Las
Aventuras Goéticas de Benvenuto Cellini
Fragmento
de Geosophia, de Jake Stratton-Kent
Traducción:
Mazzu
Compuse
cierta obra en la que ensayé el secreto de los secretos, en la que los he
conservado ocultos, y también en ella he escondido todos los secretos de las
artes mágicas de todos los maestros; todos los secretos o experimentos, es
decir, de estas ciencias que de alguna manera valen la pena ser cumplidos.
También los he escrito en esta Clave, de modo que, como una llave abre un
tesoro, esto puede abrir el conocimiento y comprensión de las artes y ciencias
mágicas.
El
Verdadero Grimorio
Los
manuales mágicos antiguos son razonablemente numerosos, aunque tal vez la
mayoría de los más conocidos son en parte compilaciones o reconstrucciones
basadas en los escritos de comentaristas eruditos sobre obras más antiguas y
raras. A pesar de esta disponibilidad, a veces es bastante difícil obtener una
imagen clara de cómo eran en realidad las ceremonias mágicas en el período
entre 1200 y 1750 d.C. Curiosamente, hay un texto olvidado pero extremadamente
útil mediante el cual se puede eliminar esta oscuridad y disipar algunos
conceptos erróneos modernos. Un testimonio muy completo de las ceremonias
mágicas del período medieval y renacentista está contenido en la viva y muy
entretenida autobiografía La Vida de Benvenuto Cellini. Las citas que
siguen proporcionan toda la información que Cellini suministró. (…)
No
es necesario dudar de la realidad de la participación de Cellini en los
rituales descritos. El suyo era un espíritu tempestuoso y desinhibido para el
que la acción era una segunda naturaleza y el disimulo un extraño.
Ocurrió
que por virtud de una serie de circunstancias llegué a entablar conocimiento
con un sacerdote de Sicilia, hombre de genio muy versado en el estudio de los
autores griegos y latinos. Cierto día que la conversación recayó en las artes
de la necromancia, le dije que tenía vivos deseos de ver algo de tales cosas y
que siempre me había aguijoneado la curiosidad de conocer los misterios del
aludido arte. El cura me contestó que para entrar en esos dominios era
necesario tener un ánimo resuelto y emprendedor que acometiese con firmeza la
investigación, y como yo le replicase que no carecía de valor ni de resolución
para aprovechar la primera oportunidad propicia, dijo: sí efectivamente
tenéis valor para hacer un ensayo, yo os proporcionaré la ocasión. En
consecuencia, acordamos intentar la aventura.
Este encuentro tuvo lugar en 1535, fecha
significativa en la historia de la magia por ser el año de la muerte de
Cornelius Agrippa. Esto fue dos años después de la primera publicación completa
de su Filosofía Oculta y cinco años después de la publicación de De
la Incertidumbre y Vanidad de las Ciencias. También fue treinta años antes
de la publicación del más práctico Cuarto Libro de Filosofía Oculta. Con
respecto a este último libro, todavía reina la controversia sobre si Agripa lo
escribió o no; en verdad, se afirma que sólo algunas partes fueron escritas por
él, y al menos es posible que así fuera. En la época de la experiencia de
Cellini, algunos de estos escritos habían estado circulando en manuscrito durante
algún tiempo, y ciertamente podrían haber sido consultados por los héroes de
esta narración. En cualquier caso, como se verá, las variedades de magia
ceremonial que describen estos escritos eran en efecto de uso contemporáneo. Es
de suma importancia señalar que este nigromante siciliano, al igual que
Agrippa, no era ajeno a la literatura clásica. Tal familiaridad es usualmente
subestimada en los grimorios, y aún más por lectores modernos
sobreinfluenciados por las interpretaciones cabalísticas. En realidad,
practicar la magia influenciada por el pasado pagano era muy sospechoso (‘leer
griego es volverse hereje’), por lo que dicha influencia solía disimularse o
desautorizarse; sin embargo, su presencia e influencia eran muy fuertes.
