miércoles, 27 de mayo de 2015

Fragmento de "The Real Frank Zappa Book" (VII Parte)

Nuevo fragmento del libro "The Real Frank Zappa Book" (de F.Z. y Peter Occhiogrosso). Acá pueden leer la PRIMERA, SEGUNDA, TERCERA, CUARTA, QUINTA, y SEXTA PARTE

Traducción: Mazzu



Un Mero Descuido

Finalmente, MGM cometió un ‘error inocente’: se olvidaron de enviarnos un pequeño pedazo de papel diciendo: “ustedes todavía están bajo contrato con nosotros - todavía queremos que hagan discos para nosotros”.

Con eso como palanca, negociamos un “acuerdo de logo”. Bizarre Productions fue creado: un sello dentro de la estructura empresarial de MGM - una entidad semi-independiente - y así Cruising with Ruben & the Jets y Mothermania fueron lanzados por el sello Bizarre/Verve, y distribuidos por MGM.

Se dijeron un montón de tonterías en la prensa cuando salió Cruising with Ruben & the Jets, acerca de cómo había ‘engañado a la gente’. Escuché la historia que un DJ de Filadelfia que lo pasaba como loco hasta que se enteró de que era de the Mothers, momento en el que dejó de pasarlo. El hecho es que todo el mundo sabía que era de the Mothers of Invention porque lo decía en la portada: “Is this the Mothers of Invention recording under a different name in a last ditch attempt to get their cruddy music on the radio?(¿Son estos los Mothers of Invention grabando bajo un nombre diferente en un último intento de hacer llegar su sucia música a la radio?)

Concebí ese álbum en la misma línea que las composiciones del período neoclásico de Stravinsky. Si él pudo tomar las formas y los clichés de la época clásica y pervertirlos, ¿por qué no hacer lo mismo con las normas y las regulaciones que se aplicaban al doo-wop de los años cincuenta?

El oyente no iba a pensar que una canción como “Stuff Up the Cracks” era realmente una verdadera canción de los 50s. En términos de timbre, está justo en el límite (debido a las partes vocales) - pero esos acordes nunca habrían sido usados en el doo-wop original.

Las canciones de ese período estaban encerradas en una selección de tres fórmulas/sabores: I-VI-IV-V (“Earth Angel”), o I-II-I-II (“Nite Owl”), o I-IV-V (“Louie Louie”). Muy rara vez se oye un acorde III o un acorde VII bemol - o se escucha a alguien que va de I a un VII bemol. Hay sólo unos pocos ejemplos de ese tipo de desviación armónica durante los años cincuenta – siendo el mejor “This Paradise” de Donald Woods y the Bel-Aires, de Flip – por lo tanto nuestras progresiones de acordes no eran exactamente parte de esa tradición.

Lo que sí es coherente con la tradición en ese álbum fue el enfoque en la armonía, el tipo de estilo vocal y el timbre utilizado, y la simplicidad de la mayoría de los ritmos. Por supuesto, algunas de las letras estaban a un nivel sub-mongoloide, pero eso sólo era otra norma, llevada al extremo.

We made a wish and threw in a coin
And since that day
Our hearts have been joined
So all you young lovers,
Wherever you are
The Fountain of Love
Is not very far[1]

Frank Zappa & Mothers of Invention - Fountain of Love


¡Déjense de joder! ¿Qué es eso? ¿Una canción sobre una ducha vaginal, o qué? ¡Algunas personas toman ese tipo de letras en serio!

Hay algunos guiños en ese álbum, también. Por ejemplo, en el fadeout de “Fountain of Love” se pueden oír las primeras notas de La Consagración de la Primavera. Una canción tiene el coro de fondo de “Earth Angel” superpuesto sobre el coro de otra canción, y así sucesivamente.

La sátira en Ruben funcionaba en dos o tres niveles. Detesto las letras de amor. Creo que una de las causas de los problemas de salud mental en los Estados Unidos es que las personas crecen escuchando esas ‘letras de amor’.

Eres un chico joven y oyes todas esas ‘letras de amor’, ¿no? Tus padres no te están diciendo la verdad sobre el amor, y no puedes aprender realmente acerca de él en la escuela. Estás recibiendo la mayor parte de tus “normas de conducta” trazadas en la letra de una estúpida canción de amor de mierda. Es un entrenamiento subconsciente que crea el deseo de una situación imaginaria que nunca existirá para ti. Las personas que compran esa mitología van por la vida sintiendo que los dejaron afuera de algo.

Lo que me parece muy cínico en algunas canciones de rock and roll - especialmente hoy en día - es la forma en que dicen: “Vamos a hacer el amor”. ¿Qué clase de mamón dice mierdas como esa en el mundo real? Uno debería poder decir “vamos a coger”, o al menos “vamos a (rellene el espacio en blanco)-, pero tiene que decir “vamos a hacer el amor” para lograr que te pasen en la radio. Esto crea una corrupción semántica, cambiando el contexto en el cual la palabra ‘Amor’ es utilizada en la canción.

Cuando se ponen a babear sobre el amor como un “concepto romántico” - especialmente en las letras sensibles al estilo cantautor - es otro empujón en la dirección de los problemas de salud mental.

Afortunadamente, las letras de los últimos cinco o seis años han llegado a ser cada vez menos importantes, con grupos de ‘art rock’ y new wavers especializándose en letras ‘no sentenciosas’ o ‘intencionalmente intrascendentes’. La gente ha dejado de escuchar las letras - ahora son sólo ‘ruidos bucales en tono’.

Yendo hacia la Última Redada



En 1966 y ‘67, el L.A.P.D. y el Departamento del Sheriff estaban en guerra con los freaks de Hollywood. Cada fin de semana la gente era detenida (sin órdenes presentadas o cargos declarados) mientras caminaba en Sunset Boulevard, forzada a subir a autobuses policiales, llevada al centro, mantenida en prisión por la noche, y luego liberada - todo por tener el pelo largo.

Los lugares donde solían comer (Ben Frank’s en Sunset y Canter’s Deli en Fairfax) estaban bajo vigilancia constante. El gobierno de la ciudad amenazó con quitarle la licencia de licor a Elmer Valentine (del Whisky-A-Go-Go) si no dejaba de contratar bandas de pelilargos en su club. Ya no quedaba ningún lugar para trabajar en Hollywood.

Nuestro Nuevo Hogar

Gail y yo nos mudamos a Nueva York en 1967 para tocar en el Teatro Garrick en Bleecker Street. El primer lugar en donde paramos, antes de que pudiéramos encontrar un apartamento, fue el Hotel Van Rensselaer en la Eleventh Street. Estábamos en una pequeña habitación de los pisos superiores. Yo estaba trabajando en la ilustración de la portada del álbum Absolutely Free en un escritorio junto a la ventana. Recuerdo que el lugar estaba tan sucio que no pude evitar que el hollín manchara la ilustración.

Vivíamos a base de sándwiches y café del Smiler’s Deli que estaba a la vuelta de la esquina. Hacía tanto frío que si ponías un envase de leche en el alféizar de la ventana no se ponía feo durante días (pero cuando lo volvías a entrar estaba cubierto de hollín). Los Fugs, que también estaban trabajando en el Village por entonces, trataron de impulsar una protesta contra Con Ed (el presunto origen de este mal), instando a los ciudadanos preocupados ​​a enviar sus mocos por correo a la oficina central.

Nos sorprendió mucho esta mugre porque acabábamos de venir de California, donde teníamos una casa bastante agradable en Laurel Canyon (por doscientos dólares al mes) con una chimenea, dos dormitorios, una cocina, un garaje y nuestro propio pedazo de tierra en el patio trasero. Había árboles alrededor. Era bastante bonita, y teníamos privacidad.

Gail salió a buscar un apartamento cerca del Garrick y finalmente encontró un lugar en el 180 de la Thompson Street (Apartamento 3-C), a la vuelta del teatro. Hice una pausa en los ensayos y fui con ella a mirarlo. Cuando llegamos a la puerta encontramos a un borracho que se había desmayado allí, se había meado encima, y estaba encajado, bloqueando la entrada. En 1967, esto era lo que se conseguía en la ciudad de Nueva York por doscientos dólares al mes. Nuestro nuevo hogar tenía un dormitorio, un living/cocina y un cuarto de baño - con vista a una pared de ladrillo contra la ventana. Vivimos allí durante varios meses antes de encontrar un subarriendo cerca de la Séptima Avenida en Charles Street, la planta baja de un edificio de piedra marrón.

Fue todo un privilegio ocupar ese espacio durante la huelga de los basureros. La basura se amontonaba justo delante de la ventana de nuestro dormitorio. Escuchábamos a las ratas por la noche.

Durante el tiempo que vivimos en el cajón de Thompson Street, mi hermano vino a visitarnos desde Los Angeles junto a Dick Barber, su amigo de la escuela secundaria (que más tarde se convertiría en nuestro road manager) y otro amigo, Bill Harris (ahora un prominente crítico de cine). Los tres dormían en el piso del living.

En esa época tuve la idea para el álbum We're Only In It for the Money, y estaba buscando un artista capaz de crear la mejor parodia de la tapa del Sgt. Pepper. Me enteré de Cal Schenkel porque era el ex novio de la chica que fue nuestro acto soporte en el Garrick. Vino desde Filadelfia y me mostró su portfolio. Su material era genial, pero la única manera de contratarlo era encontrar un lugar para hospedarlo en Nueva York. (¿Y adivinen dónde fue?) Así que allí estaban Bobby, Bill, Calvin y Dick, en el suelo, en bolsas de dormir.




Durante ese verano, el ambiente en Greenwich Village era absurdo. Cualquier rumor, no importa cuán estúpido fuese, podía llegar a ser verdad - por lo que, en un punto, se rumoreaba que un hippie había matado a un infante de marina.

Circulaban historias de que los marines iban a venir al Village para matar a todos los hippies. Todas las personas con aspecto hippie vigilaban a todas las personas con aspecto de infante de marina. Todo el mundo pensó que en realidad no vendrían vestidos como Marines, por lo que también vigilaban a cualquier persona con el pelo demasiado corto, o con las uñas limpias.

En medio de todo esto estábamos trabajando el Garrick seis noches a la semana (dos shows por noche), y ensayando en la tarde.

El clima de Nueva York en verano es bastante molesto. En cierto momento, alrededor del primero de junio, el aire acondicionador murió y el dueño del teatro (el papá de David Lee Roth, me han dicho) decidió que arreglarlo costaba demasiado.

Imagínense una habitación como un largo y estrecho túnel (en realidad, un ex cine de “películas artísticas”) para unas trescientas personas; con unos 38º grados en todo momento, totalmente húmedo y sin circulación de aire.

