Peronismo
Esotérico (Parte 2)
Por
Sirius Mazzu
Jose
Lopez Rega, “El Brujo”
Es obvio que cuando uno escucha la conjunción entre “peronismo” y “esoterismo”, lo primero que le va a venir a la mente es la figura de José López Rega, apodado “el Brujo”. Personaje ineludible de la historia argentina, López Rega fue odiado y temido en partes iguales por ser el “guardián” o “filtro” de Perón, por ser el organizador de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), el sangriento grupo paramilitar cazador de “zurdos”, y – por supuesto – por su relación con el ocultismo, la cual le brindó su sobrenombre.
Hijo
de Juan López y Manuela Rega, ambos españoles, López Rega nació el 17 de
octubre (¡qué fecha!) de 1916, y desde niño sintió un profundo interés por
temas espirituales y místicos. En su adolescencia trabajó como empleado en una
tintorería y como vendedor ambulante; también jugó en la tercera de River Plate
cuando tenía 19 años. A sus 20 y tantos fue cantor de boleros y canzonettas en
los boliches. El 19 de junio de 1943 se casó con Josefa Flora Maseda Fontenla,
con quien tuvo a su única hija, Norma Beatriz López Rega, nacida en febrero de
1945. En 1944 ingresó a la policía. En 1950 López Rega integró la guardia que
protegía la residencia presidencial y conoció a Eva Perón. Marcelo Larraquy, en
su libro López Rega. El Peronismo y la Triple A (2011), comenta:
El 27 de abril de 1950, de acuerdo con su legajo, López pasó a ser “agente adscrito de la custodia presidencial por solicitud del jefe de la misma” —el comisario Vindel— y, “por pedido de la señora esposa del Excmo. Señor Presidente de la Nación”, se ocupaba de custodiar la entrada de Agüero 2502 del Palacio Unzué y además compartía tareas administrativas con un empleado civil. Después de atravesar la puerta de entrada, había una pequeña oficina donde se recibían cartas para Perón y Evita y se solicitaban audiencias. También podía ingresar algún ministro o funcionario de jerarquía, que visitara el chalet presidencial, ubicado a cincuenta metros de la entrada. López tenía un acceso sólo visual al palacio del general Perón. Si las persianas del primer piso del palacio estaban abiertas, podía verlo trabajar en su escritorio, o podía observar a Evita, que caminaba por el parque en compañía de Atilio Renzi, el intendente, o de Francisco Molina, su chofer. Con frecuencia, Perón y Eva salían por el portón de la calle Austria para dar un paseo en auto por Buenos Aires.
Gracias a sus contactos de la Casa Rosada, López Rega trabó amistad con José María Villone, el director por entonces de Radio Mitre. Los efectos de la reunión fueron inmediatos. López cantaba en “La matinée de Luis Solá”, un programa muy popular: recordemos que eran épocas donde no había televisión y las familias se juntaban a escuchar a las estrellas radiales. Debido a su debut radial, López Rega decidió cultivar su voz con un profesor. Continúa Larraquy en el libro ya citado:
Por
entonces, López ya hacía pública su apetencia por lo desconocido. A la madre de
su profesor [de canto], a la que trataba siempre con mucha educación, en una
oportunidad le sugirió que cambiara la disposición de los jarrones de porcelana
china porque estaban afectando su personalidad, y otro día le recomendó que los
tirara porque la estaban dañando. También solía explicarle que los colores de
sus vestidos no estaban en armonía con los astros que predominaban cada día.
Los lunes rige la Luna, y el color ideal es el blanco. El martes es el día de
Marte, y se debe usar el rojo. El miércoles predomina Mercurio, y hay que usar
el amarillo. Con esos mismos argumentos, años más tarde, conseguiría atraer el
interés de Isabel Perón, la tercera esposa del General.
Resultó
que la carrera artística de López Rega no remontó, pero descubrió que Villone,
el director de Radio Mitre, compartía sus inquietudes espirituales y
ocultistas. Villone había crecido en Corrientes y, al igual que su padre –
funcionario de Ferrocarriles Argentinos – era masón. En sus extensas charlas místicas,
según Marcelo Larraquy, Villone y López Rega
intentaban
comprender las dimensiones de una Naturaleza invisible a los ojos del profano,
y que contenía potencialidades que ni siquiera la ciencia era capaz de develar
en su totalidad. En el Universo
había infinidad de misterios. Pero en la escala de lo cósmico estaba la clave.
López y Villone creían que los espíritus, a medida que encarnaran en sucesivos
cuerpos, perfeccionarían las realizaciones mentales y morales de los hombres, y
esa espiral evolutiva, los llevaría a ser buenos y benévolos como los grandes
santos.