Teniendo en cuenta este trasfondo clásico, la ubicación del experimento
nigromántico es bastante apropiada:
El
cura me indicó la noche designada, indicándome que podían venir conmigo dos
compañeros. Invité a Vicenzio Romoli, un íntimo amigo mío, quien vino
acompañado de un habitante de Pistoya, persona acostumbrada a practicar los
trabajos de la magia negra. Nos reunimos en el Coliseo y el cura, siguiendo la
costumbre de los nigromantes, comenzó a trazar en tierra varios círculos,
ejecutando al efecto las ceremonias más imponentes. Había llevado consigo
asafétida, diversos perfumes preciosos, fuego y también algunos compuestos que
esparcían infectas miasmas. Dispuesto todo de manera conveniente, abrió un paso
en el círculo y habiéndonos cogido unos a otros de la mano, ordenó el cura al
otro nigromante que se preparara a echar los perfumes en el fuego en la
oportuna ocasión, dejando a su cuidado el de que no se extinguirse la lumbre y
de continuar arrojando a ella drogas hasta concluir la ceremonia. Entonces
comenzaron las conjugaciones
La
naturaleza elaborada del círculo no es pista suficiente para que podamos
determinar qué texto estaba usando el nigromante. En esta fecha, bien podría
haber sido un círculo del Heptameron que estaba disponible en Italia
desde 1496, y probablemente antes en forma de manuscrito. El Heptameron
establece reglas para dibujar círculos que son detalladas y elaboradas, pero no
hay una indicación sólida en el texto de que esta fuese la forma utilizada. La
insistencia en un compañero es típica de La Clavícula de Salomón, sin
embargo el uso que se hace de la asafétida más adelante en este rito es
bastante diferente al de la Clavícula. De particular interés para mí es
el uso aparente de un solo fuego que parece haber sido de tamaño razonable,
incluso sustancial. Esto concuerda con textos como el Grimorium Verum y
el Gran Grimorio. A menudo se supone que son semi-espurios y de fecha
tardía, pero de hecho preservan tradiciones auténticas que no se encuentran en
la Clavícula ni otros grimorios abiertamente demoníacos. Por otro lado,
el Heptameron recomienda un solo incensario, también descrito como
fuego. Sin embargo, el uso de múltiples perfumes también se asemeja al Grimorium
Verum, aunque difiere del Heptameron que atribuye un único perfume a
cada día de la semana. A juzgar por las descripciones y la ilustración
ocasional de varios grimorios, este fuego o incensario único tenía la forma de
lo que hoy en día llamaríamos brasero. Es de destacar que el Grimorium Verum
y otros grimorios franceses tardíos conservan uniformemente esta
característica.
Este
asunto duró hora y media aproximadamente, cuándo aparecieron varias legiones de
demonios, en tan enorme cantidad, que vimos lleno todo el Coliseo. Yo estaba
ocupado con los perfumes, cuando percatándose el cura de que allí estaba un
gran número de espíritus infernales, volvióse hacia mí para decirme: Benvenuto,
¿queréis pedirles algo?. Yo repuse: sí, que me transportan al lado de mi
querida, la siciliana Angélica. Aquella noche no tuve ninguna respuesta,
pero dejóme contento mi propósito de haber llevado a tales límites la
satisfacción de mi curiosidad
“Este
asunto” evidentemente alude a la construcción del círculo y al repertorio de
conjuros. El ceremonial moderno es a menudo más abreviado y, digamos, menos
efectivo. Un ritual preliminar de destierro y las invocaciones prescritas por
los magos del siglo XIX podrían tomar la mitad de este tiempo.
Nótese
también que no hay absolutamente ninguna mención de ningún triángulo de
manifestación fuera del círculo. Este complemento de las evocaciones
probablemente no sea una característica constante de los grimorios. En su forma
moderna, deriva de la mención de Weyer, elaborado en la Goecia de Salomón,
y dado por sentado por la mayoría de los magos modernos. El hecho de que no
serviría de nada si aparecieran legiones de espíritus, siendo lo
suficientemente grande para una identidad de tamaño humano como mucho, más bien
milita en contra de su utilidad en algunas concepciones de los procedimientos
mágicos.
El
mago me dijo que necesitábase que volviésemos otra vez, asegurándome que
quedarían complacidos mis deseos, pero que necesitábase que llevara un niño
puro y de inmaculada inocencia. Cumpliendo el mandato, llevé a un muchacho de
12 años que tenía mi servicio, a Romoli, mi acompañante de la primera vez, y a
Agnolino Guiddi un amigo de confianza a quién escogí también para que asistiera
a la ceremonia
Este
empleo de un niño clarividente es típico de muchas operaciones en los papiros.
