viernes, 5 de junio de 2020

Los Eones Crowleyanos según Peter Levenda


Los Eones Crowleyanos según Peter Levenda

Por Mazzu



Hace poco emprendí la relectura del muy recomendable The Dark Lord de Peter Levenda (2013). Lo había leído en 2018 y me había causado muy buena impresión. El subtítulo da una idea de que va el libro: H.P. Lovecraft, Kenneth Grant, and the Typhonian Tradition in Magic. En efecto, Peter Levenda traza una comparación entre los Mitos de Cthulhu y el sistema thelémico de Aleister Crowley y el tifoniano de su discípulo y continuador Kenneth Grant.   

Todo/a lector/a interesado/a en temas ocultistas, aunque no sea precisamente thelemita, probablemente haya leído u oído hablar del Eón de Horus. Entre marzo y abril de 1904, en El Cairo, el mago inglés Aleister Crowley junto a su primera esposa Rose Kelly afirmó haberse puesto en contacto con una entidad llamada Aiwass que le dictó el ahora afamado Libro de la Ley, el Liber AL vel Legis, donde Crowley estableció el concepto de que el mundo estaba entrando en una nueva fase de evolución espiritual, el Eón de Horus. La era previa había sido el Eón de Osiris: la era patriarcal del dios asesinado y resucitado; y la era anterior al Eón de Osiris había sido el Eón de Isis: la era matriarcal de la reverencia a la Diosa Madre. El presente Eón de Horus, dice Crowley, será la era del Niño Conquistador, una era de crecimiento espiritual.

Si, como decíamos, han leído bastante sobre temas ocultistas, el concepto de Eón como era o ciclo cósmico tampoco les resultará extraño. El tópico de la Era de Acuario es harto conocido y popular incluso fuera del mundillo esotérico desde hace más de medio siglo. Para los más especializados, les resonará también con los Yugas del hinduismo o con las diferentes “razas” y etapas evolutivas de la Teosofía de Mme. Blavatsky.

Si bien soy un enamorado de la escritura de Crowley y he leído muchas de sus obras, no me considero Thelemita. Siempre me ha interesado más la agudeza y la profundidad de Crowley como intérprete de los sistemas mágicos y como pensador y filósofo del esoterismo, que su propio sistema per se. No quiere esto decir que desprecie su sistema ni nada por el estilo; simplemente que no es lo que más me atrae de él como autor y pensador, ya que me siento más inclinado hacia otras formas de ocultismo occidental – que sin embargo están bastante emparentadas a Thelema.



Hecha la aclaración, vale decir que a pesar de que he leído copiosas cantidades de literatura crowleyana, nunca he podido encontrar una explicación cabal y abarcadora de su sistema de Eones. Por ejemplo, en The Vision and the Voice Crowley escribió largo y tendido sobre los eones, pero no hay allí ninguna explicación ni justificación. Otros autores thelemitas replican el sistema eónico pero no dan mayores precisiones sobre él que las que el propio Crowley ofreció en sus escritos. Una gran pregunta es ¿cuánto dura un eón crowleyano?

Al verlos como eras cósmicas, solemos relacionarlos con el ciclo astronómico conocido como la precesión de los equinoccios, que nos brinda las famosas “eras zodiacales”. Una  era zodiacal corresponde al tiempo que tarda el paso del Sol a través del punto equinoccial vernal en uno de los signos zodiacales, proceso conocido como la precesión de los equinoccios. El ciclo de precesión equinoccial completo dura un total de 25.800 años; por lo tanto, el período de tiempo de cada era, correspondiente a cada uno de los 12 signos zodiacales, es de aproximadamente 2.150 años.

Aquí surge la primera paradoja: si tomamos a los eones crowleyanos como ciclos de 2.150 años, no nos darían los cálculos; pero dejemos que Levenda nos lo explique a su manera:

Crowley postuló que el Eón de Horus comenzó en 1904, el año en que recibió El Libro de la Ley. El problema con esta fecha es que no es consistente con el cálculo científico de algunos astrónomos con respecto a la Era de Acuario. Declaran que en realidad no comenzará hasta aproximadamente 2600 e.c. Por otro lado, muchos astrólogos y ocultistas creen lo contrario, proponiendo fechas de inicio que van desde el siglo XV e.c. hasta dentro de mil años. En este campo abarrotado, el “Eón de Horus” de Crowley es solo uno de los muchos aspirantes al título de “Era Actual” y, como tal, es quizás tan válido como cualquier otro.

Pero, ¿cuánto dura un eón crowleyano?