En
determinado momento, Villone le dijo a López Rega que estaba necesitando una
guía y le aseguró que él se la presentaría. Y le habló por primera vez de
Victoria Montero. José López Rega conoció a Victoria Montero en la Navidad de 1951,
cuando fue a su casa acompañado por José María Villone. Marcelo Larraquy, relata
el encuentro de manera magistral en López Rega. El Peronismo y la Triple A,
y lo reproduzco de manera completa porque me parece clave para entender ciertas
cosas:
López
se sentó en una silla frente a ella. La mirada de Victoria lo perturbó un
instante, pero mantuvo la vista fija en sus pupilas. Rogó a Dios que esa mujer
fuese su Maestro.
—Usted
no está aquí por nada. Yo lo estaba esperando —dijo Victoria.
López
se sintió honrado:
—Busqué
por todos los medios a mi alcance el camino que me conduciría a usted. Seguí
con paciencia y amor cada corriente espiritual, las orientales y occidentales,
con un profundo respeto por el Ser Supremo. Siempre busqué al Ser Sobrenatural
que diera paz a mi alma, que me diera su palabra iluminada, que me apartara de
mis dudas, de mis sombras, y que colocara sobre mí el influjo de su poder.
Busqué la elevación espiritual, la sabiduría, pero hasta ahora sólo pude
aumentar mis conocimientos intelectualmente. Nunca pude satisfacer mi interior.
¡Tengo una gran sed espiritual! ¡Un sincero deseo de Verdad!
—Usted
todavía no ha despertado su conciencia como servidor del Señor. Su conciencia
todavía duerme. Ya encontrará su propia ley, no se impaciente. Es un proceso
largo. Pero, si no lo logra, sepa que jamás trascenderá de su propia carne y
morirá dentro de esa gran ilusión que es su cuerpo.
López
dijo que quería elevarse para encontrar el camino del Señor. Le hizo una
confesión:
—Hubo
un tiempo en que, influido por la lectura de algunos malos libros, pensé que,
con la sabiduría de mi mente y mi elevación espiritual, podía alcanzar una
situación de privilegio sobre los seres humanos. ¡Hasta ese punto había llegado
mi confusión! Creía que ya había hallado la suma de los conocimientos y sólo
entonces me di cuenta de que no sabía absolutamente nada. Por suerte fui
dejando de lado el ansia malsana de lograr un Maestro personal para que me
otorgara sus poderes maravillosos, como si yo fuese alguien. Fue un tiempo de
golpes y más golpes, de desazones e inseguridad, que me bajaron del trono de
papel en que me había forjado.
—Usted
tiene que prepararse para ser útil y responsable. No tendrá que ser falso ni
mentiroso. Iniciará un camino que es duro, árido, pero debe mantenerse fuerte y
paciente, y por sobre todo perseverante. Feliz de usted si prosigue el camino
del espíritu.
López
se sintió protegido:
—Gracias,
yo siempre imaginaba que mi Maestro me estaría esperando. Quiero contarle algo
que es triste pero me ha enseñado mucho. Cierto día, una persona que
simbolizaba para mí un verdadero emblema enfermó de gravedad y falleció —López
entrecerró los ojos—. Pido al Señor que le brinde paz, iluminación y
felicidad... Para mí fue un choque interno en plena madurez de mi existencia
que me hizo pasar de ser niño para convertirme en hombre. Hasta ese momento yo
era simpático, irradiaba optimismo, pero luego se despertó en mí una
clarividencia intuitiva que me mostró la faceta más egoísta de los seres
humanos; fue una experiencia horrorosa ver la mentira y el desagradecimiento
por doquier. Ahí perdí la risa fácil. Quiero decirle que mi alma fue templada
en el dolor y ese fuego quemó mis entrañas...
—Esta
es su familia, López —lo tranquilizó Victoria—. Aquí estamos todos hermanados
desde hace mucho tiempo. Tendrá que trabajar mucho adentro para pulirse e ir
mejorando. Pero recuerde siempre esto: el espíritu es todo.
López
estaba convencido de eso, lo había leído mil veces, pero quiso escuchar la
respuesta de la propia voz de la Madre Espiritual.
—¿Por
qué el espíritu es todo? —preguntó sintiéndose un poco irreverente.
Victoria
se lo explicó:
—Porque
proviene del Eterno. Es la vibración, el magnetismo, la luz. El espíritu es la
energía absoluta, la fuerza universal, la vida del éter en constante
movimiento. Todo su cuerpo vive en el éter, irá hacia y volverá del éter
siempre. Usted vive en constante evolución. ¿Sabe una cosa? Yo lo miro a usted
y ¿qué veo?
