevó a cabo una reunión de la
Logia. En este encuentro participaron todos los delegados continentales de
América Latina y dos delegados afroasiáticos. Durante esta reunión, se
establecieron las líneas generales de la Programática Anaelina, con la
previsión de su materialización en la década de 1960-70. La Logia Anael estaba
compuesta por el “doctor Anael” y un grupo de hombres profundamente conocedores
de los problemas sociales, políticos y económicos de su tiempo. Estos
individuos, sin ser líderes principales, constituían diferentes partes de un
organismo. Se consideraban “hombres nuevos” que se renovaban constantemente y
contemporáneos del futuro. Su objetivo era contribuir a la táctica y estrategia
de la revolución latinoamericana ¿Quién era el “doctor Anael”? El autor Ernest
Milá afirma en un artículo que era el médium brasileño, “bien conocido en
Argentina”, Menotti Carnicelli. En una entrada anterior decíamos que la
oposición de Perón denunció que en 1953 el General había asistido a sesiones
espíritas con un médium brasileño; bueno, Ernest Milá propone que ese médium
brasileño bien conocido por Perón no era otro que el tal Menotti Carnicelli,
que después sería, también, el “doctor Anael”. No he podido encontrar más info
sobre el tal Carnicelli, por lo tanto no pondría las manos en el fuego con ese
dato; si saben algo, comenten.
Anael
es obviamente un nombre de carácter esotérico: Anael (אנאל o חַנִּיאֵל Haniel,
Hamiel, Onoel, etc.) “Gloria o Gracia de Dios” – es uno de los siete ángeles de la Creación de la tradición hebrea; jefe de los principados, príncipe de los
arcángeles; en los papiros mágicos grecoegipcios y en los grimorios medievales es
el ángel del planeta Venus, que gobierna el 2º Cielo y rige sobre los ángeles
del viernes, correspondiéndole la séfira Netzaj en el Árbol de la Vida cabalístico.
El
ángel Anael aparece en la única conversación que sobrevive de la relación de John Dee con un vidente llamado Barnabus Saul. En esta conversación Anael confesó su
poder sobre todas las cosas. Dee consideraba a este ángel como el gobernador
del período histórico en el que vivía. Desde los registros de sus primeros
experimentos (antes de trabajar con Edward Kelly) trabajando con este tal Saul el
22 de diciembre de 1581, Dee conjuró al ángel Anael:
Saúl,
mirando dentro de mi piedra para espiar a Anael. Vi uno que respondía a ese
nombre. Pero se le pidió encarecidamente que dijera la verdad si realmente era Anael. Y apareció otro, muy hermoso, con ropas amarillas que brillaban
como el oro. Tenía rayos de estrellas brillando y saliendo de sus ojos.
Escribió en la piedra muchas letras hebreas de oro transparente, las cuales
Saúl no podía leer. No quería escribirlas. Una estrella brillante pasó junto a
él y aparecieron muchas otras visiones...
Siendo
Anael asociado a Venus, esa sería probablemente la “estrella brillante” a la
que se refiere Dee. En A Dictionary of Angels, de Gustav Davidson, en la
entrada de Anael se afirma lo siguiente:
Es
Anael quien proclama “Abrid todas las puertas para
que pueda entrar la nación justa, la que permanece fiel”. En Isaías 26: 2.
Si
bien no pude encontrar ninguna afirmación que apoyara la afirmación de Davidson
de que es el arcángel Anael el que pronuncia esas palabras (esto no es
mencionado para nada en el libro de Isaías) y – por ende – no sé de dónde lo
sacó, sí me parece – al menos – una sincronicidad interesante aquello de “la
nación justa”, que en el marco de la mística de la Logia Anael, se puede
interpretar como esta “Nueva Sociedad dirigida por el humanismo y la razón” que
proclamaban Caviglia y Urien.