En su esquema eónico, Crowley refleja una teoría antropológica de su época: que hubo una sociedad matriarcal que precedió a la sociedad patriarcal. Este concepto fue planteado por el antropólogo suizo Johann Jakob Bachofen en su obra El Derecho Materno (1861); Sir James George Frazer hace eco del tema del matriarcado en la sección de linajes matriarcales y Diosas Madres de su obra más famosa, La Rama Dorada (1890), obra que Crowley ciertamente admiraba y recomendaba. A pesar de que muchas teorías que Frazer postuló en La Rama Dorada han sido refutadas por la antropología moderna, me sigue pareciendo una lectura genial y “thought provoking” e influyente; sobre todo para otro “refutado” favorito de mi biblioteca y al que siempre necesito volver, el gran Robert Graves, quien junto a otros autores como Marija Gimbutas fueron los postulantes en el siglo XX de la idea de la supuesta sociedad matriarcal prehistórica.

Hagamos suspensión de “refutaciones” por un rato y supongamos que dicha cronología matriarcal-patriarcal fue un hecho. Decíamos, entonces, que Crowley plantea un Eón matriarcal de Isis precedente al Eón más patriarcal de Osiris; el período matriarcal – según los teóricos del tema – abarcaría desde la prehistoria de nuestros ancestros cazadores-recolectores hasta los albores de la civilización agricultora, el período patriarcal iría desde bien entrada la civilización agricultora en adelante (a grandes rasgos y sin profundizar demasiado). Aquí surge un dilema: si tomamos el eón crowleyano como  una era zodiacal de 2.150 años, teniendo en cuenta que el mago inglés afirmó que el Eón de Horus comenzó en 1904, y hacemos un rápido cálculo, el Eón de Osiris debió comenzar en el año 96 a.C.; sigamos con Levenda:

Es obvio incluso para el examen más superficial que dos mil años antes de 1904, es decir, el año 96 a.C. no pudo haber sido el comienzo de la era patriarcal de Osiris. La adoración a Osiris ha precedido a este período por miles de años; además, los dos mil años anteriores a 96 a.C. no podían considerarse, por más que forcemos a la imaginación, una era matriarcal.

Además, 1904 no coincide con ningún evento astronómico ni astrológico significativo. Parece obvio que Crowley, entonces, no estaba basándose en las eras zodiacales y que el Eón de Horus no es la Era de Acuario con otro nombre.

Horus Relief, Temple of Abydos | Gizeh Luxor | Pictures | Egypt in ...


Para sumarle complejidad al asunto, Charles Stansfeld Jones, más conocido por su seudónimo esotérico Frater Achad, un discípulo de master Therion a quien el mismo Crowley una vez llamara su “hijo mágico” (aunque luego rompieran relaciones), declaró que un nuevo eón había comenzado el 2 de abril de 1948 al que llamó el Eón de Maat. Esto fue apenas unos meses después de la muerte de Crowley (el 1 de diciembre de 1947) y a solo 44 años del inicio del famoso Eón de Horus. Dice Levenda:   

Achad es considerado un hereje en el mundo crowleyano (...) Obviamente, el desafío más evidente al sistema de Crowley fue la inauguración del Eón de Maat en 1948, solo cinco meses después de la muerte de Crowley y dos años antes de la propia desaparición de Achad. Para un observador de mentalidad literal, la insistencia de Achad en un nuevo Eón tan pronto después del nacimiento del anterior parece una locura. Sin embargo, la naturaleza de los Eones es tal que existe un precedente de Eones que suceden simultáneamente y la prueba de esto está en las tradiciones gnósticas, hindúes y cabalísticas, tan queridas por el mismo Crowley.

En el budismo, por ejemplo, se habla de kalpas – del sánscrito eón o largo período de tiempo. De wikipedia:

En budismo existen cuatro tipos diferentes de kalpas: El kalpa de uso más común dura unos 16 millones de años. Un kalpa de corta duración mide unos 1.000 kalpa comunes o 16.000 millones de años. Un kalpa de tamaño medio dura unos 320.000 millones de años, equivalente a unos 20 kalpas cortos. Un gran kalpa dura unos 4 kalpas de tamaño medio, unos 1,28 billones de años.

Según Levenda en The Dark Lord:

Los cuatro kalpas básicos son Vivartakalpa (el Eón de la evolución en el cual ocurre la creación), Vivartasthayikalpa (el Eón de la duración de la evolución), Samvartakalpa (el Eón de la disolución) y finalmente Samvartast-hayikalpa (el Eón de la duración de la disolución). Estos son similares en concepto al sistema hindú de yugas.