—¿Qué
ve? ¿Materia densa?
—Yo
ya no sé si usted es de carne y hueso o es una manifestación astral. Lo miro a
usted y veo millones de átomos y de partículas que lo envuelven como una nube y
forman su personalidad total.
López
la miró sin entender del todo. Victoria siguió.
—A
partir del trabajo espiritual, en lo más recóndito de su ser, usted encontrará
su propio átomo, el átomo madre. Ese no se puede dividir más. Es su totalidad.
La chispa que nos insufló Dios en la Creación. Ese es su verdadero Maestro
Interior. Su Cristo Interno. Hay quienes lo tienen muy pequeño, como escondido,
y otros lo tienen más desarrollado. Cuando lo conozca, usted podrá alcanzar
percepciones más sutiles, podrá percibir alguna radiación de la perfección
suprema de Dios. Le aseguro que la sabiduría brillará en sus acciones. Ya lo
verá. Usted no se desvíe. No traicione a su Cristo Interno. Ahí está su verdad.
—¡Esa
será mi verdad! —repitió López entusiasmado.
—Sí,
pero la verdad no se da. Usted tiene que llegar a ella.
López
se quedó en silencio otra vez. Volvió a sentirse solo.
—No
se preocupe si su mente no asimila estas enseñanzas. Poco a poco. Hoy estoy un
poco charlatana. Su Ser Íntimo todavía está guardado y usted mismo se ocupará
de encontrarlo. Yo apenas estoy poniendo una semilla, átomos de alta vibración
espiritual, que algún día germinarán. Ahora dígale a Teresita que lo lleve a la
habitación y recuéstese. Y empiece a meditar sobre todo lo que hablamos.
López
se estaba retirando cuando Victoria lo llamó:
—Escuche
bien esto. Si usted trabaja su espíritu podrá entrar en armonía con el Universo
y se convertirá en un ser puro. Sus fuerzas ocultas serán una bendición para
los demás. Podrá curar enfermedades, aliviar dolores del cuerpo y del alma.
Pero nunca deberá abusar de sus poderes porque producirá mucho daño. Será una
maldición para todos y también para usted. Ahora vaya...
En
la casa de Victoria Montero, López Rega atestiguó y participó en las ceremonias
de cánticos y mantras que realizaba el grupo: unas quince personas tomadas de
las manos en círculo alrededor de una mesa que, bajo la guía de la Madre
Espiritual, buscaban canalizar y manifestar la “Fuerza Universal y Cósmica,
energía misteriosa, seno fecundo de donde todo nace”.
Luego
de aquella Navidad, López Rega siguió visitando la casa de la Madre Espiritual,
en vacaciones o francos acumulados de la policía o pasando parte de enfermo
para llegar a Paso de los Libres. En la casa de Victoria, López Rega conoció la
obra de Josefa Rosalía Luque Álvarez (Hilarión de Monte Nebo), y devoró La
Civilización Adámica y los tres tomos de Arpas Eternas. Allí también
conoció la literatura rosacruz, (por ejemplo, El concepto Rosacruz del
Cosmos de Max Heindel, que releyó varias veces), tratados sobre
francmasonería, y en especial los libros de Arnold Krumm Heller, conocido como Maestro
Huiracocha: un médico, militar, escritor, ocultista, y masón alemán, fundador
de la Fraternidad Rosacruz Antigua (FRA). En el libro Astrología Esotérica
(1962), el propio López Rega afirmará
Existen unos libros muy sencillos (al parecer) del famoso ROSACRUZ DR. A. KRUMM HELLER; ya creo haberlos leído unas cuarenta o cincuenta veces y siempre me enseñan algo totalmente nuevo
Arnold
Krumm Heller nació en Alemania en 1876 pero ya de muy joven se fue a México. Se
interesó en la espiritualidad y el ocultismo a través de las obras de Allan
Kardec, Eliphas Levi, Papus, y Helena Blavatsky. Al declararse la Primera
Guerra Mundial trabajó como espía para la inteligencia alemana y fue deportado
a Berlín por autoridades británicas. Allí se unió a varias órdenes esotéricas y
fraternales, incluida la Ordo Templi Orientis (OTO), y fue contemporáneo de
Theodor Reuss (fundador de la OTO) y de Spencer Lewis (Imperador de AMORC).