Para
destacar el carácter pseudomasónico de la Logia Anael, podemos agregar que Leo Taxil, en Los Misterios de la Francmasonería, cuenta que el numero 7 se repite
insistentemente en la reunión del grado 17°, y uno de los 7 arcángeles que
menciona es el que nos compete (el énfasis en cursiva es mío)
La
reunión del grado 17° se llama Gran Consejo. (…) Los
Hermanos sentados en los tronos tienen todos una larga vestidura blanca y
llevan una faja encarnada, tienen en la cabeza una corona de cartón dorado. Los
demás Hermanos están en traje de paisano, con dos cordones; uno blanco en banda
y el otro negro en muceta. En medio de la sala hay una tela pintada de forma
heptágona.
He
aquí lo que representa en esta tela llamada el Cuadro del Gran Consejo: la
lámpara mágica con siete luces, debajo de un dosel de azul, redondo; en cada
lado la luna y el sol; debajo de la lámpara una corona llamada corona boreal;
debajo un hombre en completa desnudez con los brazos abiertos, puestos los pies
sobre una media luna, encima y horizontalmente una llave; es, según dicen, la
llave de David que abre y nadie puede cerrar. (…) Finalmente, y en la parte
exterior, a cada lado del cuadro, hay escritos los siete nombres siguientes:
Rafael, Gabriel, Miguel, Adaniel, Salatiel, Anael y Uriel.
Anael
también es mencionado en el Ritual Secreto de la Francmasoneria Egipcia
del Conde Cagliostro, aunque – curiosamente – relacionado al Sol y no a Venus:
Al
ingresar en el templo, los jóvenes participantes recitaban una oración a Dios y
luego invocaban a siete ángeles planetarios: Anael (vinculado con el
Sol), Miguel (Luna), Rafael (Marte), Gabriel
(Mercurio), Uriel (Júpiter), Zobriachel (Venus) y Hanachiel (Saturno).
Estas
correspondencias totalmente fuera de lugar (¿Miguel=Luna???) tal vez le
dan la razón a Albert C. Mackey, que en An Encyclopedia of Freemasonry
(1878) decía
De
todos los charlatanes masónicos que florecieron en el siglo XVIII, el conde
Cagliostro fue el más destacado.
Pero
bueno, basta de angelología por el momento y volvamos al tema que nos ocupa; Urien,
resignificando el nombre de la Logia, le dijo a López Rega que Anael era una
sigla de Asociaciones Nacionales Americanas en Liberación. Mas adelante diría que
era una sigla de Avanzada Nacionalista Argentina en Liberación. Lo cierto es
que
Poco
antes de morir de un infarto, Caviglia delegó al juez (Urien) la conducción secreta
de la logia, pero su desaparición repentina, más la desidia de uno de sus hijos,
que no facilitó la lista de contactos, le hizo perder a Urien el vínculo con el
Brasil y, lo peor de todo, lo dejó sin sostén económico.
Caviglia fue el primero en hablar de las manos de Perón: tres décadas antes de que las manos fueran cercenadas del cuerpo embalsamado del General (algo que el propio Caviglia nunca llegaría a saber ya que murió a fines de la década del 1960), Caviglia decía que Perón era un canalizador de las Fuerzas Cósmicas. Cuando el General salía al balcón frente a la multitud y elevaba sus manos al cielo, sus manos funcionaban como antenas de recepción de las Fuerzas Superiores, que él canalizaba hacia el pueblo argentino.
Larraquy añade:
Perón
y Vargas no llegaron a conocerse, pero siempre mantuvieron latente la
posibilidad de relanzar el proyecto de unidad económica entre la Argentina, el
Brasil y Chile (ABC), tomando como punto de referencia la geopolítica
sanmartiniana del siglo XIX. Durante su estadía en el Brasil, Caviglia se
ofreció como enlace de la logia entre los dos países y Perón lo recibió en la
Casa Rosada. El contacto entre ambos continuó incluso después de que el
presidente Vargas, sometido a intensas presiones, se pegara un tiro en 1954.
Antes
de su muerte, Héctor Caviglia profetizó: “Perón volverá a la Argentina de la
mano de Anael”. López Rega se haría miembro de la Logia Anael, pero muy pronto
la traicionaría.
Continuará…
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