Los yugas, o ciclos cósmicos de la cosmología hindú, por su parte, también son cuatro, y cada uno dura un cuarto menos que el ciclo inmediatamente anterior: Satya Yuga (la Era de la Verdad), Dvapara Yuga (la Segunda Era), Treta Yuga (la Tercera Era), y la famosa Kali Yuga (la Era de Kali, la Era Actual), siendo Satya Yuga la era más larga, de 1.728.000 años terrestres o 4.800 años divinos, y Kali Yuga la más corta, habiendo comenzado en 3102 a.C. y con una duración de 432.000 años terrestres o 1.200 años divinos. A 2020 van 5.122 años de Kali Yuga, por lo tanto aún faltan 426.878 para que finalice, cosa que hará en el año 428.898 e.c.

Como vemos, los eones crowleyanos no cuadran con ninguno de estos sistemas de eras cósmicas: las eras zodiacales son demasiado cortas para coincidir con los períodos matriarcales y patriarcales que suponen el Eón de Isis y el Eón de Osiris – amén de que tampoco coincide el comienzo del Eón de Horus con el inicio de la Era de Acuario. Los kalpas budistas se cuentan en millones de años, así que tampoco son compatibles. Los yugas, si bien parecen ser más extensos que los eones crowleyanos, no se alejan tanto; pero tampoco coinciden, ya que todavía estamos en la Kali Yuga que, según los hindúes,  empezó en 3102 a.C. y, lejos de terminar en 1904 para dar paso a una Nueva Era, finalizará recién dentro de 426.878 años.

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Entonces, ¿Crowley utilizó su propio criterio “al voleo” para establecer la duración de sus Eones? Bueno, podría ser, ¿no? Después de todo, esto proviene en parte de un texto “canalizado”; sin embargo, leyendo de sus textos de recopilación meticulosa como 777 o viendo sus cálculos en el manejo de la gematría qabalística, el criterio de “al voleo” no parece su estilo, que podríamos tachar casi de minucioso y obsesivo. Pero si no fue “al voleo”, ¿qué sistema utilizó Crowley para ordenar su idea de los Eones? Aquí creo que es donde Peter Levenda realizó un gran aporte al tema.

Traduzco una parte sustanciosa de The Dark Lord donde Levenda se explaya en su hallazgo:

El enfoque final que podría adoptarse con respecto a los Eones es puramente qabalístico, pero parece que Crowley no era consciente de ello. Este sistema se elabora en el Sefer ha-Temunah o el Libro de la Imagen, un texto que generalmente se data en el siglo XIII. La “imagen” del título se refiere a la forma de las letras hebreas de las que se creía que contenían ciertos secretos. Para nuestros propósitos, sin embargo, el otro valor del libro está en la discusión de los shemitot (sing. Shemita) los “ciclos cósmicos” codificados en la Torá.

Los años se contaban en múltiplos de siete, que se multiplicaban por siete, de modo que un ciclo consistía en 7x7 años o 49 años en total. El año siguiente, el quincuagésimo año, era un año de “jubileo”, un año en el que los pecados y errores de los 49 años anteriores se borraban, la pizarra se limpiaba y el ciclo comenzaba de nuevo. Este era un ciclo o shemita.

Usando este marco como punto de partida, los estudiosos de la Biblia y la Qabaláh han tratado de determinar la edad del universo. Cada ciclo de 7,000 (7x20x50) años se considera una “edad” cabalística y se relaciona con una de las siete sefirot inferiores del Árbol de la Vida. El número 7,000 proviene de una línea en el Talmud que establece que el mundo existirá durante 6,000 años y que durante los 1,000 años posteriores será “desolado”. Según algunos cabalistas, estamos viviendo en la segunda edad, la de Gevurah o “Severidad”. Usando la fórmula del Jubileo, entonces, 7,000 años multiplicado por 7 equivaldría a 49,000 años, que sería la edad del universo. Si vivimos en el segundo ciclo, eso implicaría que Adán fue creado en algún lugar hace unos 7,000 años (dependiendo de dónde nos encontremos en el segundo ciclo, el comienzo, el medio o el final).

Sin embargo, utilizando una cita del Midrash, “mil años en tu vista son como un día” se indica que mil años humanos equivalen a un solo día divino, por lo que los cálculos posteriores revelarían una edad del universo como algo más cercano a 15 mil millones de años (si vivimos en la última era qabalística) que, por coincidencia, concuerda con las últimas estimaciones científicas de la edad del universo.