El suelo del escenario tenía una alfombra verde. Cuando filmamos el vídeo de “Mr. Green Genes”, la gente en escena había pisoteado un montón de verduras y crema batida sobre él, y nunca lo limpiaron.

La jirafa de peluche y otros juguetes que usábamos en el show estaban en una caja al lado del escenario, junto con trozos de vegetales muertos. Toda la materia orgánica dentro del teatro había comenzado a reproducirse, y estaba produciendo ‘un mal olor’.

¿Dónde está la carne?

Las verduras podridas eran sólo una parte de la temprana ‘declaración de entretenimiento’ de los M.O.I.  Una vez propuse la construcción de un aparato que iba a ser una cruza entre una horca y una ducha antigua. La cortina de la ducha sería una bandera de Estados Unidos, y detrás de ella, colgando de la horca, habría una media res (a temperatura ambiente). Propuse ingresar esto al final de cada show, tocar una fanfarria y abrir la cortina, liberando las moscas sobre la audiencia.

Nuestros Muchachos Uniformados

De todos modos estábamos allí todas las tardes, ensayando. Un día, tres infantes de marina, en uniforme de gala, entraron por la puerta, se sentaron en la primera fila - y se quedaron allí, callados. Les pregunté cómo estaban y, por supuesto, si querían pasar.

Les pregunté si conocían alguna de las canciones. Uno de ellos dijo que sí, que conocía “House of the Rising Sun” y “Everybody Must Get Stoned”. Le dije: “eso es genial. ¿Les gustaría cantar con nosotros esta noche? Nos encantaría tener a unos Marines cantando en el escenario con nosotros”. Ellos dijeron que sí, lo harían. Les dije: “cruzando la calle está el Tin Angel, vayan a tomarse unos tragos y vuelvan cuando empiece el show”. Cuando regresaron, los hice subir al escenario - a pesar de que debía haber regulaciones que les prohibían hacer ese tipo de cosas vistiendo uniforme - y los hice cantar “Everybody Must Get Stoned”. Para ese momento estaban bastante borrachos, así que les sugerí: “¿Por qué no le muestran a la gente de la audiencia lo que hacen para ganarse la vida?”.

Yo les entregué un enorme bebé muñeco y les dije: “supongan que este es un bebé ‘amarillo’”. Ellos procedieron a desgarrar y mutilar al muñeco mientras tocábamos. Fue realmente horrible. Cuando terminaron, les di gracias y, con un acompañamiento musical tranquilo, le mostraré a la audiencia los pedazos destrozados del muñeco.

Nadie se reía.

La Nueva Costurera de Jimi



En otra ocasión, Jimi Hendrix vino a casa. Nunca nos habían presentado antes de eso, y no puedo recordar cómo nos conocimos - probablemente nos encontramos en el Tin Angel. Unos días más tarde vino a visitar nuestro cubículo en Charles Street con su amigo, el baterista Buddy Miles. Jimi llevaba pantalones de terciopelo verde – con muchos adornos – e iban de parranda. (Lo único que dijo Buddy fue “hola, Frank” luego de lo cual se sentó en el sofá, se echó hacia atrás y se desmayó, roncando.) Estuvieron allí por espacio de una hora y media. Buddy se echó una buena siesta, y Hendrix se rasgó los pantalones en la entrepierna mientras demostraba un paso de baile. Gail se los cosió. Cuando llegó la hora de partir, dijo: “Vamos, Buddy”. Los ronquidos se detuvieron, y se fueron.

Sal Lombardo

Un día, de camino a almorzar en el T.A., un hombre vestido con un traje de piel de ante - en julio - con una barba negra desaliñada y pelo sobresaliendo por todos lados, se acercó a mí y me dijo: “Quiero estar en tu banda”. “¿Qué tocas?” le pregunté. “Nada”, respondió. “Está bien”, le dije, “tienes el trabajo”. El tipo se llamaba Sal Lombardo.

Más tarde esa noche, le di unas maracas y una pandereta - él no cobraba, pero estaba de pie en el escenario y ‘estaba en la banda’.

Parte de nuestro show incluía el concepto de noche de ‘recreación obligatoria’ - una especie de participación de la audiencia, pero más peligrosa.

Mientras tocábamos, yo me agachaba y decía, “Sal, ¿ves a ese tipo de allá? Ve a buscarlo”. Sal entonces iba a buscar al tipo de la audiencia y lo arrastraba al escenario. Entonces era mi privilegio el de inventar “actividades recreativas” para estos individuos desafortunados, induciéndolos a ‘participar’. Se puede ver a Sal en el video de Uncle Meat. Él es el hombre acostado con una mazorca de maíz en la boca, que recibe crema batida a chorros en su cara durante “Mr. Green Genes”. Esa noche todo su traje de piel de ante quedó cubierto de verdadera crema batida. Nunca lo hizo limpiar. ¿Saben cómo huele la verdadera crema batida sobre un traje de ante a más de 38º? Estamos hablando de bestialismo aquí.

Cuando dejamos de trabajar en el Garrick, Sal se fue a América del Sur para encontrar una Ciudad Prohibida. Volví a verlo unos diez o doce años más tarde, cuando apareció en un concierto en Sacramento. Manejaba una pizzería por entonces. Juró que había encontrado la Ciudad Secreta de (llene el espacio con una palabra de nueve sílabas) en América del Sur – que albergaba incalculables riquezas - pero que no había tenido ninguna manera de sacar y traerse todos esos tesoros.

Loeb & Leopold

Había dos chicos judíos provincianos que tenían asistencia perfecta a los shows del Garrick. Se presentaban como ‘Loeb & Leopold’ (no eran los verdaderos ‘Loeb & Leopold’, pero sí eran una copia muy realista). Fueron como mínimo a treinta shows.

Al final de nuestra serie de conciertos vinieron detrás del escenario, abrieron sus billeteras y, con lágrimas en los ojos, me mostraron todos sus boletos de entrada. Realmente amaban aquellos shows del Garrick.

A uno de ellos - estoy bastante seguro de que su nombre era Mark Trottiner - le gustaba correr por el pasillo, saltar al escenario, quitarme el micrófono de la mano y gritar en él lo más fuerte posible. Luego se tiraba al suelo, daba vueltas como a un perro y me instaba a escupirle Pepsi-Cola en todo el cuerpo. Aquello apasionaba a la audiencia.

Diez años más tarde, yo estaba tocando en un show de Halloween en el Palladium, y miré hacia el público y creí verlo. Tenía que ser él. Le dije: “¿No eres el tipo que solía...?”  Era él. Ahora era distribuidor de discos en Queens.

Louie el Pavo

Otro habitué era un tipo al que llamábamos “Louie el Pavo” - a causa de su risa. Su verdadero nombre era Louis Cuneo. Terminó en el álbum Lumpy Gravy como una de las personas que hablan de cosas incomprensibles dentro de un piano.

Siempre sabíamos cuando Louie estaba en el teatro porque lo podíamos escuchar desde el fondo del salón. Yo lo invitaba al escenario, le daba un taburete para sentarse, le entregaba el micrófono y detenía la música. Él simplemente estaba allí sentado y se reía - de nada - y todo el público se reía con él durante cinco minutos. Luego le agradecíamos, y se iba.

Función Privada



Abrimos la serie de shows en el Garrick durante las vacaciones de Pascua de 1967. La cola daba la vuelta de la manzana, en la nieve. Sin embargo, tan pronto como volvieron a empezar las clases, la concurrencia se desplomó. En nuestra peor noche el público eran tres personas. Les dijimos que íbamos a darles una función privada, de entretenimiento personalizado.

Había un pasillo en la parte trasera del Garrick que llevaba a la cocina del Cafe au-Go-Go. Toda la banda bajó y conseguimos sidra caliente y montones de bocadillos. Pusimos toallas sobre nuestra brazos, como camareros, volvimos, servimos a nuestro público sus refrescos y charlamos con ellos durante una hora y media.

En otra ocasión tuvimos sólo diez o quince personas. Les preguntamos si les gustaría ser la banda esa noche. Ellos pensaron que era una buena idea, así que les dimos nuestros instrumentos, nos sentamos en las butacas durante una hora y media y los escuchamos tocar a ellos.

Tom & Jerry

Yo me encontraba en la tienda de instrumentos musicales de Manny en Nueva York en algún momento de 1967, y afuera estaba lloviendo. Entró un tipo bajito, bastante mojado, y se presentó como Paul Simon. Dijo que quería que yo fuera a cenar a su casa esa noche, y me dio la dirección. Yo dije que sí y fui.

Cuando entré en su casa, Paul estaba en cuatro patas frente a lo que parecía ser un estéreo Magnavox - el mismo modelo preferido por el “Stumbler” de Sun Village. Tenía la oreja derecha contra el altavoz, escuchando un disco de Django Reinhardt.

En cuestión de segundos - sin razón aparente - anunció que estaba molesto porque tenía que pagar seiscientos mil dólares de impuestos a la ganancia ese año. Esta fue información totalmente gratuita, y yo me dije a mí mismo “si tan solo pudiera ganar seiscientos mil dólares...” ¿Cuánto tienes que ganar para tener que pagar tanto impuesto? Luego entró Art Garfunkel, y charlamos y charlamos.

Hacía rato que no salían de gira, y estaban recordando los “viejos buenos tiempos”. Yo no sabía que antes se habían llamado Tom & Jerry, y que una vez tuvieron un hit llamado “Hey, Schoolgirl in the Second Row”.

Les dije: “Bueno, puedo entender su deseo de experimentar los placeres de estar nuevamente de gira, así que voy a hacerles esta oferta... estaremos tocando en Buffalo mañana por la noche. ¿Por qué no vienen y abren para nosotros como Tom & Jerry? No se lo diré a nadie. Simplemente agarran sus cosas, suben al escenario y cantan “Hey, Schoolgirl in the Second Row” -. Toquen solamente sus temas viejos, no canciones de Simon & Garfunkel”. Les encantó la idea y dijeron que lo harían.

Ellos abrieron como Tom & Jerry; nosotros hicimos nuestro show, y en los bises le dije a la audiencia, “me gustaría traer de vuelta a nuestros amigos para que hagan otra canción”. Ellos salieron y tocaron “Sounds of Silence”. En ese punto todo el mundo se dio cuenta de que eran los únicos y magníficos Simon & Garfunkel. A la salida, después de la función, una mujer con educación universitaria se me acercó y me dijo, “¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué te burlas de Simon & Garfunkel?” - como si yo les hubiera gastado una especie de broma cruel a ellos. ¿Qué carajo se creía que acababa de pasar? ¿Que estas dos superestrellas habían caído de la nada y que los habíamos obligado a cantar “OOO-boppa-loochy-bah, she's mine!”?