Esto evolucionó hasta convertirse en el Arte del Armadel, un
procedimiento muy influyente que se incorpora en muchos grimorios importantes.
Un comentario detallado sobre este tipo de operación se puede encontrar en mi
edición de El Verdadero Grimorio. Aquí sólo es necesario decir que el
rito es indudablemente antiguo, proporcionando una clara evidencia de los
precursores precristianos de los grimorios.
Cuando
llegamos al lugar elegido, el cura verificó las operaciones preliminares
descritas y algunos exorcismos de más enérgico poder aún, y nos situó dentro
del círculo, esta vez trazado con arte más poderoso y de manera más solemne que
la primera ocasión. Entonces, habiendo dejado el cuidado de la lumbre y los
perfumes a mi amigo Vicenzio con la ayuda de Agnolino, el evocador puso en mis
manos un pentáculo, mandándome a que lo volviese hacia el lugar que me
indicaría, y de modo que el niño quedase debajo del cuadro
Este
uso del pentáculo es importante, Los detalles de su construcción o apariencia
están presentes en muchos grimorios pero sin instrucciones claras sobre su uso.
En El Verdadero Grimorio se recomienda que dicho pentáculo se coloque en
los cuatro puntos cardinales. En La Clavícula de Salomón, el mago debe
usar otros pentáculos debajo de un velo y mostrarlos a los espíritus cuando
haya necesidad. El procedimiento aquí parece combinar ambos enfoques, y refleja
las tradiciones más antiguas con respecto a un Sello o Pentáculo de Salomón. La
forma en la Clavícula es probablemente tardía, con numerosos pentáculos
complejos y especializados reemplazando la forma ubicua de un único Pentáculo
de Salomón.
El
mago principió a hacer sus terribles evocaciones. Llamó por su nombre a una
multitud de diablos que eran los jefes de distintas legiones y les habló
evocando el poder de Dios, eterno e increado que nunca dejará de existir. Todo
esto en los idiomas hebraico latino y griego. Tal fue el efecto de la
conjuración, que en un instante se llenó el Coliseo de diablos, reunidos en
mayor número que la primera vez. Mientras Romoli, ayudado por Agnolino, quemaba
una considerable porción de los preciosos perfumes, yo insistí en mi deseo de
ser llevado a Angélica siguiendo las indicaciones del cura. Sabed – dijo
volviéndose hacia mí – que han manifestado que antes de un mes os
encontraréis al lado de dicha persona. En tales instantes de la operación
me hizo saber que me mantuviera sereno y firme porque las legiones que habían
acudido sobrepasaban en más de 1000 al número de las que llamara, perteneciendo
las venidas a las especies más terribles por añadidura, y que lo conveniente
era toda vez que hubiera contestado a mi pretensión, ver de despedirlas con
suma bondad para que se fueran marchando tranquilamente
La
frase ‘el poder de Dios, eterno e increado’ tiene cierta semejanza con el texto
llamado Ars Notoria, mientras que una expresión similar ocurre en la Clavícula;
sin embargo, el término puede ser general. Es bastante claro que los espíritus
respondieron a la pregunta del nigromante, y a pesar de estar aterrorizado, estaba lo suficientemente
preparado para lidiar con ellos sin amenazas ni maldiciones.
Había
un millón de feroces enemigos que empeñábanse en exterminarnos y cuatro
gigantes armados, de enorme estatura, bregaban para romper nuestro círculo de
defensa. Mientras tanto, el evocador temblaba de miedo y por sus maneras suaves
y amables quería despedirlos del mejor modo que pudiera. Romoli cumplía su
cometido tiritando también de espanto, y aunque yo era víctima de un terror que
superaba al de mis compañeros, procuraba no demostrarlo, contribuyendo así
eficazmente a infundir valor a los demás. De todos modos, me consideraba hombre
perdido al contemplar el lívido rostro del evocador. El muchacho metió la
cabeza entre las rodillas y me dijo: yo moriré en esta postura, porque es
seguro que todos vamos a fenecer. Le contesté que los demonios estaban a
muy grande profundidad de nosotros y que aquellos que veía sólo eran humo y
sombras. Le ordené que recobrará la serenidad y que levantará la cabeza. En el
acto de obedecerme exclamó: ¡Todo el coliseo es pasto de las llamas y el
fuego viene a nosotros! Y cubriéndose los ojos gritó que esta desgracia era
inevitable y que no quería verlo llegar
La
posición del niño vidente debajo del pentáculo es interesante, subraya la
naturaleza protectora del símbolo y, además, sugiere que Cellini giró el
pentáculo en esta dirección en lugar de apuntarlo a los distintos cuadrantes.