Hay dos implicaciones pertinentes a este estudio que se pueden encontrar en el Sefer ha-Temunah. La primera es que las edades qabalísticas pueden identificarse mediante una serie de referencias sefiróticas. Por lo tanto, el primer año del ciclo lleva el nombre de Chesed, la primera de las siete sefirot debajo del Abismo en el Árbol de la Vida y las únicas que los rabinos usan para estos cálculos, lo que también da su nombre a todo el primer ciclo de 7,000 años, y que el segundo año sería Gevurah, luego Tiferet, etc. Por lo tanto, el año dos es el año Gevurah del año del ciclo mayor de Chesed. Pero, por supuesto, las edades entrelazadas no terminan allí y pueden continuar indefinidamente hasta la unidad de tiempo más pequeña.



Este sistema se refleja en la tabla de horas astrológicas utilizadas por los magos ceremoniales, en la que la primera hora del domingo, por ejemplo, sería la hora del Sol, la primera hora del lunes sería la hora de la Luna, etc. para los siete días y los siete planetas filosóficos. Estas horas planetarias son equivalentes a los atributos sefiróticos, ya que Chesed se considera la esfera de Júpiter (y, por lo tanto, del jueves), Gevurah de Marte (y martes), Tiferet del Sol (y domingo), etc. Uno podría entonces con la misma facilidad tomar las horas astrológicas mágicas y ampliarlas para incluir años, múltiplos de años, etc. hasta llegar a los eones planetarios correspondientes.

El objetivo de este ejercicio es que los períodos de tiempo tienen subconjuntos, y que estos subconjuntos tienen las mismas cualidades que los diversos períodos de tiempo, aunque con modificaciones. Por ejemplo, el período del Sol en el período mayor de Saturno (verbigracia) no tendría la misma calidad de acción que el período de Saturno en el período mayor de Saturno, o el período de Saturno en el período mayor del Sol. Este sistema es utilizado en realidad por los astrólogos védicos (indios) en su método de cálculo conocido como antardasas.

Usando esto como teoría, ¿podría haber un Eón de Maat dentro del gran Eón de Horus, como un subconjunto de Horus?

(...) Una segunda implicación contenida en el Sefer ha-Temunah y en las deliberaciones de sus sabios: la idea de que el mundo ya ha sido creado y destruido varias veces. El séptimo período de 1.000 años de cada ciclo es un tiempo de “desolación” en el cual toda la vida de los 6.000 años anteriores es eliminada. Dependiendo de dónde nos encontremos en el gran esquema de las cosas, con expertos que ofrecen opiniones desde el segundo ciclo hasta el séptimo, el mundo puede haber sido destruido al menos una vez, y hasta seis veces. Esto da lugar a la posibilidad de que el ciclo de 2.000 años conocido por los astrólogos pueda ser reemplazado por el ciclo de 7.000 años conocido por los qabalistas, lo que significa que el Eón de Osiris (que terminó, según Crowley, en 1904) en realidad comenzó en 5.096 a.C., y que el Eón de Isis comenzó en 12,096 a.C. El uso de estos valores algo mayores nos da la coordinación histórica que necesitamos, ya que 5.096 a.C. nos ubica mucho antes que el Egipto pre-dinástico y permite la posibilidad de que un Eón de Osiris comenzara en ese momento, y que hubiera una edad matriarcal prehistórica comenzando en 12.096 a.C. para la cual no hay un registro escrito pero de la que se puede ofrecer evidencia circunstancial en forma de estatuas de diosas y artefactos similares para respaldarla.

Usando este esquema, el Eón de Horus comenzó en 1904 y el primer subperíodo de Horus duró 42 años antes de entrar en la fase de “desolación” de 1946 a 1952, tiempo durante el cual Frater Achad proclamó el Eón de Maat. Este habría sido el subperíodo de Maat del período mayor de Horus. Curiosamente, 1946 más 49 años nos dan el año 2001, el año en que todos dicen que “el mundo cambió”.

No digo que Levenda haya “resuelto” definitivamente el tema de los eones crowleyanos, pero echa una buena luz sobre el asunto y da material para reflexionar y estudiar – eso, por supuesto, si uno es afecto a esta temática. Cosas como estas, entre muchas otras buenas cualidades, hacen de The Dark Lord: H.P. Lovecraft, Kenneth Grant, and the Typhonian Tradition in Magic de Peter Levenda (2013), un libro verdaderamente disfrutable y recomendable.



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