[1] Pedimos un deseo y tiramos una moneda/ Y desde ese día/ Nuestros corazones se han unido/ Así que jóvenes amantes,/ Donde quiera que estén/ La Fuente del Amor/ No queda lejos

lunes, 25 de mayo de 2015

EL ESTATUS ONTOLÓGICO DE LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN Por Hakim Bey

· el estatus ontológico de la teoría de la conspiración ·

Por Hakim Bey

Editado por Colectivo editorial Nihil Obstat · Traducción: Charlie Tahn ·



¿Es la teoría de la conspiración una ilusión de la izquierda que ha infectado también a la derecha? Los teóricos izquierdistas de la conspiración hacen a veces un uso acrítico de los textos de los teóricos derechistas de la conspiración – profundizando el trabajo del Liberty Lobby sobre los chismes del asesinato de JFK, levantando nociones birchistas sobre los “liberales internacionalistas” CFR/Bilderberg/Rockefeler, etcétera, etcétera. Desde que el antisemitismo puede encontrase en la izquierda además de en la derecha, ecos de Los protocolos se escuchan en ambas direcciones. Incluso algunos anarquistas se sienten atraídos por el “revisionismo histórico”. El anticapitalismo o el populismo económico de la derecha tienen su contrapunto en el “fascismo rojo” de la izquierda, el cual rompe la superficie de la Historia con el pacto Hitler/Stalin, y vuelve a rondarnos en la bizarra “Tercera Ola” europea, fusión de extremismo de derecha e izquierda, un fenómeno que emerge en los EEUU con el nihilismo libertino y el “satanismo” de grupos anarco-fascistas como Amok Press y Radio Werewolf – y la teoría de la conspiración juega un papel importante en todas estas ideologías.

Si la teoría de la conspiración es esencialmente derechista, sólo puede ser así porque propone una visión de la Historia como la obra de individuos más que de grupos. De acuerdo a este argumento, una teoría como la de Mae Brussel (ella cree que los nazis han penetrado la inteligencia y el gobierno norteamericanos a nivel político) puede parecer izquierdista, pero en realidad no proporciona el sustento para un análisis dialéctico genuino ya que ignora la economía y la lucha de clases como fuerzas causales y en su lugar rastrea todos los acontecimientos hacia maquinaciones de individuos “ocultos”. Incluso la izquierda antiautoritaria puede a veces adoptar este pobre concepto de la teoría de la conspiración, a pesar de que no está atada a ninguna creencia dogmática en el determinismo económico. Tales anarquistas estarían de acuerdo en que creer en la teoría de la conspiración es creer que las elites pueden influenciar la Historia. El anarquismo postula que las elites son simplemente arrastradas por el flujo de la Historia y que sus creencias respecto a sus poderes o acciones son pura ilusión. Si uno creyera lo contrario tales anarquistas argüirían que entonces Marx y Lenin estarían en lo correcto, y el vanguardismo conspiratorio sería la mejor estrategia para el “movimiento social”. (La existencia del vanguardismo prueba que la izquierda -o al menos la izquierda autoritaria – no ha sido simplemente contaminada con la teoría conspiratoria: ¡vanguardismo ES conspiración!) Los leninistas dicen: el estado es una conspiración, de derecha o izquierda, cualquiera -elige. Los anarquistas arguyen que el estado no “tiene” poder en ningún sentido absoluto o esencial sino que simplemente usurpa el poder que, en esencia, “pertenece” a cada individuo, o a la sociedad en masa. El aspecto aparentemente conspiratorio del estado es por lo tanto ilusorio -mero pajeo ideológico de parte de políticos, espías, banqueros y otras escorias que ciegamente sirven a los intereses de su clase. La teoría de la conspiración por consiguiente es interesante sólo como un tipo de sociología de la cultura, un rastro de la engañosa fantasía de ciertos grupos excluyentes y excluidos -pero la teoría conspiratoria en sí misma no tiene estatus ontológico.

Esta interesante teoría tiene un gran mérito, sobre todo como herramienta crítica. Sin embargo, como ideología, sufre del mismo defecto que cualquier otra ideología. Construye una idea absoluta, entonces explica la realidad en términos absolutos. La izquierda y la derecha autoritarias comparten una visión del estatus ontológico de las elites o las vanguardias en la Historia; la respuesta antiautoritaria es desplazar el peso ontológico-histórico a los individuos o grupos; pero ninguna teoría se ha molestado en cuestionar el estatus ontológico de la Historia, o en realidad de la ontología misma.

Tanto para confirmar o negar la teoría de la conspiración categóricamente uno debe creer en la categoría de “la Historia”. Pero desde el siglo XIX “la Historia” se ha fragmentado en docenas de fragmentos conceptuales -etno-historia, sico-historia, historia social, historia de las cosas y de las ideas y de las mentalidades, cliométrica, microhistoria- no se trata de ideologías compitiendo con la Historia, sino simplemente de una multiplicidad de historias. La noción de que la Historia es hecha por “grandes hombres”, o de que la Historia es el resultado de la lucha ciega entre intereses económicos, o de que la Historia “ES” algo específico en absoluto, no puede sobrevivir realmente a esta fragmentación en una infinidad de narrativas. La aproximación productiva a algo tan complejo no es ontológica, sino epistemológica; i.e., ahora no nos preguntamos qué “es” la “Historia”, sino más bien qué y cómo podemos conocer de y desde las muchas historias, borrones, apariciones y desapariciones, palimpsestos y fragmentos de los múltiples discursos y múltiples historias de las inextricablemente enredadas complejidades del devenir humano.

Por lo tanto podemos proponer (como un ejercicio epistemológico al menos) la noción de que aunque los seres humanos somos arrastrados o movidos por intereses de clase, fuerzas económicas, etc. podemos también aceptar la posibilidad de un mecanismo de retroalimentación a través del cual las ideologías y acciones de individuos y grupos pueden modificar las mismas “fuerzas” que los producen.

De hecho me parece que como anarquistas de un tipo u otro debemos adoptar en algo tal visión del asunto, o bien aceptar que nuestra agitación, educación, propaganda, formas de organización, levantamientos, etc. son esencialmente inútiles y que solamente la “evolución” puede dar lugar a cualquier cambio significativo en la estructura de la sociedad y la vida. Esto puede o no ser verdad en el longue durée del devenir humano, pero manifiestamente no es verdad en el nivel de la experiencia individual de la vida cotidiana. Aquí una clase de áspero existencialismo prevalece, de tal manera que debemos actuar como si nuestras acciones pudieran ser eficaces o bien sufrir en nosotros mismos la pobreza del porvenir. Sin la voluntad de autoexpresión en acción somos reducidos a exactamente nada. Esto es inaceptable, por lo tanto, incluso si uno pudiera probar que toda acción es una ilusión (y no creo que semejantes pruebas estén disponibles), aún nos enfrentaríamos al problema del deseo. Paradójicamente somos forzados (en el dolor de la negación total) a actuar como si eligiéramos libremente actuar, y como si la acción pudiera provocar el cambio.

Sobre esta base parece posible construir una teoría no-autoritaria de la teoría de la conspiración que ni la rechace completamente ni la eleve al estatus de una ideología. En su sentido literal de “respirar juntos” la conspiración puede ser pensada como un principio natural de la organización anarquista. Cara a cara, no mediados por ningún control, juntos construimos nuestra realidad social para nosotros mismos. Si debemos hacerlo tan clandestinamente a fin de evitar los mecanismos de mediación y control, entonces hemos perpetrado una especie de conspiración. Pero aún más: podemos también ver que otros grupos pueden organizarse clandestinamente no para eludir el control sino para intentar imponerlo. No tiene sentido pretender que tales intentos son siempre fútiles, porque incluso si fracasan en influenciar la “Historia” (lo que esto sea), pueden ciertamente cruzarse con y tener un impacto sobre nuestras vidas cotidianas. Por poner un ejemplo, cualquiera que niegue la realidad de la conspiración debe en efecto enfrentar una difícil tarea al intentar explicar las actividades de ciertos elementos dentro de la inteligencia y del Partido Republicano en USA, sobre todo en las recientes décadas. No importa el Asesinato de Kennedy, ese espectacular despilfarro; olvida los restos de Gehlen Org que estaba al acecho alrededor de Dallas; ¿pero cómo puede uno incluso empezar a discutir sobre los fontaneros de Nixon, Irán-Contra, la “crisis” de S&L, las guerras-espectáculos contra Libia, Granada, Panamá e Irak, sin algún recurso al concepto de “conspiración”? E incluso si creemos que los conspiradores estaban actuando como agentes de fuerzas ciegas, etcétera, etcétera, ¿podemos negar que sus acciones produjeron verdaderas repercusiones en el nivel de nuestra propia vida cotidiana? Los republicanos, por ejemplo, emprendieron una abierta “Guerra contra las drogas” mientras secretamente usaron dinero de la cocaína para financiar el ala derecha de la insurgencia en Latinoamérica. ¿Murió alguien que conocieras en Nicaragua? ¿Algún conocido estuvo involucrado en la hipócrita “guerra” contra la marihuana? ¿Algún conocido cayó en la miseria de la adicción al crack? (Sin mencionar el tráfico de heroína de la CIA en el Sudeste de Asia y Afganistán).

Como Carl Oglesby señala, una teoría conspiratoria sofisticada no propone un solo grupo todopoderoso de conspiradores primordiales a cargo de la “Historia”. Esto sería en efecto una forma de estúpida paranoia, de derecha o de izquierda. Las conspiraciones ascienden y caen, brotan y decaen, migran de un grupo a otro, compiten, coluden, colisionan, implosionan, explotan, fracasan, dan resultado, se borran, se forjan, se olvidan, desaparecen. Las conspiraciones son síntomas de las grandes “fuerzas ciegas” (y por lo tanto útiles como metáforas, aunque no sean más que eso), pero también retroalimentan aquellas fuerzas y a veces incluso las afectan o las efectúan o las infectan. Las conspiraciones, en efecto, no son EL modo en que la historia se hace, pero son parte del vasto complejo de miríadas, de modos en que nuestras múltiples historias se construyen. La teoría de la conspiración no puede explicar todo, pero puede explicar algo. Si no tiene estatus ontológico, sin embargo, tiene sus usos epistemológicos.