La impresión creada por estas referencias implica que el pentáculo era de un
tamaño bastante grande, probablemente requiriendo sostenerlo con ambas manos.
El pentáculo se hacía con el pergamino virgen sobre el que se pone gran énfasis
en muchos grimorios. El lector debe tener en cuenta su lugar central en tal
magia, y que el pergamino se obtenía de una cabra o un cordero sacrificados.
Este objeto talismánico vital tiene insospechadas raíces viejas en la
antigüedad remota.
Como
señalan Skinner y Rankine, los cuatro gigantes enormes, que no pueden haber
estado reunidos en un solo punto, bien pueden representar los Cuatro Reyes del
los Puntos Cardinales que se mencionan con frecuencia en los textos goéticos.
En medio de la ceremonia, Cellini declaró que los espíritus son inferiores a los
humanos, quienes según las sagradas escrituras tienen un lugar especial en la
dispensación de Dios. En contexto, esto suena a vanagloria, un artefacto para
inspirar coraje en lugar de una declaración de convicción.
El
mago me dio ánimos para que me serenarse y me cuidara de quemar los perfumes
oportunos, a lo que, volviéndome hacia Romoli, le dije que echara al fuego los
perfumes más excelentes. A la vez, fijé la vista en Agnolino, quién estaba tan
aterrado que apenas si se daba cuenta de lo que acontecía. Viéndole en tal
situación, le dije: Agnolino, en estas circunstancias un verdadero hombre no
demuestra temor y, al contrario, no perdona modo de prestar ayuda; adelante
pues, y echa un manojo de asafetida al fuego. Agnolinio, al momento de
moverse, largó un trompeteo flatulento con tal abundancia de excremento que
resultó más poderoso que la asafétida. Al oler la pestilencia, el niño se
atrevió a alzar la vista, y viéndome reír, cobró ánimos diciendo entonces que
ya veía huir a los demonios
El
uso de asafétida como agente de destierro no es de ninguna manera desconocido,
pero es necesario distinguir su uso en esta manera de los procedimientos tanto
de la Clavícula de Salomón como de la Goecia de Salomón En ambos
textos la asafétida se utiliza como último recurso como parte de un método para
obligar a los espíritus reacios a aparecer. Aquí el uso de olores apestosos se
emplea con demasiada claridad para desterrar los espíritus.
Así
continuamos hasta que empezaron a sonar las campanas de los maitines. El muchacho
solo vio algunos diablos y a mucha distancia, y en tanto que el mago finalizaba
la ceremonia, se quitaba las vestiduras y comenzábamos a empaquetar un gran
montón de libros que había traído, todos
salimos del círculo junto a él, acurrucándonos uno junto al otro;
especialmente el muchacho, que estaba colocado en el medio, y había agarrado al
nigromante por su túnica y a mí por mi capa; y continuamente mientras íbamos
hacia nuestras casas cerca de la Rivera, no dejaba de decirnos que dos de esos
espíritus que había visto en el Coliseo iban dando brincos frente a nosotros, a
veces saltando por los techos y a veces por el suelo.
Los
maitines pueden representar la medianoche o el amanecer. Es muy interesante que
el nigromante tenga un paquete de libros, en lugar de un solo grimorio. Esto
explica muchas características de este rito, como los conjuros en diferentes
idiomas. Algunos magos modernos tienen una tendencia al purismo, tratando
grimorios específicos como “cosas en sí mismos”. Este rechazo a lo ecléctico en
cualquier combinación práctica o teórica de fuentes contrasta fuertemente con
el método de este auténtico mago renacentista.
Nuestro
nigromante evidentemente ha realizado los necesarios ritos de destierro (la
licencia para partir), pero a pesar de esto, aún quedan espíritus al salir del
círculo. Esto contrasta fuertemente con el consejo habitual de los grimorios de
estar absolutamente seguros de que los espíritus se han marchado antes de
abandonar el círculo. Presumiblemente, los espíritus juguetones que acompañaban
el viaje de regreso a casa fueron considerados de un orden menos feroz. Desde
otra perspectiva, las visiones posteriores a los rituales de este tipo son de
esperar, el consejo contrario de los grimorios es quizás un poco mecanicista.