Conoció a Aleister Crowley – radicado en Berlín en esa época – quien lo influenció
profundamente con sus conceptos místicos, y se ofreció a difundir su obra en
Latinoamérica. Participó en la Masonería en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado
y en el Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Mizraím. En Perú recibió el nombre de
Huiracocha, por el que sería conocido en los círculos esotéricos. Se
relacionó con los círculos de poder mexicanos y ya en la década del treinta con
el grupo de extrema derecha Los camisas doradas, y decía ver similitudes
entre la “condición de mando de las razas aria y azteca”. Fundó la FRA o Fraternitas
Rosicruciana Antiqua, habiéndose distanciado tanto de la O.T.O. y Spencer
Lewis. La FRA mezclaba el sistema de grados masónicos con la cosmogonia teosófica, sumándole a esto prácticas de sexo libre y magia sexual. Krumm Heller murió en Marburg, Alemania, en abril de 1949, a la edad de
73 años. Víctor Manuel Gómez Rodríguez, más conocido como Samael Aun Weor, fue
su discípulo; poco antes de la muerte de Krumm Heller, Samael Aun Weor tuvo una
serie de visiones y experiencias espirituales que lo llevaron a sentar las
bases de lo que después sería la Iglesia Gnóstica Cristiana Universal (IGCU). Los rituales de la IGCU proceden mayoritariamente
de la FRA de Krumm Heller.
Si
uno compara algunas páginas de los libros de Krumm Heller con algún fragmento
de los de López Rega, verá que el estilo rimbombante y con los énfasis marcados
con MAYUSCULAS del brujo parecen calcados de los textos del alemán.
Además
de la literatura y las practicas esotéricas, la casa de Victoria Montero le brindó
a López Rega un aporte muy significativo:
contactos. Uno de ellos fue Dalton Rosa, un economista brasilero, gerente del
Banco del Brasil y también masón. Rosa acudía frecuentemente a las meditaciones
de la Madre Espiritual coincidiendo con López y trabando amistad con él. Dalton Rosa le sirvió a López Rega como puente con
Brasil, y por su intermedio conoció a Claudio Ferreira. Ferreira era
espiritista, practicaba la Umbanda y vendía sahumerios y medicinas homeopáticas
en Rio Grande do Sul. Dalton Rosa lo había acercado a la Orden de los
Rosacruces de Uruguayana. Escribe Marcelo Larraquy:
La
amistad con Ferreira hizo que López cruzara la frontera y estableciera conexiones
espirituales en el Brasil. Formó un grupo de amigos de edades y creencias
bastantes heterogéneas. Se reunían en la casa del farmacéutico “Maneco” Dos
Santos y en la de Milton Núñez de Souza, un librero rosacruz; también se acercaban
al grupo dos periodistas locales. Hablaban de faraones, religiones secretas y
sentidos ocultos del Universo, e intercambiaban técnicas para despertar las
facultades del alma y ponerlas en el camino de Dios.
A
su vuelta a la guardia presidencial, López comenzó a alardear de sus
habilidades psíquicas frente a los otros custodios:
Una
vez, dijo, había tenido una experiencia de mediumnidad con Eva Perón: había
sido una noche, mientras cumplía sus tareas en la guardia, cuando recibió el
llamado telefónico de un miembro de la Escuela Científica Basilio que lo instó
a transferir a Eva Perón el espíritu de Jesús para aliviarla del cáncer que padecía,
y le explicó cómo hacerlo. López tomó debida nota de las instrucciones y se
acercó al palacio donde Evita dormía. En ese momento, sintió que alcanzaba la elevación
espiritual y una percepción tan sutil que le permitió captar un mal pensamiento
hacia la primera dama en la mente de un militar que pasaba circunstancialmente.
Para desagraviarla, López lo insultó.
Ese
mismo año, López recibió el primer castigo disciplinario por parte del intendente
de la residencia, Atilio Renzi. El motivo fue la lectura de libros esotéricos en
horario de guardia. Una versión proporcionada por el propio Renzi indica que López
lo enfrentó: “Algún día voy a tener supremacía sobre Perón y vas a ver quién soy
yo...”, le dijo.
Gran
parte de lo que López Rega contó sobre esta época ha sido puesto en duda; muchos
dicen que no conoció a Eva, que no tenía acceso a la pareja presidencial y que
muchas de estas anécdotas son invenciones suyas, el frado de certeza que se asigna a algunas de estas afirmaciones varía de autor en autor.
Eva Perón murió el 26 de julio de 1952, y esa noche una manifestación espiritista
recorrió las calles de Buenos Aires con velas y antorchas. Victoria Montero envió
una orquídea para que la colocaran sobre su ataúd. A Evita la velaron durante
dos semanas. El doctor Pedro Ara se ocupó de embalsamar su cuerpo en el
edificio de la CGT y allí quedó depositada, hasta que se construyera un
mausoleo que sería más alto que la Estatua de la Libertad.
Continuará…
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