Aquí una hipótesis:

La historia (con “h” minúscula) es un tipo de caos. Dentro de la historia están incrustados otros caos, si es que uno puede usar tales término. El tardío capitalismo “democrático” es uno de aquellos caos, cuyo poder y control se ha vuelto extremadamente sutil, casi alquímico, difícil de localizar, tal vez imposible de definir. Los escritos de Debord, Foucault y Braudillard han abordado la posibilidad de que el “poder mismo” está vacío, “desaparecido”, y ha sido reemplazado por la mera violencia del espectáculo. Pero si la historia es un caos, el espectáculo sólo puede ser visto como un “atractor extraño” en lugar de como una especie de fuerza causal. La idea de “fuerza” pertenece a la física clásica y tiene un papel muy pequeño que jugar en la teoría del caos. Y si el capitalismo es un caos y el espectáculo un atractor extraño, entonces la metáfora puede ser extendida: podemos decir que las conspiraciones “republicanas” son como los modelos concretos generados por el atractor extraño. Las conspiraciones no son fortuitas, pero entonces nada es realmente “fortuito”, en el antiguo y clásico sentido del término.

Una forma útil en la que podemos, por así decirlo, mirar dentro del caos que es la historia, es mirando a través del lente proporcionado por las conspiraciones. Podemos creer o no creer que las conspiraciones sean meras simulaciones de poder, meros síntomas del espectáculo, pero no podemos desestimarlas como vacías de todo significado.

Más que hablar de teoría conspiratoria podemos en su lugar construir una poética de la conspiración. Una conspiración sería tratada como una construcción estética, o un constructo de lenguaje, y podría ser analizada como un texto. Robert AntonWilson ha hecho esto con su vasta y juguetona fantasía “Illuminati”. Podemos también usar la teoría de la conspiración como un arma de agit-prop. Las conspiraciones de “poder” usan la total desinformación; lo menos que podemos hacer en represalia es localizarla hasta su fuente. Efectivamente debemos evitar la mística de la teoría de la conspiración, la fantasía de que la conspiración es todopoderosa. Las conspiraciones pueden ser golpeadas. Pueden ser incluso derrotadas. Pero temo que no pueden ser simplemente ignoradas. El rechazo a admitir cualquier validez a la teoría conspiratoria es en si mismo una forma de falsa ilusión/ciega creencia en el mundo liberal, racional, alumbrado por la luz del día, en el cual todos tenemos “derechos”, en el cual “el sistema funciona”, en el cual “los valores democráticos prevalecerán a la larga” porque la Naturaleza lo ha decretado.

La historia es un gran desorden. Tal vez las conspiraciones no funcionan. Pero tenemos que actuar como si funcionaran. De hecho los movimientos no autoritarios no sólo necesitan su propia teoría de la conspiración, necesitan también sus propias conspiraciones. “Funcionen” o no. Respiremos todos juntos o nos asfixiemos cada uno en lo nuestro. “Ellos” están conspirando, nunca lo dudes, aquellos siniestros payasos. No solamente debemos armarnos a nosotros mismo con una teoría conspiratoria, debemos tener nuestras propias conspiraciones: nuestras TAZs, nuestro comando de guerrilla ontológica ataca-patrullas, nuestros Terroristas Poéticos, nuestros instigadores de caos, nuestras sociedades secretas. Proudhon lo dijo. Bakunin lo dijo. Malatesta lo dijo. Es una tradición anarquista.





domingo, 24 de mayo de 2015

LA GUERRA OCULTA: Agentes secretos, Magos y Nazis (por Michael Howard)

¿Cuál era la relación de Aleister Crowley con Ian Fleming (creador del mundialmente famoso James Bond)? ¿Las agencias británicas de inteligencia utilizaron los servicios de ocultistas para atrapar a Rudolf Hess? ¿Realmente se fabricaron muñecos de Adolf Hitler para que la gente clavara agujas y alfileres en ellos? Siempre que se habla del ocultismo en conexión con la segunda guerra mundial, se habla de las creencias ocultistas de cierto sector de la jerarquía nazi; pero ¿qué pasaba mientras tanto en las oficinas de la inteligencia británica? Este informe relata cómo hicieron los ingleses para sacar provecho del ocultismo... y demuestra el viejo dicho de que “en la guerra, cualquier trinchera es buena”

LA GUERRA OCULTA
Agentes secretos, Magos y Nazis

Michael Howard

Traducción: Mazzu



Es sorprendente el número de practicantes de las artes mágicas y de la brujería que estuvo involucrado en trabajos de inteligencia militar durante la Segunda Guerra Mundial. Tal vez el 'espía ocultista' más conocido que operó en la Segunda Guerra Mundial, y de hecho mucho antes, y cuya carrera de inteligencia ha sido bien documentada, es Aleister Crowley. El autor (Dr.) Richard B. Spence cree que Crowley comenzó su carrera de agente secreto cuando tomó un juramento de lealtad a la Corona británica. Esto sucedió en el internado del Malvern College en 1891 cuando se unió al cuerpo de cadetes de los voluntarios locales de la Worcestershire Royal Artillery. Más adelante, Crowley diría que a pesar de sus problemas y dificultades con el establishment británico él siempre había sentido que estaba atado a ese juramento. De hecho, había fortalecido su vínculo con Inglaterra (Spence 2008: 17). Es posible que se refiriera tanto a un nivel mágico y psíquico, así como físico y patriótico.

De joven, a través de la presentación de su tía que era miembro, Crowley se unió a la Liga Primrose. Este era un grupo semi-secreto y cuasi-masónico de extrema derecha del Partido conservador cuyo objetivo era protegerlo de sus enemigos políticos. El Dr. Spence sugiere que las simpatías jacobitas de Crowley en apoyo al retorno de la dinastía Estuardo al trono británico para reemplazar a los usurpadores de Hannover, podría haber sido utilizada por la Liga para persuadir a Crwoley de espiar a potenciales enemigos de la Corona. Sin embargo, esto sugeriría que sus inclinaciones jacobitas no eran genuinas o que eran una fase adolescente pasajera.

Crowley tuvo la suerte de estar bajo el patrocinio del Marqués de Salisbury, el Gran Maestre de la Liga. Se ha sugerido que Salisbury ayudó a Crowley a entrar en la Universidad de Cambridge y que estaba preparando a su joven protegido para una carrera vitalicia en el Servicio Diplomático, que bien podría haber implicado espiar para su país. Sin embargo Crowley tenía otras ideas, a pesar de que estaba en Cambridge cuando conoció al futuro artista Gerald Kelly, con cuya hermana Rose posteriormente se casó. Aproximadamente cuarenta años más tarde ambos hombres fueron a servir al Servicio Secreto Británico en tiempos de guerra (Ibid: 18-19).

Durante la primera guerra mundial Crowley estaba viviendo en Nueva York y fue abordado por un desconocido en un ómnibus. Durante su conversación sobre la guerra en Europa el hombre entregó a Crowley una tarjeta de negocios. Impresas en ella estaban las direcciones de dos revistas pro-alemanas y posteriormente Crowley escribiría propaganda anti-británica para estas publicaciones. Naturalmente, el gobierno británico se formó una mala opinión gracias a este acto anti-patriótico y traicionero. Lo marcaron como traidor y la policía allanó y clausuró su templo mágico en Londres. Crowley siempre proclamó su inocencia. De hecho, dijo que había estado trabajando para la Inteligencia Británica y que había escrito los artículos satíricos tal como le habían solicitado. El objetivo era ridiculizar al movimiento pro-alemán en América y desacreditar sus publicaciones. Esto nunca ha sido confirmado por el gobierno británico, pero tampoco ha sido negado.

Mientras Crowley estaba en los Estados también se hizo pasar por irlandés para apoyar la autonomía o autogobierno de Irlanda, que todavía era parte del Imperio Británico. Se las arregló para ponerse en contacto con varios republicanos irlandeses-americanos que compartían sus supuestos puntos de visita. Al parecer, ellos le habrían suministrado los fondos para quedarse en el país, a pesar de que finalmente se hartaron de sus demandas financieras. Es muy posible que Crowley estuviera espiando a los republicanos irlandeses y enviando la información obtenida a su oficial a cargo en Londres.

A principios de la década de 1920 Crowley y su pequeño grupo de seguidores fueron expulsados ​​de Italia por órdenes directas del dictador fascista Benito Mussolini. La versión oficial fue que habían sido expulsados a causa de sus actividades sexuales ‘obscenas y pervertidas’ en la llamada Abadía de Thelema en Cefalu, Sicilia. La verdadera razón fue que la policía italiana tenía un dossier secreto sobre Crowley y creía que era un espía británico (Spence 2008: 188).

Los rumores que circulaban en los ambientes gubernamentales y en los medios de comunicación, tanto en Alemania como en Francia, afirmaban que Crowley tenía contactos con “los servicios de inteligencia de los países extranjeros”. En 1929 fue expulsado de París por el gobierno francés, convencidos de que era un espía. El Dr. Spence cree que en esa época el oficial a cargo y contacto de Crowley en la Inteligencia Británica era Gerald Yorke, a quien había conocido en 1927. Yorke era un periodista independiente y también trabajaba para la agencia internacional de prensa Reuters. (Ibid: 208-209). Eso podría haber sido una buena cortina de humo para las actividades de inteligencia y muchos periodistas aún son reclutados para tal fin hoy en día.

La primera evidencia sólida de que Crowley fue reclutado por el MI6 o SIS (Servicio Secreto de Inteligencia) se halla en la década de 1930. La idea era espiar a los ocultistas alemanes con vínculos políticos al emergente Partido Nacionalsocialista ('nazi') y al marxismo revolucionario. Uno de los posibles objetivos de Crowley era Albert Karl Theodor Reuss, el fundador del grupo mágico Ordo Templi Orientis u Orden de los Templarios Orientales (OTO), en la que Crowley había sido iniciado en 1912 y había sido nombrado jefe de la rama británica. Reuss tenía fama de haber trabajado antes de la Primera Guerra Mundial como agente encubierto de la policía secreta de Prusia. Mientras vivía en Londres, en 1885, Reuss se unió a la Liga Socialista Revolucionaria dirigida por el fundador del movimiento de artes y oficios William Morris y la hija de Karl Marx, Eleanor. Cuando finalmente descubrieron que era un espía, Reuss fue expulsado.

Otro destacado miembro de la OTO en Alemania, que más tarde se convertiría polémicamente en el Gran Maestre de la sede de los EE.UU., era Karl Johannes Germer. Él había sido galardonado con la muy codiciada medalla de la Cruz de Hierro en la Primera Guerra Mundial por su trabajo de inteligencia, aunque por desgracia fue encarcelado en un campo de concentración por los nazis. Se ha afirmado que esto fue debido a su asociación con Crowley y a sus intentos de reclutar miembros alemanes para la OTO.