El
nigromante dijo que aunque a menudo entraba en círculos mágicos, nunca había
encontrado una aventura tan grande como esta. También trató de persuadirme para
que consintiera en unirme a él en la consagración de un libro, por medio del
cual obtendríamos una riqueza inconmensurable, ya que podríamos llamar a los
demonios para que nos mostraran algunos de los tesoros de los que la tierra
está llena, y que por ese medio deberíamos llegar a ser muy ricos; y que las
aventuras amorosas como la mía eran vanidades y locuras sin importancia. Le
respondí que si supiera latín estaría muy dispuesto a hacer tal cosa. Sin
embargo, continuó persuadiéndome, diciendo que el latín no me serviría de nada,
y que si lo deseaba podría haber encontrado muchas personas bien instruidas en
latín; pero que nunca había encontrado a nadie con un coraje tan sólido como el
que yo tenía y que debía atender a su consejo. Con estas discusiones llegamos a
nuestras casas y cada uno de nosotros soñó con demonios durante toda esa noche.
Como teníamos el hábito de reunirnos a diario, el mago seguía instándome a
emprender la empresa. En consecuencia, le pregunté qué tiempo tardaríamos y
adónde deberíamos ir. A esto contestó que en menos de un mes podríamos concluir
la labor, y que el lugar más adecuado para él era en las montañas de Nursia; un
maestro suyo había consagrado un libro de este tipo más cerca de Roma, en un
lugar llamado Badia di Farfa; pero se había encontrado con algunas dificultades
que no ocurrirían en las montañas de Nursia; los campesinos nursianos son
personas confiables, y tienen cierta práctica en tales áreas, de modo que
pueden, cuando sea necesario, prestar una valiosa ayuda.
Como
se verá más adelante, la ubicación de la que habla el nigromante es un foco
importante de las supervivencias paganas y las tradiciones folclóricas. Estos
son de gran interés en sí mismos. El hecho de que no estuvieran completamente
separados de la magia judeocristiana de los grimorios, que eran territorio de
un clero letrado, es particularmente significativo. Con demasiada frecuencia se
supone que la magia de los grimorios refleja sólo la magia cristianizada
clerical clandestina, adaptación de técnicas de exorcismo, etc. A menudo se
hace una distinción arbitraria entre la magia popular y esta especie
eclesiástica. Tal distinción conduce a argumentaciones circulares, donde los
textos mágicos que se desvían de la definición se denominan pseudo-grimorios.
En realidad, tales elementos folclóricos están presentes en mayor o menor grado
en la mayoría de grimorios; Aquellos que lo enfatizan más que otros pueden ser
más representativos en lugar de ser menos.
Este
cura nigromante me conmovió tanto con sus persuasiones que estaba bien
dispuesto a la tarea, pero dije que quería primero terminar esas medallas que
estaba haciendo para el Papa. Le confié lo que estaba haciendo solo a este
hombre, rogándole que lo mantuviera en secreto. Al mismo tiempo, le pregunté si
creía que iba reunirme con mi Angélica siciliana en el momento indicado; porque
el tiempo se acercaba, y me parecía una cosa singular que no había oído nada de
ella. El nigromante me aseguró que seguramente iba yo a encontrarme donde ella
estaba, porque los espíritus nunca fallan, cuando hacen promesas como lo habían
hecho entonces; pero que tendría que mantener los ojos abiertos, y estar en
guardia contra la desgracia que pudiera ocurrirme en ese sentido, y ponerme
freno para soportar algo de mi inclinación, porque él previó un peligro
inminente en ello; Bien sería para mí si fuera con él a consagrar el libro, ya
que esto evitaría el peligro que me amenazaba, y nos haría afortunados a los
dos …
Aquí
terminan las aventuras de Cellini con el nigromante. Un gran peligro le
alcanzó, como predijo el nigromante, y al huir de la ciudad, en consecuencia,
se reunió inesperadamente con la Angélica siciliana dentro del tiempo asignado.
Dado que el nigromante nunca volvió a aparecer, sólo se puede suponer que se
había ido a Nursia en ausencia de Cellini. Es una lástima que el artista no
acompañara al nigromante a Nursia para consagrar el Libro de los Espíritus y
compartir esa aventura con nosotros.