Mientras vivía en Berlín, en la década de 1930, Crowley espió a las sociedades secretas y a miembros del partido nazi conocidos por su interés en el ocultismo y en el renacimiento de las viejas religiones paganas germánicas. Compartía piso con Gerald Hamilton, periodista inglés pro-comunista, que era conocido por la inteligencia británica como un espía que trabajaba para los alemanes. Crowley informó a Londres sobre las actividades de Hamilton y sin duda estaba haciendo lo mismo con sus jefes alemanes. Puede haber sido la participación de Crowley en el SIS lo que llevó a Heinrich Himmler, jefe de la Orden nazi de las SS, a declarar públicamente que el servicio secreto británico era dirigido por Rosacruces que utilizaban sus poderes ocultos para espiar a sus enemigos.

En 1933, el año en que los nazis tomaron el poder en Alemania, Crowley conoció a un excéntrico aristócrata galés, el vizconde Tregedar (Evan Morgan 1893-1949). Su embrujada casa de campo estaba cerca de Newport, en Gales del Sur y fue el escenario de famosas fiestas salvajes en las que participó una amplia mezcla de tipos sociales, incluyendo a Aldous Huxley y H.G. Wells. La finca incluía un zoológico privado con un canguro, un oso melero, un babuino y un loro guacamayo. La reina Mary, abuela de la reina actual, llamaba a Lord Tredegar “mi bohemio favorito”. Uno de sus huéspedes más inusuales y notorios, tal vez de manera significativa a la luz de los dramáticos acontecimientos posteriores, fue el diputado nazi Rudolf Hess. De hecho Hess tenía una conexión familiar con la finca Tregedar, ya que su primera esposa estaba sepultada cerca de allí. En 2012 la casa será tomada por el National Trust y abierta al público.

Lord Tregedar también había visitado en Alemania la casa de Ernst Rohm, jefe de las SA, y habían compartido un amante masculino. Rohm, que había consultado a los astrólogos sobre su homosexualidad, fue asesinado por órdenes de Adolf Hitler durante la purga del partido nazi conocida como “la noche de los cuchillos largos” en junio de 1943 cuando las SA fueron disueltas. Esto fue en parte porque Hitler le temía a la organización y al creciente poder de Rohm, pero también porque muchos de sus miembros compartían las preferencias sexuales de su líder y los otros jerarcas nazis eran homófobos.

La amistad de Crowley con Lord Tregedar se basó en gran medida en el hecho de que ambos compartían un interés en lo oculto y, posiblemente porque ambos eran bisexuales. La Gran Bestia dio a su señoría el espaldarazo definitivo de nombrarlo ‘Adepto de Adeptos’. Aunque Tregedar se había convertido al catolicismo en su juventud, e incluso sirvió como chambelán de dos papas y fue a Caballero de Malta, todavía continuaba con sus actividades ocultistas. Mientras vivía en Roma se dice que hizo un rito nigromántico en el cementerio protestante inglés de la ciudad para evocar el espíritu Shelly, el poeta romántico del siglo XVIII. También tuvo contacto con un 'hombre astuto' en el norte de Gales.

Parece que a Tregedar le gustaba realizar rituales en los cementerios, y así fue como supuestamente utilizó el de la iglesia parroquial de Ovingdean en Sussex. Este estaba convenientemente cerca de la casa de su madre. En uno de estos rituales del cementerio iba acompañado por un grupo de ocultistas que incluía a un primo de Sir Winston Churchill. Lord Tregedar pertenecía a una sociedad secreta ocultista londinense llamada El Círculo Negro, que seguía la tradición brujeril de incluir trece miembros en los aquelarres. En ella, el aristócrata era conocido como el ‘Monje Negro’ e incluso fue pintado con la capa negra con capucha que todos los miembros llevaban para sus ceremonias. Era dueño de varias reliquias de santos, reflejando su formación católica, tenía el esqueleto de una bruja galesa local - al que puso en su pasillo para recibir a sus invitados -, y confió a Crowley que su familia era descendiente del rey Arturo. Se supone que la legendaria ciudad de Camelot estaba en el cercano yacimiento romano de Caerleon. Crowley incluso describió a su señoría como “el heredero legítimo de Excalibur”.

Crowley parodiando a Churchill


Cuando Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania en septiembre de 1939, a pesar de sus creencias ocultistas o posiblemente a causa de su relación inusual con Churchill, Lord Tregedar fue reclutado por el MI5 (el servicio interno de seguridad británica). Incluso es posible que perteneciera al mismo antes de la guerra y que ya hubiera pasado información sobre sus contactos nazis. Fue nombrado como jefe de la sección del MI6 conocida como el Servicio de Seguridad Radial (RSS). Entre sus otras funciones en esa posición, estaba a cargo de las palomas mensajeras que se utilizaban para comunicarse con los agentes secretos en la Europa ocupada por los nazis.

Desafortunadamente su carrera secreta terminó abruptamente. Un día Tregedar llevó a una recorrida no autorizada por las oficinas a una bella joven que no tenía autorización de seguridad. Él fue arrestado y acusado de traición a la patria, un delito muy grave en tiempos de guerra. Podía significar un largo tiempo en la Torre de Londres o incluso la ejecución en la horca o un pelotón de fusilamiento. Sin embargo, para sorpresa de sus colegas, el aristócrata fue liberado y se murmuraba que el MI5 había intervenido en el caso. Tal vez conocía demasiados secretos. Inmediatamente Tregedar se puso en contacto con su viejo amigo Crowley y trató de persuadirlo para que le echara una maldición al agente que lo había arrestado (Spence 2008: 225 y comunicaciones personales de Paul Busby 13.10. 2009)

Otro vínculo entre Crowley y los servicios de inteligencia era su amistad con P.F. Tom Driberg - que era homosexual. Había sido columnista de chismes de la sociedad en el Daily Express y paradójicamente se había unido al partido comunista británico en 1920. Con contactos en los diferentes mundos de la política, la alta sociedad y el ambiente gay, era un informante ideal para el MI5, aunque asimismo se rumoreó que también era agente de la KGB. Driberg fue reclutado en 1937 por el asistente-director del MI5 responsable del contraespionaje, Maxwell Knight. Él estaba a cargo de plantar a los “topos” en las organizaciones fascistas, comunistas, y otros grupos considerados por el gobierno como una amenaza para la seguridad nacional. Después de 1933 Knight volvió la atención a las organizaciones pro-alemanas que operaban en Gran Bretaña.

Después de que Tom Driberg fuera reclutado, presentó a Crowley con Dennis Wheatley - escritor de aventuras, thrillers históricos y de magia 'negra' -, cuya esposa trabajaba como oficial de la administración de transporte para el MI5. Wheatley también fue reclutado personalmente por Churchill para ser parte de una unidad de alto secreto en la Oficina del Gabinete, dedicada a la planificación para la guerra total (incluyendo el uso de gas venenoso y armas biológicas), a la defensa local de Gran Bretaña si los alemanes invadían y a la organización de un movimiento de resistencia si tenían éxito. Se supone que Crowley ayudó a Wheatley con la investigación para sus novelas de ocultismo y dispuso encuentros con otros magos. Incluso hay una historia que dice que a pesar de que Wheatley negara haber asistido a ceremonias mágicas, él y Maxwell Knight podrían haber sido estudiantes de Crowley.

Coincidentemente Dennis Wheatley era también amigo cercano de la escritora ocultista Joan Grant, quien escribió novelas best seller sobre la reencarnación, como The Winged Pharoah basada en su propia vida en el Antiguo Egipto. Grant practicaba ritos sexuales mágicos del tipo rosacruz con su marido psiquiatra. Ella también era miembro de la Orden Internacional Masónica Mixta y cuando yo me uní a una logia masónica mixta con temática egipcia en la década de 1970 me dijeron que Joan Grant había pertenecido a ella muchos años antes. Varios de los miembros la recordaban con cariño. Cuando niña en 1914 había navegado con sus padres en la infortunada SS Lusitania. Crowley iba en el mismo viaje y ya en Nueva York había visitado la casa de la familia de Grant, porque conocía a su padre (Spence 2008: 226).

La conexión íntima entre Maxwell Knight, Dennis Wheatley, Tom Driberg y Crowley es que los cuatro hombres estaban interesados ​​en el ocultismo. Knight también estaba obsesionado con los animales y alojaba culebras en el baño de su planta baja de su apartamento en Chelsea, un loro amazónico en la cocina y un mono del Himalaya en el jardín. Después de la guerra, ya retirado del MI5, Knight comenzó una segunda carrera exitosa. Grabó programas de radio sobre historia natural para la Children’s Hour de la BBC bajo el seudónimo de ‘Tío Mac’. Maxwell Knight también era bisexual y amigo de Lord Tregedar - mencionado anteriormente -, y también tenía un zoo privado.

Cuando la esposa de Knight murió en 1936, por una supuesta sobredosis accidental de analgésicos prescritos para su dolor de espalda, circularon rumores de que se había suicidado después participar en un ritual mágico con Crowley. Se sugirió incluso que fue asesinada por su marido por su dinero y que la Gran Bestia había aconsejado a Knight sobre cómo hacerlo usando su conocimiento sobre las drogas (Spence 2008: 226-227). No hace falta decir que no hay una pizca de evidencia para apoyar ninguna de estas historias.

Cuando estalló la guerra Crowley estaba ansioso por aportar su granito de arena para el rey y el país y continuar su relación previa a la guerra con el MI6. Tanto el MI5 como el SIS se acercaron y reclutaron a ocultistas en esa época debido a sus conocimientos y habilidades especializadas. El 10 de septiembre de 1939, siete días después de que comenzara la guerra, y después de rellenar un formulario de solicitud, Crowley fue invitado a una entrevista en el Almirantazgo en Whitehall. Esta fue con el Comandante C.J. Lang del Departamento de Inteligencia Naval (NID). Sólo ellos dos saben qué pasó en esta reunión secreta, pero se ha afirmado que cuando Crowley murió en 1946, entre sus papeles fue encontrada una nota del NID reconociendo su “trabajo durante la guerra”.

Otra posible pista sobre la participación de Crowley con las agencias de inteligencia durante la guerra surgió en un informe enviado por el funcionario del MI6 Kim Philby - traidor a la corona y topo soviético - al Control de Moscú en 1942. Philby informó a sus jefes rusos que el MI6 estaba investigando una red de extorsiones que unían a los oficiales de la Real Fuerza Aérea y a miembros de la alta sociedad británica con el contrabando de drogas, orgías (heterosexuales y homosexuales) y “ritos de magia negra”. Se cree que esta red extorsiva era dirigida por agentes del servicio secreto alemán con base en su embajada en la ciudad neutral de Dublín. Coincidentemente el contacto berlinés de Crowley, Gerald Hamilton, fue internado por los británicos en 1939 como un riesgo potencial para la seguridad. Se dijo que el gobierno estaba preocupado por sus “comunicaciones sospechosas” con la embajada de Alemania en Dublín (Spence 2008: 246).

Según Kim Philby, que suministró las pruebas documentales a la KGB - extrañamente faltantes de los archivos del SIS -, el “famoso ocultista Aleister Crowley” estaba involucrado en estas actividades nefastas (Tsarev and the West 1999: 316-318). El Dr. Richard Spence cree que en realidad el SIS tropezó en efecto con una operación clandestina del MI5 dirigida por Maxwell Knight, posiblemente ayudado por Crowley. El MI5 y el MI6 siempre han sido rivales y a menudo no se informaban entre sí sobre las operaciones en curso. Puede haber sido parte del sofisticado sistema de contraespionaje llamado “doble cruz” creado por el MI5 para ‘torcer’ la red de espionaje nazi en Gran Bretaña (Ibid: 241). Como se supone que tanto Crowley como - extrañamente - el embajador soviético estaban involucrados en la organización de las supuestas orgías sexuales y misas negras descritas por Philby, es más probable que el MI5 estuviera detrás de ello en vez de los alemanes. Los servicios de inteligencia de todos los países siempre han llevado a cabo operaciones de “bandera falsa” y utilizado las artes oscuras del chantaje y la subversión para exponer a los traidores y reclutar agentes, políticos y dignatarios extranjeros.

El director adjunto de la Inteligencia Naval británica durante la Segunda Guerra Mundial fue el excéntrico, colorido y extravagante teniente comandante Ian Fleming. Se volvería mundialmente famoso en la década de 1950 como el creador del espía británico de ficción James Bond 007, que tenía licencia para matar. De hecho, se cree que Fleming basó a su personaje ‘M’, jefe del Servicio Secreto en los libros, en su amigo y colega Maxwell Knight del MI5. Tampoco es ningún misterio por qué Bond tenía el rango de comandante naval. Fleming también compartía el interés de Knight por el ocultismo, especialmente por la astrología, la adivinación y la numerología, y también conocía a Crowley. Por lo tanto tenemos una red clandestina relacionada social y laboralmente de agentes de inteligencia interesados ​​en lo oculto y verdaderos practicantes de las artes mágicas.

El comandante Fleming era bien conocido por sus proyectos innovadores, aunque algunos preferían llamarlos “las ideas locas de Ian”. Estas incluían planes para arrebatar una máquina codificadora alemana Enigma mediante la organización de un falso accidente aéreo en el Canal Inglés, hundir barcazas hechas de cemento en el Danubio para bloquear el río para la flota nazi, falsificar millones de Reichmarks para hacer quebrar la economía alemana y ofrecer la Isla de Wight a la Marina francesa como su territorio soberano durante el tiempo de guerra. Era un poco como un héroe de Boy’s Own y creó su propia unidad de comando privada llamada 30 Assault, conocido en el NID como “los pieles rojas”, que participaron en incursiones atrevidas en la costa de la Europa ocupada.

Pudo haber sido el interés de Fleming por la astrología lo que llevó a su jefe, el Almirante John Godfrey, a reclutar astrólogos para realizar horóscopos de Hitler para ver lo que podría estar planeando (o lo que los astrólogos que trabajaban para los nazis estaban prediciendo y aconsejando) e incluso de los propios almirantes de la Marina Real (registrado en una entrada del diario del jefe del MI5 Guy Liddell, con fecha del 10 de abril 1941 y citado por Spence 2008). Uno de los astrólogos reclutados por la SOE y el NID fue el novelista, periodista y cineasta húngaro-judío llamado Louis de Wohl. Él afirmó que le habían dado el rango honorario de capitán en el ejército británico por la SOE, con uniforme y todo. Aunque el Ministerio de Defensa negó esto después de la guerra, era una práctica conocida. Al escritor de thrillers Dennis Wheatley se le dio el rango temporal de comandante en la Reserva de la RAF para cubrir su trabajo secreto en tiempos de guerra (Howe 1967 204-205 y 215)

El gobierno británico creía que Hitler y algunos nazis de alto rango tenían interés en temas esotéricos como la astrología, el psiquismo, la magia y las artes ocultas. En 1942 una evaluación psiquiátrica secreta encargada por la inteligencia británica llegó a la conclusión de que Hitler sufría de lo que llamaban ‘delirios religiosos’ y creía que era un ser divino. El führer también era paranoico sobre los judíos y creía que estaba siguiendo una misión espiritual que en su mente retorcida justificaba la política de la Solución Final resultante en el Holocausto. El informe comparaba sus despotriques y discursos histéricos en las infames marchas de antorchas de Nüremberg como la obra de un “chamán” que creía que estaba transmitiendo mensajes de “los espíritus” a sus fanáticos seguidores.

En 1943 la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), precursora en tiempos de guerra de la CIA, le pidió a un conocido psicólogo de la Universidad de Harvard que hiciera un estudio similar. Su informe identificó Hitler como alguien que sufría de una amplia gama de trastornos mentales graves. El médico concluyó acertadamente que cuando Alemania enfrentara la derrota, el complejo mesiánico de su líder lo llevaría a tomar el antiguo rol del ‘dios moribundo’. Esto significaba que se sacrificaría por su pueblo y por su tierra suicidándose (The Times 4 de mayo de 2012).

Ian Fleming fraguó una idea para explotar el conocido interés en el ocultismo, la adivinación y astrología del diputado alemán Rudolf Hess y sus conexiones previas a la guerra con Gran Bretaña. Concibió un plan audaz para atraer a los jerarcas nazis a Inglaterra fingiendo resucitar a una organización de amistad anglo-germana anterior a la guerra llamada The Link. Coincidentemente esta había sido formada por un director retirado del NID, el almirante Sir Barry Domville, e incluía entre sus principales miembros a un ocultista, un general llamado J.F.C. Fuller, abierto admirador de Hitler y discípulo de Crowley. Domville fue detenido e internado cuando comenzó la guerra. Esto se debió a que el gobierno creía que estaba tramando un golpe de estado fascista con apoyo de los pacifistas del establishment social y político británico que querían la paz con Alemania.

Rudolf Hess


El astuto plan de Ian Fleming era plantar desinformación que sería recogida por el Alto Mando alemán. La información falsa los convencería de que a pesar de que los miembros principales estaban en la cárcel, The Link seguía operando de manera clandestina. De hecho, todavía tenía partidarios secretos y amigos en lugares altos incluyendo a aristócratas y la realeza. Estaban conspirando para derrocar al ‘belicista’ de Churchill y a su gobierno de coalición para negociar una tregua y un tratado de paz con la Alemania nazi. Los alemanes y los británicos luego podrían unir sus ejércitos para girar hacia el este y conjuntamente luchar contra el “enemigo real”, los rusos comunistas.

Para lograr su objetivo Fleming contrató astrólogos para producir cartas astrales y predicciones falsas para convencer a Hess de viajar a Gran Bretaña y reunirse con los representantes de The Link. Al funcionario nazi se le dieron datos basados ​​en auténticos cálculos astrológicos que sugerían que el 10 de mayo 1941 era un día auspicioso para su viaje. Coincidentemente, Hess también tuvo un sueño confirmatorio en el que él tenía una audiencia en el Palacio de Buckingham con el Rey George, de quién creía falsamente que odiaba a Churchill y quería la paz con sus primos alemanes. Spence sugiere que Crowley fue empleado por el NID para utilizar técnicas mágicas o psíquicas para plantar el sueño en la mente Hess mientras dormía (Spence 2008: 247-248).

Cuando Hess realizó su desastrosa “misión de paz” y aterrizó en avión en Escocia fue detenido inmediatamente por la Guardia Nacional y entregado al Ejército. Había elegido un lugar de aterrizaje en tierra escocesa cerca de la casa ancestral del Duque de Hamilton y exigió ver al aristócrata. Esto era debido a que le habían dicho que el duque era uno de los miembros secretos de la imaginaria organización The Link y también miembro de la Orden de la Golden Dawn. Hess también dijo que quería ser llevado a Londres para ver al rey.

Hess les dijo a sus asombrados interrogadores que unos ocultistas habían influido o hipnotizado a Churchill para que tuviera una actitud negativa hacia Alemania. También dijo que el Alto Mando alemán creía que las figuras políticas claves británicas habían sido ‘mesmerizadas por las fuerzas del mal’. Supuestamente estas mismas fuerzas estaban tratando de matar a Hess porque era una de las pocas personas que sabían acerca de sus ‘poderes psíquicos secretos’. (The Daily Telegraph, 7 de abril de 2012). Naturalmente, las autoridades británicas llegaron a la conclusión de que el diputado estaba totalmente loco. De hecho, un exasperado oficial del Ejército implicado en su interrogatorio dijo que Hess debía ser llevado afuera y acribillado como un perro rabioso.

Al comandante Ian Fleming le entusiasmaba la idea de que a Crowley se le permitiera entrevistar a Hess en cautiverio. Esto parece haber sido sugerido a Fleming por Crowley en una carta fechada cuatro días después de la captura del nazi. En ella, la Gran Bestia dice: “Si es cierto que herr Hess está muy influenciado por la astrología y la magia, mis servicios pueden ser útiles al departamento [de Inteligencia Naval] en caso de que no esté dispuesto a colaborar” (Pearson 1966). Aunque el SIS afirmó que Crowley nunca enfrentó a Hess, se ha dicho que el MI5 había arreglado una entrevista entre ambos en uno de sus centros de interrogación. Esto supuestamente era en Latchmore House en Ham Common, Londres, un sitio utilizado por el MI5 para interrogar a los prisioneros de guerra alemanes y a los agentes secretos que querían exponer. (Spence 2008: 249).

La reacción del Partido Nazi a la “misión de paz” de Hess fue repudiar al funcionario y a sus acciones. Se alegó que estaba mentalmente trastornado y que había sido falsa y desastrosamente influenciado por astrólogos y ocultistas. Un informe publicado en el diario The Times el 14 de mayo de 1941, sin embargo, afirmaba que Hess en secreto había estado ofreciendo asesoría astrológica a Hitler. Algunos meses antes de su malogrado viaje a Escocia, el diputado supuestamente se había convencido a sí mismo – basándose en cálculos astrológicos – de que a pesar de las recientes victorias alemanas, Hitler estaba condenado. Por lo tanto Hess veía como un deber patriótico su intento de hacer la paz con el gobierno británico antes de que Alemania fuera derrotada. A pesar de su interés no oficial, el Tercer Reich siempre había tenido una relación oficial ambigua con el ocultismo y las sociedades secretas. Algunas semanas después de la misión fallida, una operación llamada ‘Aktion Hess’ fue lanzada por la Gestapo. Esta incluía la prohibición de espectáculos o conferencias sobre ocultismo, astrología, telepatía, clarividencia y espiritismo y muchos de sus practicantes públicamente conocidos fueron arrestados y terminaron en campos de concentración (Howe 1967: 192-193).

Otro ocultista que se supone estuvo involucrado o conectado con el caso Hess fue el difunto Cecil Hugh Williamson, el fundador del Museo de Magia y Brujería en Castletown, en la Isla de Man, que ahora se encuentra en Boscastle en el norte de Cornualles. Williamson había sido reclutado para el MI6 en 1938 por un amigo de su familia, el Mayor Edward Maltby, que casualmente era cuñado de la famosa ocultista Dion Fortune. Él fue descrito por un oficial del MI6 que lo conoció en la estación de tren de Varsovia en 1939, como un típico caballero inglés con su antigua corbata de Eton. Para ser un supuesto agente secreto, su “mercería distinguida” le hacía sobresalir llamativamente entre los campesinos polacos que bajaban el tren. (Smith 2010: 376).

El Mayor estaba a cargo de una sección del SIS creada para hacer frente a la inusual amenaza planteada por los grupos esotéricos y mágicos en Alemania y por los ocultistas del Partido Nazi. Williamson acordó trabajar para el MI6 como agente encubierto y antes de la guerra realizó varios viajes a Alemania haciéndose pasar por folclorista para recoger información. Cecil me contó que creía que la información que recogió al menos entre dos mil miembros del Partido Nazi interesados o involucrados en el ocultismo y la astrología ayudó a la operación del NID de Ian Fleming para atrapar a Rudolf Hess.

Cuando comenzó la guerra, Cecil Williamson fue adscrito a una unidad especializada de Ejecución de Operaciones Especiales (SOE) con sede en Woburn Abbey en Bedfordshire. Churchill había ordenado la formación de la SOE para trabajar con grupos de resistencia en la Europa ocupada por los nazis, y para organizar y participar en actos de subversión, sabotaje y asesinatos. Williamson trabajó inicialmente con Edward Maltby, que era entonces teniente coronel y asistente directivo de la sección de comunicaciones del MI6, el Servicio de Seguridad Radial para el cual trabajaba Lord Tregedar en Londres. El jefe inmediato de Williamson era un ex-periodista del Daily Express, Sefton Delmer, que dirigía la Ejecución de la Guerra Psicológica (PWE) que incluía la realización de propaganda ‘negra’. Delmer también había estado involucrado con Ian Fleming en la operación de Hess. El Dr Spence hace referencia a un enorme archivo destruido de inteligencia sobre “el uso de la astrología en la propaganda” y sugiere que Delmer estaba a cargo de los aspectos astrológicos del asunto (2008: 251). Otra posibilidad era que Sir Charles Hambro, asistente del director del SOE, había encargado a Louis de Wohl que suministrara los materiales que pudieran ser utilizados para la propaganda ‘negra’. También envió al astrólogo húngaro a América para realizar una gira de conferencias prediciendo la caída de la Alemania nazi en base a pronósticos astrológicos (Howe 1967: 210-213).

Una de las tareas de la PWE era manejar estaciones de radio de propaganda ‘negra’ que transmitían información falsa al Alto Mando alemán y noticias que minaban la moral de la tripulación de los submarinos alemanes que patrullaban el Atlántico. Williamson fue el encargado de controlar varias estaciones de radio estáticas y móviles ubicadas en el sur de Inglaterra, incluyendo el área de New Forest. Estas habían sido suministradas en secreto por el gobierno estadounidense y Williamson supervisaba las radios móviles operadas desde camiones del ejército. Dichos camiones estaban camuflados y se mantenían en movimiento todo el tiempo, por lo que no eran un objetivo tentador para la Luftwaffe. Estas unidades de radio transmitían una mezcla divertida de música estadounidense y británica de jazz y bailable intercalada con “noticias” que describían las perversas actividades sexuales y la corrupción financiera de la jerarquía nazi, y falsas predicciones astrológicas y profecías del vidente medieval francés Nostradamus acerca de la derrota alemana en la guerra (posiblemente suministradas al SOE por Louis de Wohl).

Una de las declaraciones más polémicas de Cecil Williamson relacionada con su trabajo durante la guerra fue la de su participación en un ejercicio de propaganda anti-Hitler, organizado conjuntamente por el SIS y el MI5 llamado Operación Muérdago, que puede o no haber incluido la participación de Crowley. Se supone que tuvo lugar en el bosque de Ashdown en Sussex y consistía en un ritual mágico falso. Su objetivo era convencer a los miembros que creían en lo oculto del alto mando alemán de que en Inglaterra había magos ceremoniales y brujas que estaban trabajando en contra de ellos. Supuestamente fueron reclutadas tropas canadienses para participar en la escenificación del ‘ritual’ como ‘magos’ con el uso de ‘túnicas’ improvisadas hechas de bolsas de arpillera y decoradas con símbolos de La Clavícula de Salomón. Se ha puesto en duda la veracidad del relato de Williamson y en parte por la participación de las tropas canadienses y no de las tropas británicas. Sin embargo un transmisor de radio con una torre alta de nombre en código ‘Aspidistra’ fue proporcionado por los militares de Estados Unidos y colocado en el bosque de Ashdown. Esta era parte de la labor de Williamson y un batallón de ingenieros canadienses con base local fue contratado para erigirlo.

Según un obituario de Cecil Williamson publicado en el diario The Daily Telegraph en 1999, también estuvo a cargo de una operación encubierta de la SOE en el territorio ocupado de Francia. Esto puede haber sido parte de su trabajo con el Servicio de Seguridad Radial ya que una de sus tareas era fabricar y suministrar pequeños radiotransmisores a los agentes de la SOE que trabajan con la Resistencia francesa. Hacia el final de la guerra, Williamson y la RSS eran parte de la Operación Fortaleza. Era un plan complejo y sofisticado para engañar a los alemanes de que la esperada invasión aliada se llevaría a cabo en la costa francesa del Paso de Calais en lugar del verdadero sitio de los desembarcos del Día D en Normandía. El trabajo de Williamson era transmitir mensajes falsos sobre maniobras militares preparativas en Essex, en lugar de las verdaderas maniobras en la costa sur de Inglaterra (Heselton 2012. Vol 2: 412-413).

Además de los ocultistas que trabajan en la inteligencia militar también había otros que estaban haciendo magia contra los nazis, sobre todo durante los primeros días de la guerra, cuando una invasión alemana era inminente y Gran Bretaña no estaba preparada. Un ejemplo famoso fue el ritual de Lammas en 1940 (o posiblemente una serie de rituales durante las lunas llenas desde la noche de Walpurgis hasta Lammas) llevado a cabo por el Coven (aquelarre) de New Forest y vívidamente descrito por Gerald Gardner. Él también afirmó que la brujas hereditarias locales del aquelarre le habían dicho que sus antepasados ​​hicieron rituales mágicos similares para detener a la Armada Española y la invasión de Napoleón a Inglaterra. (Heselton 2012. Vol 1: 240-252) Por cierto Cecil Williamson tenía conexiones familiares con New Forest y uno de los transmisores de RSS en tiempo de guerra estaba situado allí. Él me contó que en ese periodo había conocido a la iniciadora de Gardner, ‘Dafo’ (Edith Woodford-Grimes), y que también había conocido a otras brujas de la zona que no tenían nada que ver con el Aquelarre New Forest.

A las actividades anti-nazis de Dion Fortune y su Fraternidad de la Luz Interior durante la guerra se les ha dado el título de “la Batalla Mágica de Inglaterra” (véase Knight 1993). Según una carta de Geraldine Beskin, propietaria de la librería ocultista Atlantis en la Museum Street de Londres, publicada en la revista paranormal Fortean Times # 288 (mayo de 2012) en su opinión los rituales de Dion Fortune para proteger a Gran Bretaña de los nazis eran irónicos. Esto era debido a que su familia, los Firth de Sheffield, eran ‘los mayores productores mundiales de armamento’. Beskin dijo que en siglo XIX el acero de de la fundición Firth fue utilizado para la fabricación de todas las armas suministradas al gobierno británico. Bien puede ser irónico, pero ¿los rituales mágicos de Dion Fortune fueron sólo una extensión en otro nivel de los valiosos servicios que su familia había proporcionado al Imperio británico en el pasado?

Como se mencionó anteriormente, Dion Fortune tenía un vínculo matrimonial con el reclutador de Cecil Williamson del MI6, el Mayor Edward Maltby. Tanto él como otro agente del MI6, Anthony Daws, pertenecían a una logia mágica dirigida por Christine Hartley - una de las estudiantes de Fortune y su supuesta heredera hasta su ruptura -, y su compañero mágico, Charles Richard Foster ‘Kim’ Seymour. De manera interesante y tal vez altamente casual, el coronel Seymour, un irlandés que había servido en el ejército de la India, había participado en ‘acciones encubiertas’ en Irak durante la primera guerra mundial y trabajó como traductor de ruso, fue empleado por el Ministerio de Guerra para interceptar e investigar mensajes enemigos. Usando su conocimiento especializado, su trabajo incluía la investigación de los vínculos entre grupos ocultistas británicos y alemanes. Más tarde Seymour se unió al SIS y durante la guerra se convirtió en el jefe de la sección holandesa de la SOE (Jeffrey 2010: 544).

También hubo intentos de echar maldiciones a Hitler y otra vez Crowley estaba involucrado. En 1941 escribió Thumbs-Up: A Pentagram -a Pantacle to Win the War, que fue publicado de forma privada desde su hogar de entonces, en el 10 de Hanover Square – en un barrio elegante del West End de Londres -, y por la rama americana de la OTO en la ‘Abadía de Thelema’ de California. Incluía los poemas patrióticos de Crowley: England, Stand Fast!, Hymn for the American People y una maldición contra Adolf Shicklgruber – el verdadero nombre austríaco de Hitler.

También en 1941, el escritor, aventurero trotamundos y ocultista estadounidense William B. Seabrook fue contactado por un “aquelarre” de brujos aficionados de Washington pidiendo instrucciones sobre cómo fabricar un “muñeco mágico” contra Hitler. Su vocero Richard W. Tupper dijo a Seabrook que “ayudaría a pasar las noches” y quizá también alentaría a miles de personas a maldecir a herr Hitler. A Seabrook le encantó la idea ya que había cosechado mucha experiencia con los muñecos de brujas y las imágenes de cera antes de la guerra en Francia, Londres y Nueva York. También dijo algo interesante: “después de todo, Hitler fue quien inventó la guerra psíquica”.

Seabrook incluso proporcionó al señor Tupper y a sus brujos de Washington un embrujamiento adecuado que podrían utilizar al clavar alfileres en la efigie del líder alemán:

Islan, ven y ayúdanos,
Alfileres y agujas estamos clavando
En el corazón de Adolf Hitler,
Estamos clavando alfileres y agujas,
Alfileres y agujas clavando,
Los gatos rasguñarán su corazón,
Los perros lo morderán en la noche.

Islan, explicó Seabrook útilmente para aquellos que nunca habían oído hablar de él con anterioridad, era un dios pagano venerado en Europa Central durante la Edad Media.

La historia apareció en la edición de marzo de 1941 de la popular revista Readers Digest, que todavía se publica y a menudo se puede encontrar en los consultorios médicos y salas de espera de los dentistas. El 13 de mayo, coincidiendo con el anuncio en la radio americana de la captura de Rudolf Hess tres días antes, un lector del Digest llamado Fred W. Shultz escribió a la revista sugiriendo que el ‘muñeco Hitler’ debía ser producido en escala masiva. También se refería a una ‘negra’ llamada Katherine Durham que era antropóloga y había estudiado vudú en Haití, y señaló que la industria del cine estadounidense estaba haciendo películas educativas y de propaganda para el ejército de Estados Unidos.

Schultz decía en su carta que William Seabrook y Katherine Durham podrían combinar sus conocimientos de la “magia de la jungla” (sic) para escribir más conjuros y sugerir material adecuado para hacer un muñeco de Hitler. Añadió que la Walt Disney Corporation o el Sindicato Internacional de Trabajadores Textiles podrían diseñar, producir y vender un muñeco acompañado de instrucciones para maldecirlo. Disney también podría lanzar un cortometraje de dibujos animados de ‘cómo maldecir a Hitler’ para que la gente pudiera copiarlo. Schultz envió copias de su carta a Durham y a los estudios Disney en Hollywood. Se desconocen sus respuestas, pero nunca salió un muñeco Hitler al mercado.

Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial se comercializaron pequeñas figuras de Hitler que lo representaban agachado y con los pantalones bajados, y tuvieron éxito. Su trasero desnudo era un alfiletero y sin duda se podía utilizar como una imagen mágica para maldecir. Los alfileteros habían sido copiados de una imagen muy popular del ‘Kaiser Bill’ (el emperador Guillermo de Alemania) vendida durante la primera Guerra Mundial. Ejemplos de ambas figuras están en exhibición en el museo de la brujería de Boscastle.

Muñeco-alfiletero de Hitler


Además es posible que, detrás del telón, la inteligencia británica también participara en operaciones ocultistas más reales y serias que la Operación Muérdago. Una vez más, como en el evento en el bosque de Ashdown, rumores insustanciales vinculaban a Aleister Crowley con otro incidente. En abril de 1943 cuatro chicos que buscaban nidos de pájaros en el bosque de Hagley, en Warwickshire, descubrieron un esqueleto en un viejo olmo hueco. Se llamó a la policía y se estableció que los huesos eran los restos de una mujer de unos treinta años de edad. También se encontraron pedazos podridos de ropa, un par de zapatos y un anillo de boda barato. Al principio parecía que el esqueleto estaba completo, pero durante una investigación posterior se descubrió que le faltaba la mano derecha. Fue encontrada más tarde algunas yardas más allá del árbol. A partir de la evidencia forense y de un testigo que dijo que había oído gritos en el bosque, se creyó que los restos habían sido colocados en el árbol aproximadamente dos años antes.

Surgieron varias teorías sobre el incidente. Naturalmente la Dra. Margaret Alice Murray afirmó que era una señal de la reactivación de la antigua adoración a los árboles y un sacrificio humano a algún dios o espíritu arbóreo. Obviamente los medios recogieron esta teoría sensacionalista y de repente el esqueleto en el árbol se convirtió en una bruja o en una víctima de la brujería. Como es de esperar, los detectives que investigaban el caso eran los menos los convencidos por la teoría. El concepto del sacrificio en el árbol incidentalmente aparece en la nueva película de Robin Hardy The Wicker Tree, que es una secuela de la clásica película de terror de los 70s The Wicker Man. Unos ocho meses después del espeluznante hallazgo comenzaron a aparecer grafitis en las paredes y monumentos de Birmingham diciendo: “¿Quién puso a Bella en el olmo de las brujas?” y “Hagley Wood Bella”. A veces, su nombre era escrito como ‘Luebella’. Dichos garabatos públicos no aportaron nada, excepto que Bella era un nombre extraño y que sonaba a extranjero.





El escritor Donald McCormick se topó con el caso de ‘Bella en el árbol’ mientras investigaba el sangriento asesinato ritual de un anciano granjero llamado Charles Walton en el pueblo de Lower Quinton, también en Warwickshire en 1945. Supuestamente era otra víctima de sacrificio humano según el Dr. Murray, a pesar de su edad. También hubo rumores de que Crowley y algunos de sus discípulos de Cornwall y Midlands estuvieron involucrados en el asesinato. De hecho Walton era conocido localmente como un ‘hombre astuto’ y pudo haber sido asesinado porque alguien que temía a sus poderes. Más prosaicamente se sugirió que fue víctima de una disputa con un granjero local por un dinero que debía. McCormack, sin embargo, sugirió que ambos asesinatos estaban conectados con un renacimiento de la brujería en la región de West Midlands y Cotswolds en la época previa a la guerra. Al parecer un ‘astrólogo húngaro’ que trabajaba para la Inteligencia Británica había estado involucrado en la creación de varios aquelarres nuevos en la zona. Dado a que McCormick había trabajado para el SIS y más tarde escribió un libro sobre la historia del servicio secreto británico bajo el nom-de-plume ‘Richard Deacon’, bien pudo haber tenido algún conocimiento de primera mano para apoyar esta afirmación.

McCormick dice que si bien los aquelarres tradicionales de brujas establecidos antes de la guerra en Cotswolds eran auténticos, también eran parte de una operación de inteligencia para atrapar espías nazis. Afirmó que se habían lanzado agentes del Tercer Reich en paracaídas en Midlands provenientes de la ocupada Holanda en 1941, y que el MI5 había descubierto el plan. McCormick había conocido a un ex nazi que había pasado algún tiempo en Midlands durante la guerra y conocía a un agente alemán con una novia holandesa llamada Clarabella Dronkers. Coincidentemente en 1942 un holandés llamado Johannes Marinus Dronkers fue ejecutado por los británicos por espionaje.

Supuestamente, McCormick entonces descubrió por parte de un informante en Holanda que conocía a Clarabella, que ella había sido miembro de la resistencia holandesa, por lo que probablemente habría tenido contactos en la SOE. Sin embargo sus colegas en la resistencia sospechaban que Clarabella era una agente doble trabajando para los alemanes. Ella también estaba interesada en la astrología y el ocultismo y poseía una “liga de bruja” hecha de piel de serpiente. Es cierto que dos paracaidistas alemanes aterrizaron y luego desaparecieron en la zona Hagley Wood en 1941.

En 1953, un reportero de un periódico local en Wolverhampton fue contactado por una tal ‘Anna’. Ella afirmó que la mujer apodada ‘Bella’ había sido asesinada porque sabía demasiado sobre una red de espionaje pro-nazi, cuyos miembros incluían a un oficial de la RAF que era un traidor. Según la informante, quien afirmó haber conocido a ‘Bella’, ella había entrado ilegalmente a Inglaterra desde Holanda y se había involucrado en el espionaje. Al igual que el asesinato de Walton, el caso nunca fue resuelto y misteriosamente, de manera muy sospechosa, tanto el esqueleto de ‘Bella’ como su ropa subsecuentemente “desaparecieron” (Newman 2009: 85 y McCormick 1968).

Pareciera que hay una gran cantidad de evidencia de actividades ocultistas durante la Segunda Guerra Mundial que involucraban a agentes secretos, magos y nazis. Los vínculos entre los ocultistas y la comunidad de inteligencia no se limitaron a la guerra. Detrás del Caso Profumo en 1963, que casi llevó a la caída al gobierno conservador, hubo un fuerte elemento ocultista que fue encubierto. El escándalo implicaba a políticos, orgías de la alta sociedad, prostitutas, el MI5 y espías rusos. Al menos dos de las principales figuras en el asunto eran practicantes de lo que la prensa sensacionalista llamaría “magia negra”. En tiempos más recientes la CIA y la KGB han empleado clarividentes, han realizado investigación científica sobre el uso de los poderes psíquicos para el espionaje y la guerra, y también han conducido experimentos de control mental. Si los rumores y filtraciones son ciertos, como dijo Cecil Williamson sobre la brujería antigua, esto todavía continúa incluso hoy en día.



Agradecimientos: a Levannah Morgan y Graham King por la información sobre ‘Hexing Hitler’, y a Paul Busby por la investigación sobre Lord Tregadar y sus actividades ocultas.

Bibliografía y referencias: Andrew, Christopher. The Defence of the Realm: The Authorized History of MI5 (Allen Lane 2009), Jeffrey, Keith. MI6: The History of the Secret Intelligence Service 1909-1949 (Bloomsbury 2009), Heselton, Philip. Witchfinder: A Life of Gerald Gardner Vols. 1 y 2 (Thoth Publications 2012), Howe, Ellic. Urania’s Children: The Strange World of the Astrologers (William Kimber 1967), Knight, Gareth y Fortune, Dion The Magical Battle of Britain (Golden Gate Press 1993), McCormick, Donald. Murder by Witchcraft (Arrow 1968), McGinty, Stephen. Camp Z: The Secret Life of Rudolf Hess (Quercus 2011), Newman, Paul. Under the Shadow of Meon Hill: The Lower Quinton & Hagley Wood Murders (Abraxas Publications 2009), Pearson, John. The Life of Ian Fleming (Companion Books 1966), Picknett, Lynn. Prince, Clive. y Prior, Stephen. con Brydon, Robert. Double Standards: The Rudolf Hess Cover-Up (Little Brown & Company 2011), Rankin, Nicolas. Ian Fleming’s Commandos: The Story of 30 Assault Unit (Faber 2011), Smith, Michael. Six: A History of Britain’s Secret Intelligence Service; Part One – Murder and Mayhem 1909-1939 (Dialogue 2010), Spence, Dr Richard. Secret Agent 666: Aleister Crowley, British Intelligence and the Occult (Feral House USA 2008), y Tsarev, Oleg y West, Nigel. The Crown Jewels: The British Secrets at the Heart of the KGB Archives (New Haven/Yale University Press 1999).